Manuel Romero asume la presidencia de la AEEH con el reto de visibilizar el crecimiento de las enfermedades hepáticas

La progresiva incidencia, cada vez más temprana, de las patologías hepáticas supone un desafío para el sistema público sanitario

Manuel-Romero

Redacción
Colocar las patologías del hígado en el centro de la agenda pública sanitaria, concitando para ellas la atención que demanda su creciente prevalencia e incidencia, especialmente entre los jóvenes: ese es el reto que se ha marcado el hepatólogo Manuel Romero-Gómez, que acaba de recoger el testigo de José Luis Calleja al frente de la Asociación Española para el Estudio del Hígado, AEEH. “La sociedad es poco consciente de la epidemia silenciosa que se nos está viniendo encima con las patologías hepáticas, las cuales se relacionan con estilos de vida y alimentación muy nocivos para la salud y que sin embargo están cada vez más normalizados y son cada vez más frecuentes en los jóvenes, en particular el consumo de alcohol”, explica el nuevo presidente de la AEEH.

La progresiva incidencia, cada vez más temprana, de las patologías hepáticas supone un desafío para el sistema público sanitario que demanda respuestas nuevas a todos los niveles. Y por ello, Romero considera necesario coordinar estas respuestas a través de un Plan nacional que sea capaz de aglutinar el consenso de especialistas, pacientes y todas las administraciones sanitarias españolas y que debe poner el foco en la prevención y sensibilización social, así como en el diagnóstico temprano, pues las patologías del hígado son silentes, apenas generan síntomas específicos, por lo que se diagnostican en fases avanzadas, cuando han progresado a fibrosis o, en el peor de los casos, a cirrosis, lo que dificulta la reversión del daño hepático.

La presencia de cáncer de hígado en pacientes con hígado graso en España se ha triplicado en la última década

En relación con la prevención, el fenómeno que más preocupa a los especialistas del hígado es el elevado consumo de alcohol en personas menores de edad, lo cual refleja una pobre aplicación de la Ley que prohíbe la venta de bebidas alcohólicas a estos menores y sobre todo una baja percepción social del riesgo de este consumo, que es la primera causa de desarrollo de cirrosis y de necesidad de trasplante hepático, con una especial vulnerabilidad por parte de la mujer, pues tiene mayor propensión al desarrollo de cirrosis y hepatitis, mayor estigma y menos acceso al trasplante hepático.

Pero el consumo de alcohol no es el único problema. A los especialistas les preocupa también la elevada incidencia del hígado grado, cuyos principales factores de riesgo son la obesidad y el sobrepeso, junto la diabetes tipo 2, el colesterol y la presión arterial alta (HTA), y que afecta ya a más de diez millones de españoles. De ellos, cerca de dos millones presentarían inflamación del hígado. Además, 400.0000 presentarían ya una cirrosis hepática. La presencia de cáncer de hígado en pacientes con hígado graso en España se ha triplicado en la última década. En este sentido, es probable que se convierta en la principal causa de cáncer de hígado en menos de una década.

El hígado grado que afecta actualmente a más de diez millones de españoles

En su momento conseguimos visibilizar y normalizar las hepatitis víricas y es el momento de hacer lo mismo con las nuevas enfermedades hepáticas: tenemos que visibilizarlas y normalizarlas para desnormalizar las causas que las hacen posible y al mismo tiempo evitar el estigma asociado a ellas, en especial, las ligadas a las enfermedades hepáticas causadas por el consumo de alcohol, que están cada vez más lejos de ser un problema de poblaciones marginales, para ser una epidemia cada vez más extendida y con una creciente y preocupante incidencia entre los jóvenes”, explica.

Asimismo, Manuel Romero asume la presidencia de la AEEH con el reto y la ilusión de culminar con el gran objetivo de acelerar la eliminación de las hepatitis víricas para cumplir con los objetivos marcados por la OMS, “campo en el que hemos logrado grandes avances. Sin embargo es necesario un último esfuerzo en el que las políticas de microeliminación en poblaciones vulnerables serán claves, así como ahondar en la descentralización y simplificación del cribado y el tratamiento de estos pacientes y en su seguimiento para evitar la reinfección”.

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