Juan Pablo Ramírez, director de iSanidad
España es el único país de la Unión Europea que no ha reconocido las especialidades en odontología. Más allá del perjuicio para el paciente, esta indefinición provoca una serie de barreras para el odontólogo, especialmente en el área de formación. Durante los últimos años ha sido la principal reivindicación del Consejo General de Dentistas. El Real Decreto de Especialidades había generado esperanzas, pero la convocatoria de elecciones ha sonado como un portazo para los odontólogos.
Es cierto que en España el interés de las diferentes administraciones por la odontología ha sido escaso. La incorporación de la salud bucodental a la cartera básica ha sido reciente y la dotación presupuestaria tanto del Gobierno central como de las comunidades autónomas ha resultado más bien escasa para atender a la totalidad del Sistema Nacional de Salud.
En una época marcada por los continuos avances tecnológicos y científicos, la formación adquiere una importancia todavía mayor. La cirugía guiada ofrece en la actualidad un gran número de oportunidades en implantología. La incorporación de la salud digital y de la inteligencia artificial conllevará mejoras significativas en la detección precoz, el tratamiento y la mejora de la calidad de vida de los pacientes. La secuenciación masiva frente a la periodontitis abre multitud de posibilidades para un diagnóstico más certero y un tratamiento más eficaz. Permitiría además una selección más adecuada de los antibióticos en un momento en que las resistencias se han convertido en un grave problema para la salud global. Son solo algunas de las cuestiones que exigen darle un impulso más a la formación con la creación de especialidades.
En un mundo en el que el abordaje multidisciplinar gana peso para el tratamiento de cualquier patología, no se puede dejar al odontólogo fuera de la ecuación
El dentista puede jugar además un rol importante dentro del sistema sanitario en la detección de patologías graves, como el cáncer oral, la diabetes o problemas como la apnea obstructiva del sueño. En un mundo en el que el abordaje multidisciplinar gana peso para el tratamiento de cualquier patología, no se puede dejar al odontólogo fuera de la ecuación.
Los odontólogos se encuentran además en una situación de desventaja frente a sus colegas europeos. La carencia de especialidades en España impide a nuestros odontólogos moverse con libertad por la Unión Europea para optar a oportunidades laborales. Pero también le cierra el acceso a formación más especializada, lo que hace que el desarrollo del profesional se estanque. Al final el principal perjudicado es el paciente.