Las decisiones que afectan al sistema deben salir del ámbito sanitario

Dr. Antonio Fernández Jurado. Hematólogo jubilado
Nuestra profesión médica tiene unos fundamentos con marcado e imprescindible carácter vocacional, además de ser inseparable de su dimensión ética. Así nos lo decía el Dr. Gregorio Marañón, en su indispensable obra Vocación y ética  en la que nos planteaba la necesidad de ser fieles a esa vocación.

Sin embargo, con el paso de los años, el desarrollo científico, el conocimiento y las tecnologías han venido a generar importantes recursos que han facilitado y optimizado las posibilidades diagnósticas y terapéuticas con la consiguiente mejoría de las expectativas de los pacientes. Por contra, esta progresión ha supuesto la aparición de un aumento en la carga burocrática. Esta carga ha significado una deshumanización asistencial que comienza a repercutir en la necesaria excelencia asistencial. La tecnología se ha convertido en protagonista en lugar de ejercer el papel complementario que le corresponde en la relación médico-paciente que debe estar presidida por un ejercicio de confianza mutua.

La carga burocrática ha significado una deshumanización asistencial

Estamos en unos momentos donde el sistema sanitario está inmerso en un modelo que no ha sabido adaptarse a las exigencias del momento. Se han generado problemas estructurales, necesitado de una innovación, que han terminado afectando a todos, incluyendo a los propios jubilados. Ante la rotunda evidencia de aumento de la longevidad de la población no se ha sabido entender, mucho menos prever, el crecimiento de la cronicidad y el acompañamiento de las pluripatologías de la población. Deberían haber obligado a una potenciación y fortalecimiento de la asistencia primaria y su complementación con los aspectos asistenciales socio-sanitarios. También había que profundizar en las medidas de prevención y salud, junto con educación sanitaria como elementos para la ganancia en calidad de vida.

La cronicidad y las pluripatologías deberían haber obligado a una potenciación y fortalecimiento de la asistencia primaria

Por tanto, desde las organizaciones sanitarias, debemos exigir que las decisiones a tomar de mejoras salgan del ámbito sanitario y sean asumidas y compartidas para su ejecución por los entes políticos. La ausencia de previsión y las casi nulas políticas de reposición llevaron a una tendencia de pedir o estimar una demora de la jubilación que permitiera prolongar la vida profesional. Es una posibilidad aun existente, pero se ha venido demostrando que sus teóricos beneficios económicos son limitados, en el caso de que los hubiera. Unido esto a la situación crítica en la que están sumidas algunas parcelas del sistema han producido un giro en las valoraciones orientándose hacia la “anticipación antes que a la demora” de la jubilación. Conocidos ambos supuestos, me permitiría sugerir la conveniencia de realizar simulaciones matemáticas para definir cuál puede ser la mejor opción en función de las circunstancias personales de cada cual.

Cada Colegio debería acelerar el plan integral medico jubilado nacional

A la vista de ello, considero que a nivel de colegiación debería acelerarse en lo posible el plan integral medico jubilado (PIMJ) nacional. Este contempla dos elementos claves e irrenunciables: Preparación a la jubilación (55 – 64 años) y atención al médico jubilado (>65 años).

En el primer caso, vía seminarios formativos, con aspectos laborales, fiscales y económicos. En el segundo, garantizar la seguridad, participación ciudadana, asistencia sanitaria y sin olvidar el bienestar psicosocial. Este último puede incluir desde la parte económica, legal y administrativa hasta la cultural, lúdica o formativa.

Debemos seguir reivindicando la consideración de tiempo trabajado, las horas de guardia obligatorias con un tratamiento fiscal adecuado

En otro orden de cosas, debemos seguir reivindicando la consideración de tiempo trabajado, las horas de guardia obligatorias con un tratamiento fiscal adecuado. Con más razón cuando esas horas incrementan la retención del IRPF de la nómina. Como también, dadas las peculiaridades de nuestra actividad, la jubilación voluntaria (60-70 años). Al igual que en otras profesiones, tiene que tener un factor corrector apropiado a las características de nuestro trabajo.

Me parece queda clara la intención de conseguir lo justo para las próximas jubilaciones. No hay que olvidar que quienes ya lo estamos debemos ser ejemplo y referente para reclamar trato similar al de otras profesiones. Podemos aportar nuestra experiencia desde los criterios vocacionales, éticos y humanísticos para hacer cada día más grande la más bella de las profesiones, como es la de ser médico.

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