El director ejecutivo del Fondo Mundial para la lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria, Peter Sands, ha advertido de que el cambio climático “está llevando la malaria a nuevos territorios“.
“En un mundo cada vez más cálido, húmedo y poblado, la epidemiología de la malaria, una enfermedad que cada minuto acaba con la vida de un niño, está cambiando, lo que hace más difícil predecir, prevenir y controlar los brotes. El cambio climático, sumado a una falta crónica de inversión, está convirtiendo la malaria en una de las mayores amenazas para la salud mundial“, ha alertado Sands.
La malaria (o paludismo) es una enfermedad causada por un parásito plasmodium, que se transmite mediante la picadura de un mosquito infectado. Afecta a más de 200 millones de personas anualmente y causa la muerte a cientos de miles cada año, principalmente niños menores de cinco años.
La malaria afecta a más de 200 millones de personas anualmente, principalmente niños menores de cinco años
“El aumento de las temperaturas probablemente provoque la expansión en miles de kilómetros de las regiones en las que proliferan los mosquitos transmisores de la malaria. Ya estamos viendo casos de malaria en zonas de mayor altitud de países como Etiopía y Kenia, donde hasta ahora las bajas temperaturas ofrecían protección frente a los mosquitos“, ha asegurado.
Igualmente, Sands ha indicado que se están produciendo cambios en las zonas donde se propagan los diferentes tipos de mosquitos. Por ejemplo, el anopheles stephensi, presente sobre todo en Asia, “se ha detectado en el Cuerno de África y se está extendiendo a África oriental y occidental“.
El aumento de las temperaturas está produciendo cambios en las zonas donde se propagan los diferentes tipos de mosquitos
“La especie stephensi se adapta más fácilmente a las condiciones urbanas que la mayoría de los mosquitos y, a diferencia de otras especies de anopheles que prevalecen actualmente en África, puede portar varios tipos de parásitos de la malaria, a saber, plasmodium falciparum y plasmodium vivax’“, ha explicado.
Según el Fondo Mundial, esto significa que los programas de control de la malaria en determinados países de África “ahora tienen que enfrentarse tanto a un nuevo tipo de mosquito como a un nuevo parásito de la malaria“.
A esta situación se suma, además, que la financiación de la lucha contra la malaria “se estancó hace una década“. “Sigue estando excesivamente concentrado en un limitado número de actores internacionales y de países desbordados que, además, suelen ser los más pobres del planeta. El Fondo Mundial proporciona por sí solo el 63% del financiamiento internacional para la malaria“, ha resaltado Sands.