Dr. Fernando Mugarza, director de desarrollo corporativo y comunicación (Fundación IDIS)
Estamos en la era digital, algunos dirán que en el vestíbulo en los comienzos de lo que puede llegar a ser; y sin duda tienen razón, pero incluso en este preámbulo de lo que nos depara el futuro es del todo anacrónico la carga burocrática que soportan los facultativos en sus consultas. Un tiempo que, por otra parte, y debido a la presión asistencial, se retrotrae del ejercicio puro y duro de la medicina, algo que va en detrimento del propio paciente, quien precisa del tiempo suficiente y necesario para una adecuada atención, no solo en el plano puramente de la dolencia que le aqueja, sino en el ámbito emocional de cómo le afecta y repercute en su vida diaria y en su relación con los demás, trabajo, entorno familiar y social, etc.
Entre el 40% y el 80% de la información proporcionada por los profesionales de la salud es olvidada completamente
Un estudio realizado por el departamento de psicología del “Allegheny College” (Pensilvania, Estados Unidos) encontró que entre el 40% y el 80% de la información proporcionada por los profesionales de la salud es olvidada completamente; los investigadores observaron que este hecho tenía un impacto negativo en la comprensión del paciente y por lo tanto en la adherencia y persistencia con los tratamientos interpuestos, así como en los resultados alcanzados, con el consiguiente efecto añadido en los recursos asignados (visitas a urgencias, duplicidad de pruebas y consultas, etc.). Por otro lado, el estrés generado por la noticia de una afección que puede entrañar gravedad o cronicidad, puede provocar estrechamiento de la atención y del aprendizaje dependiente del estado.
La entrevista médica es el evento fundamental en la relación médico-paciente, y para que esta sea adecuada los expertos apuntan algunas claves, entre las que se encuentran: el tiempo dedicado a la entrevista, la accesibilidad y las cualidades apropiadas del médico (humanidad, escucha, empatía, competencia clínica y capacidad de comunicación).
La Organización Mundial de la Salud ha recomendado una media de veinte minutos como mínimo para realizar una consulta médica
Las quejas de buena parte de los pacientes en relación con sus citas y consultas médicas se pueden resumir en una frase: “un tiempo de espera demasiado largo y un tiempo de consulta demasiado corto”; a su vez, los profesionales sanitarios ponen el acento en la sobrecarga asistencial con agendas abultadas y rígidas y en el exceso de burocracia que han de asumir y soportar.
Muchas han sido las reivindicaciones para disponer de tiempo suficiente con el paciente y muchos son los plazos y duración reflejados como aconsejables y convenientes. Como referencia, teniendo en cuenta las particularidades de cada especialidad y momento asistencial, la Organización Mundial de la Salud ha recomendado una media de veinte minutos como mínimo para realizar una consulta médica.
Nuestro país, además de otros graves problemas de nuestro Sistema Nacional de Salud, sufre la dificultad más que evidente en equidad respecto de la innovación y en el acceso al sistema, los tiempos son dilatados y las listas de espera muy abultadas, tanto en atención primaria, como en consulta de especialista y también en cirugía. Este hecho viene agravado por las consecuencias de la masificación y la falta de recursos en su más amplio sentido, lo cual incide negativamente en un incremento en la rapidez y duración de las consultas en las que además el profesional ha de soportar el creciente peso de la burocracia.
En este contexto de masificación y plétora creciente asistencial solo cabe una propuesta combinada, descargar al facultativo de tarea burocrática, aliviar la presión asistencial utilizando todos los recursos públicos y privados e incentivar al profesional sanitario
Hoy en día, y en términos de resultados sanitarios, no solo deberíamos contemplar los tiempos de espera desde un punto de vista cuantitativo, sino que tendríamos que tener en cuenta la calidad de la entrevista y la calidez aplicada a la misma desde el punto de vista puramente emocional (experiencia de paciente). La psique y las emociones juegan un papel fundamental en el resultado del tratamiento y en el pronóstico del paciente.
En este contexto nada conveniente de masificación y plétora creciente asistencial solo cabe en mi opinión una propuesta combinada, descargar al facultativo de tarea burocrática, aliviar la presión asistencial utilizando todos los recursos disponibles que ofrece el sistema, públicos y privados, e incentivar al profesional sanitario adecuadamente poniendo también una especial atención en la vertiente emocional de la consulta médica, tratando de que el sistema se adecúe al paciente y no al revés, esperando que el paciente se amolde a todas las circunstancias que le ofrece el mismo en cada momento y situación.
