El valor del ejemplo en la formación transversal de los estudiantes de medicina y médicos en formación

Dr. Juan Antonio Vargas, jefe de estudios del Hospital Universitario Puerta del Hierro Majadahonda. Catedrático de Medicina de la UAM

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Anuario iSanidad 2022
Dr. Juan Antonio Vargas, jefe de estudios del Hospital Universitario Puerta del Hierro Majadahonda. Catedrático de Medicina de la UAM
La formación de un médico es un proceso dinámico que se inicia en la facultad, continua en el período de formación especializada y se mantiene durante toda la vida profesional. Esta formación se sustenta en la adquisición de competencias de forma progresiva, de una forma tutelada durante el grado e inicio de la formación especializada, pasando a una adquisición progresiva de creciente responsabilidad y continuando con la autonomía de criterios del profesional formado. En este contexto, la adquisición de competencias por parte de los médicos es un proceso longitudinal en el tiempo, por el cual el profesional va utilizando de forma eficaz conocimientos, habilidades, actitudes y buen juicio, en todas las
situaciones que se le presentan.

El reciente Real Decreto 589/2022 regula la formación transversal de las especialidades en Ciencias de la Salud, poniendo en valor la importancia que tiene la adquisición de determinadas competencias, principalmente de tipo actitudinal, necesarias para el pleno ejercicio, independientemente de la especialidad elegida. Estas competencias transversales deben ir adquiriéndose durante la formación de grado para ser incorporadas a su actividad durante el período de formación especializada y mantenerlas durante su ejercicio profesional.

Las formas de actuar que los estudiantes observan en los médicos influyen decisivamente en su estabilidad de carácter y en su desarrollo competencial 

Competencias como son los principios y valores del Sistema Nacional de Salud, la bioética, los principios legales del ejercicio profesional, la seguridad de paciente y profesionales, la comunicación clínica, el trabajo en equipo, la metodología de la investigación, el uso racional de los recursos o la capacitación digital, deben ser adquiridas de forma longitudinal en el tiempo y su aprendizaje se inicia desde la facultad de medicina. Todas estas competencias transversales dan un sentido propio a la profesión de médico y, en gran medida, se transmiten con el ejemplo. Las formas de actuar que los estudiantes y médicos en formación observan en los médicos que se encargan de su formación van a influir decisivamente en su estabilidad de carácter y en su desarrollo competencial en habilidades de actitud y profesionalismo

Los estudiantes de medicina y los médicos más jóvenes aprenden a saber ser y estar como médicos con lo que ven hacer a sus mayores, con lo que ven y escuchan a la cabecera del paciente, en las sesiones clínicas, en los pasillos de un hospital o de un centro de salud. En numerosas ocasiones se habla de aprendizaje por ósmosis de las habilidades clínicas, pero posiblemente sea más determinante en el aprendizaje de las competencias de actitud y comportamiento con los pacientes, con las familias, con
los compañeros, con los profesionales sanitarios y no sanitarios en su conjunto.

El médico en formación necesita del ejemplo de sus compañeros, de la madurez del grupo, del conjunto de normas y costumbres que definen la identidad moral del grupo

El médico en formación para llegar a serlo y el que ya lo es para seguir siéndolo necesita del ejemplo de sus compañeros, de la madurez del grupo, del conjunto de normas y costumbres que definen la identidad moral del grupo. El buen ejemplo influye de forma decisiva en el médico en formación, así como el mal ejemplo o la ausencia de este. Con el buen ejemplo se transmite compromiso, estudio, investigación, capacidad de adaptación, empatía, innovación y todo ello en beneficio del paciente.

El mal ejemplo solo transmite cinismo y negativismo, obligando al médico en formación a discernir de forma individual entre lo que está bien y lo que es inaceptable desde el punto de vista ético. En esta transmisión de valores y actitudes tenemos una enorme responsabilidad los responsables en formación, los tutores, los mayores en su conjunto. Sin duda, el valor del ejemplo nunca estará bien ponderado, es un intangible y pertenece al curriculum oculto de muchos profesionales, que sin recibir nada a cambio ofrecen lo mejor de sí mismos a sus compañeros más jóvenes. 

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