Luis de Haro. Director general de iSanidad
A pocos días de las elecciones autonómicas las promesas electorales son crecientes. El presidente del Gobierno se ha dedicado a ofrecer viviendas a precios de ganga, planes de vacaciones por Europa o dinerito “contante y sonante” para los jóvenes. Hemos oído cómo promete agua para todos y avales del ICO como recursos electorales. Tanto es así que no se mide el gasto, se han prometido 119.000 millones en el último mes. Ya solo se mide el rédito electoral, sin pensar que alguien tendrá que pagar este “desparrame”.
Tampoco desde el otro bando las promesas electorales son mucho más atractivas. Derogar las leyes más polémicas ha dicho Núñez Feijoo. Eso significa recuperar poder adquisitivo, ajustando el IRPF y bajando el IVA de la carne, el pescado y las conservas o restaurar las penas por malversación. Incluso promete afrontar la sequía con un “Pacto Nacional por el Agua”.
El Gobierno ha hecho promesas electorales por 119.000 millones en el ultimo mes
“Y de lo nuestro, ¿qué?” Las manifestaciones de los médicos en Madrid, Valencia, Navarra, Aragón, Cataluña… ¿no arrancan ninguna promesa electoral? Nadie se acuerda de la atención primaria, las listas de espera, la carrera profesional o los problemas de recursos humanos. No hay menciones a la falta de equidad, el acceso a los medicamentos innovadores o las infraestructuras. Así parece que las promesas electorales de ninguno de los partidos están relacionadas con las manifestaciones de los profesionales.
El sistema se resquebraja y lo único que hay a la vista es la Ley de Equidad. Es exactamente lo contrario de lo que hace falta. En lugar de buscar un nuevo “algo” que soluciones problemas, se impone una fuerte carga ideológica.
Parece que donde hace falta un pacto por la sanidad no es en la política, es en la profesión. Concretamente en unidad de las profesiones sanitarias. Finalmente serán los profesionales los que tendrán que proponer un plan. Hay que estructurar un plan que incluya financiación, recursos humanos, distribución farmacéutica, cuidados, atención a los crónicos, inversiones y relación con las administraciones. Solo los profesionales nos sacarán de esta vorágine en la que nos ha está metiendo la historia.
