El 20% de los pacientes con dolor neuropático oncológico presentan dolor intenso a diario

Este dolor repercute de forma negativa en la vida del 43% de los pacientes españoles que lo padecen

seguridad-del-paciente

Pablo Malo Segura
La prevalencia del dolor oncológico en pacientes que están en tratamiento activo del cáncer se sitúa entre el 24-60%, aumentando al 62-86% en pacientes con casos más avanzados. Además, el dolor persiste hasta en un 33% de los pacientes que completan su tratamiento. Hay diferentes tipos de dolor oncológico: dolor nociceptivo, dolor neuropático, dolor mixto y dolor irruptivo. El dolor neuropático oncológico (DNO) es uno de los más frecuentes, con una prevalencia del 19% y se produce como consecuencia del tumor, el tratamiento (postquirúrgico o después de la quimioterapia o radioterapia) o una enfermedad concomitante como la neuropatía diabética.

Se calcula que el 30% de las visitas a urgencias de pacientes oncológicos están relacionadas con el dolor

Un 31% de los pacientes con dolor oncológico no reciben el tratamiento adecuado. Además, la mitad de estos pacientes considera que no se prioriza la calidad de vida en sus planes de tratamiento. Tratar de forma inadecuada el dolor provoca un aumento de las hospitalizaciones evitables. Por ello, es esencial para el tratamiento realizar una evaluación, control y gestión eficaz del dolor oncológico. Se calcula que el 30% de las visitas a urgencias de pacientes oncológicos están relacionadas con el dolor.

Impacto en la calidad de vida del dolor neuropático oncológico

El aumento de supervivencia de los pacientes oncológicos debido a los avances en el diagnóstico temprano y tratamiento, ha provocado que cada vez sea más importante para el profesional sanitario gestionar las consecuencias del cáncer y su tratamiento. Una de estas consecuencias es el dolor neuropático oncológico, que tiene un impacto muy significativo en la calidad de vida de los pacientes. Para reducirlo, es necesario mejorar su diagnóstico y abordaje, al igual que la comunicación entre los profesionales sanitarios. Un diagnóstico y tratamiento precoz, así como una visión multidisciplinar e interdisciplinar, son aspectos fundamentales en este dolor.

El 49% de los encuestados españoles considera que el dolor neuropático oncológico tiene un gran impacto en su lucha contra el cáncer (40% a nivel europeo)

Uno de cada cinco pacientes con dolor neuropático oncológico en España presenta dolor intenso a diario y el 49% considera que tiene un gran impacto en su lucha contra el cáncer (40% a nivel europeo). Así lo refleja una encuesta de Grünenthal, que contó con la participación del Grupo Español de Pacientes con Cáncer (Gepac), donde se entrevistó a 549 pacientes de 13 países europeos (49 en España). Entre los encuestados, un 47% de los pacientes españoles tiene un diagnóstico de dolor neuropático oncológico (60% entre europeos), en el 71% de los casos realizado por el oncólogo. Además, el 47% de pacientes encuestados españoles están en tratamiento para el cáncer y el 51% en remisión con revisiones periódicas.

Según estos datos, el 88% de los pacientes españoles sabe poco o nada del dolor neuropático oncológico y solo algo más de la mitad (60%) considera que su oncólogo dedica tiempo suficiente a explicarle este dolor que repercute de forma negativa en la vida del 43% de los pacientes. La falta de tiempo del personal sanitario y su sobrecarga asistencial impide, en ocasiones, que puedan informar de forma correcta a los pacientes sobre este dolor. Hasta el 37% de estos pacientes afirma haber perdido autoestima y el 47% ha tenido que faltar a clase o al trabajo (un 12% deja de trabajar). En este contexto, el 86% de los encuestados espera mejores tratamientos para el dolor neuropático oncológico.

El 88% de los pacientes españoles sabe poco o nada del dolor neuropático oncológico y solo algo más de la mitad (60%) considera que su oncólogo dedica tiempo suficiente a explicarle este dolor

Una realidad infradiagnosticada

Entre los factores relacionados con la aparición del dolor neuropático en pacientes con cáncer se encuentran: sexo femenino, edad más joven, mayor índice de masa corporal, un estadio de cáncer más avanzado, quimioterapia o tratamiento con radiación y polimorfismos genéticos. La complicación neurológica más frecuente del tratamiento del cáncer es el trastorno de la neuropatía inducida por quimioterapia (NIQT).

