La dermatología, cada vez más innovadora gracias a las nuevas tecnologías

Dr. José Luis López Estebaranz, dermatólogo y presidente del Colegio Iberolatinoamericano de Dermatología (CILAD)

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Dr. José Luis López Estebaranz, dermatólogo y presidente del Colegio Iberolatinoamericano de Dermatología (CILAD)
Los que trabajamos en dermatología sabemos que, en lo que llevamos de siglo, nuestra especialidad se ha enriquecido notablemente con grandes dosis de innovación: algoritmos, estimulación eléctrica en nanopulsos, avances en neuromoduladores, estimuladores y rellenos dérmicos, teledermatología, técnicas basadas en la imagen, etc. Para aquellos con interés en ampliar información, muchas de estas nuevas tendencias se desglosan en un volumen recientemente publicado por Aula Médica titulado Nuevas tecnologías en dermatología, en el que participamos muchos profesionales de esta área, conocidos a nivel internacional.

En él podemos ver cómo hemos evolucionado y progresado de una forma espectacular hasta el punto de conseguir nuevos tratamientos no invasivos que mejoran la calidad de vida de nuestros pacientes y la de nuestro propio trabajo. Algo que, por otro lado, nos obliga a ‘reciclarnos’ de forma constante para estar al día y no perder el hilo de este camino innovador.

La NPE produce una muerte celular natural y programada sin apenas inflamación secundaria, menos intensa y traumática que otras tecnologías realizadas con calor o frío extremo

En mi caso, me he centrado en la tecnología con estimulación de nanopulsos eléctricos en dermatología, también conocida como NPE, que se aplica fundamentalmente en la eliminación y control de lesiones tumorales benignas y verrugas víricas, dos de las patologías más frecuentes que nos encontramos en nuestra especialidad. También se aplica en dermatofibromas, una patología muy frecuente que con esta técnica se logra eliminar sin apenas dejar marca o cicatriz. Una innovación desarrollada gracias al trabajo de diversos investigadores de bioelectricidad de las universidades de Old Dominion (en Norfolk, Virginia) y Southern California (en Los Angeles, California).

Consiste en la producción de altas dosis de energía eléctrica que se liberan en millonésimas de segundo y se depositan a través de unos terminales puntiformes en la epidermis y dermis. Esta nueva modalidad terapéutica, para la que es necesario usar anestesia local previa, actúa sobre las estructuras celulares de lesiones cutáneas eliminándolas sin alterar el tejido dérmico no celular (colágeno y elastina) circundante, preservando de esta forma el resto de la piel.

Es una tecnología no térmica que penetra en las células y que actúa alterando las funciones de las organelas celulares, como las mitocondrias y el retículo endoplásmico, sin alterar la función de la membrana celular ni el tejido extracelular. Se ha observado en estudios microscópicos que produce una muerte celular natural y programada sin apenas inflamación secundaria, menos intensa y traumática que otras tecnologías realizadas con calor o frío extremo. Además, parece que podría estimular la inmunidad adaptativa del huésped, por lo que tendría también un efecto inmunomediado. Algo que se ha comprobado en lesiones tumorales en modelos murinos, en los que se han registrado efectos antineoplásicos, es decir, impidiendo el desarrollo y la proliferación de las células tumorales.

La NPE ha sido ya aprobada para el tratamiento de distintas lesiones cutáneas benignas, entre ellas las hiperplasias sebáceas, queratosis seborreicas y verrugas víricas

Se han realizado ensayos clínicos en distintas patologías cutáneas mostrando tasas de eficacia de aclaramiento de las lesiones de más del 95% en hiperplasias sebáceas, 82% en queratosis seborreicas y entre el 44% y 75% en verrugas víricas, dependiendo del tipo de las mismas. Por otra parte, los efectos secundarios más frecuentes son las hiperpigmentaciones secundarias en fototipos altos, que son transitorias y pueden aparecer hasta en el 60% de los casos.

Teniendo todos estos estudios en cuenta, la NPE ha sido ya aprobada para uso clínicos por la Food and Drug Administration estadounidense (FDA) y por la Comisión Europea a principios de 2021. Esta aprobación está establecida para el tratamiento de distintas lesiones cutáneas benignas, entre ellas las hiperplasias sebáceas, queratosis seborreicas y verrugas víricas. Y, como hemos comentado anteriormente, se le están buscando nuevas aplicaciones para otras lesiones y patologías, con ensayos relacionados con su efecto estimulador de la inmunidad antitumoral y antivírica.

Éste es sólo un ejemplo del gran avance que hemos experimentado: dermatoscopia y otros sistemas de diagnóstico por imagen; nuevas formulaciones; el uso de la inteligencia artificial para diferenciar patologías; o los neuromoduladores y nuevas toxinas. Todo ello ha beneficiado a muchas y diversas especialidades, a sus pacientes y profesionales, relacionados con enfermedades inflamatorias como la psoriasis, dermatitis atópica, enfermedades oncológicas y los trastornos congénitos o de la pigmentación. Y también a la dermatología estética y cosmética, que cuenta con nuevas fórmulas antiedad que van más allá de la toxina botulínica, como los rellenos dérmicos y los sistemas estimuladores cutáneos.

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