Anuario iSanidad 2022
Redacción
La psoriasis es una enfermedad inmunomediada inflamatoria de la piel que afecta aproximadamente a un 2,5% de la población española, un 53% en grado moderado-severo. Además de las importantes repercusiones físicas, la psoriasis repercute negativamente en los pacientes a nivel psicológico, por el alto impacto en sus relaciones sociales, laborales y de pareja, sobre todo cuando se presenta en áreas visibles como la cara y las manos. A pesar de que la psoriasis sigue siendo una enfermedad crónica que no tiene cura, se han logrado importantes avances en el tratamiento de los pacientes en los últimos años.
El Dr. Manuel Velasco, dermatólogo en el Hospital Arnau de Vilanova de Valencia y miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) califica la evolución de los tratamientos disponibles para la psoriasis de “revolución”, por la gran mejora que suponen, tanto en eficacia y seguridad, como en la calidad de vida de las personas afectadas.
¿Cómo ha cambiado el abanico terapéutico en psoriasis durante los últimos años?
Hay una palabra que puede definir cómo ha cambiado el abanico terapéutico para la psoriasis durante los últimos años y esa palabra es revolución. Hemos pasado de tratamientos que usábamos hasta principios de este siglo, con una eficacia relativa y una toxicidad muy importante, a tratamientos que han ido surgiendo en los últimos siete años, que son mucho más seguros y cada vez más eficaces. Hoy en día tenemos fármacos con los que se puede llegar a blanquear la piel en un 60% de los pacientes con psoriasis y en más de un 90% de los casos nos permiten obtener mejoras muy significativas.
La psoriasis afecta aproximadamente a un 2,5% de la población española, un 53% en grado moderado-severo
¿Qué han supuesto, entre otros tratamientos, los inhibidores de la IL-23 en el abordaje de la psoriasis en placas de moderada a grave?
Los inhibidores de la IL-23 son el último grupo de fármacos que han surgido dentro del arsenal terapéutico disponible para el tratamiento de la psoriasis y han supuesto llegar a ese máximo de excelencia en cuanto a eficacia y seguridad. Incluso, si empleamos estos fármacos de manera precoz, podemos llegar a cambiar la historia natural de la enfermedad.
¿Qué beneficios aportan, tanto para los pacientes como para el sistema sanitario, estas nuevas alternativas terapéuticas respecto a los tratamientos existentes anteriormente?
En primer lugar, para los pacientes ha supuesto la aparición de tratamientos que son tan eficaces y tan seguros que llegan a cambiar la vida de los pacientes. Así nos lo transmiten ellos mismos a los dermatólogos cuando ven lo eficaces que son. Por otro lado, hoy en día sabemos que la psoriasis es una enfermedad que no solo afecta a la piel, sino que es una enfermedad sistémica, que puede afectar a nivel articular, a nivel cardiovascular, a nivel hepático, etc. También implica una serie de comorbilidades que pueden ir apareciendo a lo largo de la vida del paciente.
Más de la mitad de los pacientes con psoriasis no están satisfechos con su tratamiento
Por tanto, si conseguimos frenar este tipo de complicaciones con los tratamientos estaremos consiguiendo algo muy importante para los pacientes. Por otro lado, para el sistema sanitario, puede parecer por el precio de estos tratamientos que estamos aumentando el gasto, pero, si tenemos en cuenta que vamos a acertar a la primera y no vamos a malgastar recursos en otras terapias, no es así. Además, vamos a conseguir que personas jóvenes, a las que sus enfermedades les impedían rendir laboral y socialmente de forma plena, estén en unas buenas condiciones, lo que comporta un beneficio secundario enorme para la sociedad.
¿Cuál es el mecanismo que permite a estas terapias ser tan efectivas?
Para la aparición de estos nuevos tratamientos, tan específicos y tan novedosos, ha sido fundamental el conocimiento que tenemos de la etiopatogenia de la psoriasis. Esto es en lo que se basa la medicina traslacional, cómo el aumento en el conocimiento de la etiopatogenia de una enfermedad se traslada directamente a beneficios en cuanto a terapias para el paciente.
En los últimos años hemos conocido dianas terapéuticas específicas para frenar la inflamación que aparece en la psoriasis, pero también en otras enfermedades con nexos comunes, como la artritis o la enfermedad de Crohn. Al bloquear la IL-23, lo que estamos consiguiendo es bloquear la activación de una serie de linfocitos, los TH17, que están implicados en gran cantidad de enfermedades autoinmunes. Esto ha permitido tratamientos más versátiles, que pueden resultar eficaces en diferentes enfermedades inmunomediadas.
Los inhibidores de la IL-23 han supuesto llegar al máximo de excelencia en cuanto a eficacia y seguridad
¿Existe algún perfil de paciente idóneo para ser tratado con este tipo de terapias?
Cualquier paciente que padezca una psoriasis moderada a severa es un paciente idóneo para estos tratamientos, ya que han demostrado su eficacia en todo tipo de pacientes. Lo que estamos empezando a ver es que estas terapias podrían cambiar el curso de la enfermedad y evitar secuelas y complicaciones a lo largo de la vida de los pacientes, por lo que sería bueno comenzar a aplicarlos lo antes posible.
¿Por qué cree que en el ámbito de la psoriasis existe un alto número de pacientes infratratados o con baja adherencia? ¿Cómo podrían mejorarse estas cifras?
Existen algunas encuestas que desvelan que más de la mitad de los pacientes con psoriasis no están satisfechos con su tratamiento. Esto es un poco culpa de todos y creo que podría mejorarse, primero, con una mejor información a la sociedad y al paciente acerca de la seguridad y la eficacia de estos fármacos. Por otra parte, es esencial facilitar el acceso de los pacientes al dermatólogo. Hoy en día es dificilísimo que te vea un dermatólogo y deberían existir, como ya se están empezando a crear en algunas zonas, vías de acceso rápido para pacientes con patologías graves de la piel que no pueden esperar.
Contamos con fármacos con los que se puede llegar a blanquear la piel en un 60% de los pacientes con psoriasis
¿Hacia dónde avanza la investigación para la mejora de la calidad de vida de los pacientes?
La investigación en psoriasis está avanzando en tres frentes distintos. El primero es intentar perfilar mejor a nivel de análisis de las placas de psoriasis de cada paciente, cuál va a ser el tratamiento más efectivo, para evitar pruebas innecesarias hasta que acertamos con el que le va bien. El segundo es saber en qué tipo de pacientes, si son tratados de forma precoz, podemos llegar a evitar las complicaciones asociadas (riesgo cardiovascular, artritis…). Por último, se está estudiando cómo el tratamiento precoz puede llegar a evitar la cronificación de la psoriasis y, de forma utópica, llegar a curarla.