“El dolor neuropático en pacientes con cáncer es actualmente una realidad infradiagnosticada y posiblemente una causa común de dolor mal tratado. Un diagnóstico que fundamentalmente está dirigido en la búsqueda de síntomas y signos que evidencien la lesión del sistema nervioso sensorial o somatosensorial”, explica el farmacéutico Carlos Fernández Moriano. “Hay que destacar también que el tratamiento del dolor neuropático en general es muy complejo, de tal forma que pacientes con la misma clínica responden de forma diferente al mismo tratamiento farmacológico. Los pacientes oncológicos con dolor neuropático tienen un funcionamiento cognitivo, físico y social más débil que los pacientes sin rasgos de dolor neuropático, lo que produce un mayor impacto en su vida diaria”, añade.

Sexo femenino, edad más joven, mayor índice de masa corporal, un estadio de cáncer más avanzado, quimioterapia o tratamiento con radiación y polimorfismos genéticos, factores relacionados con la aparición de dolor neuropático

Síndromes de dolor neuropático en cáncer

Durante el 17º Congreso Gepac 2022 tuvo lugar una mesa dedicada al dolor oncológico Tratar el dolor para tratar el cáncer, cuya ponente fue María Madariaga, presidenta de la Sociedad Española del Dolor (SED). El dolor neuropático es especialmente complicado de tratar y difícil de diagnosticar. En el caso de sufrir un cáncer, explicó que los síndromes de dolor neuropático más frecuentes serían: la neuropatía, que suele relacionarse con el tratamiento con algunos quimioterápicos, la neuropatía compresiva por invasión del tumor, infiltración de metástasis, la postquirúrgica (de las más frecuentes), y la polineuropatía paraneoplásica (bastante más rara).

La presidenta de la SED señaló que el dolor neuropático oncológico es consecuencia de que cada vez sobrevivimos más. Además, habló sobre la repercusión del dolor neuropático oncológico en la vida de los pacientes que lo padecen. Se estima que hasta el 53% de los pacientes oncológicos pueden sufrir dolor desde el diagnóstico de la enfermedad y a lo largo de su evolución. Así, es clave tratarlo desde el comienzo y especialmente cuando el tumor progresa. Para ello, existen fármacos que ayudan a controlarlo. En este sentido, subrayó que cuanto más precoz sea el tratamiento del dolor, mejor será el resultado. Además, comentó que si el dolor está controlado se vive más y con mejor calidad. Por ello, animó a los pacientes a insistir, ya que si el dolor no está bien controlado o el tratamiento no funciona, aguantar el dolor no les hace mejores pacientes ni tiene un impacto positivo en el pronóstico o la calidad de vida.

Hasta el 53% de los pacientes oncológicos pueden sufrir dolor desde el diagnóstico de la enfermedad y a lo largo de su evolución

Abordaje psicológico del dolor oncológico

El dolor se define como una “experiencia sensorial y emocional desagradable, que generalmente se asocia con una lesión presente o potencial que se expresa como si ésta existiera” y afecta a todos los niveles de la vida de un paciente. Para mejorar la experiencia del dolor a nivel psicológico es importante conocer y entender el dolor, comunicando al médico los cambios en su percepción y no minimizarlo por tener una enfermedad que te están tratando, así como el autocuidado.

A nivel psicológico, existen muchas técnicas y herramientas para el manejo del dolor y es necesario valorar el estado en el que nos encontramos para adaptarlas a cada situación. Entre las técnicas para el control de la activación destacan la respiración diafragmática y la relajación muscular progresiva. Otras técnicas serían la imaginación guiada, el mindfulness, las técnicas de focalización atencional, el biofeedback, la inoculación de estrés, e incluso algunas intervenciones conductuales, pero todas ellas requieren de la guía y supervisión de un psicólogo especializado.

La respiración diafragmática es la más básica de las técnicas de relajación. Consiste en realizar ciclos de respiración consciente y controlados, inspirando por la nariz y dirigiendo el aire a la zona diafragmática y espirando el aire lentamente por la boca. Es importante mantener la atención en cada paso y las sensación de relajación que se va produciendo. Por su parte, la relajación muscular progresiva consiste en la tensión y relajación de los distintos grupos musculares, atendiendo a las sensaciones que se producen en nuestro cuerpo al tensar-destensar los músculos y en cómo nos relajamos de forma progresiva. Esta técnica requiere de mucha más práctica y, normalmente, del acompañamiento de un psicólogo. Además, suele estar menos indicada en pacientes con muchas limitaciones funcionales o en estados de enfermedad muy avanzada.

Opinión

Multimedia

Especiales

Atención primaria

Sanidad privada

iSanidadental

Anuario

Accede a iSanidad

Síguenos en