La “medicalización de la vida” genera un consumo “abusivo e injustificado” de benzodiacepinas en España

La venta de medicamentos ansiolíticos y antidepresivos en farmacias ha aumentado un 30% en los últimos 10 años. En 2022 se dispensaron 11.182 millones de envases, la mitad de ellos benzodiacepinas.

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Victoria Guillén-Granada
En los últimos años se han producido un incremento significativo en consumo de psicofármacos. De hecho, en los últimos 10 años, la venta de medicamentos ansiolíticos y antidepresivos en farmacias ha aumentado un 30%. En concreto, en 2022 se dispensaron 11.182 millones de envases, la mitad de ellos benzodiacepinas, cifras que posicionan a España como líder en el consumo de estos fármacos. En este sentido, Antonio Torres, responsable del Grupo de Trabajo de Salud Mental de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), ha destacado durante el XXIX Congreso Nacional de la Sociedad que “sin negarles su uso adecuado y buen perfil farmacológico, el consumo de benzodiacepinas en España es abusivo e injustificado. Estamos ante un mal endémico de todo el sistema nacional de salud”.

El 8% de la población española recurre diariamente a las benzodiacepinas y un 10% lo hace todos los meses. Según los datos de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), en España se consumen 110 dosis al día por cada 1.000 habitantes, seguida de Portugal con 84 dosis diarias y Bélgica, 80 y muy lejos de las 0,4 de Alemania.

Después del alcohol y el tabaco, es la sustancia con mayor consumo adictivo de España, por encima del cannabis

Las benzodiacepinas se han convertido en la tercera sustancia de adicción en España después del alcohol y el tabaco, por encima del cannabis. Se trata de un medicamento usado para tratar problemas de ansiedad, estrés, insomnio, contracturas musculares y convulsiones epilépticas. “Estos medicamentos tienen un perfil social de bajo riesgo. Se considera que son casi inocuos, cuando no es así”, ha subrayado Torres. El uso prolongado de benzodiacepinas, durante más de tres meses, provoca debilidad muscular, problemas de coordinación motora y alteraciones en la memoria, entre otros.

En concreto, el consumo de ansiolíticos crónico y prolongado aumenta el riesgo de mortalidad en un 21%. Sin embargo, en España se banaliza su consumo, considerándose “medicamentos de botiquín” el Orfidal, Valium, Tranxilium y Lexatin. En este sentido, Torres a manifestado que el “el facultativo se ve obligado a responder, en los cinco minutos de una consulta de atención primaria, a una demanda social en la que le paciente exige alivio rápido de sus síntomas”. “El recurso que más se nos niega es el más preciado, que es el tiempo”, ha añadido.

El consumo de ansiolíticos crónico y prolongado aumenta el riesgo de mortalidad en un 21%

En esta misma línea, Rafael Castro, miembro del Grupo de Trabajo de Salud Mental de la SEMG, ha señalado la intolerancia de la población a cualquier trastorno emocional como causa principal del consumo excesivo de este tipo de sustancia, lo que conlleva erróneamente a “medicalizar la vida”. “La población tiene una baja tolerabilidad a la frustración. Asimismo, existe un gran temor a la pérdida de salud, lo que conlleva un incremento de medicación y consultas que, en otra época de la historia, podrían haber sido más banales, pero ahora ese sentimiento de debilidad emocional y física hace que se consulte absolutamente todo”, ha apuntado Castro.

Según ha indicado Castro, “en muchos casos el fármaco no se desprescribe y no se indica al paciente que debe ir reduciendo progresivamente las dosis”. A juicio su juicio, la solución pasa por el respaldo de las instituciones y un pacto nacional liderado por el Ministerio de Sanidad como ocurrió con el mal uso de los antibióticos, pero también por facilitar información al paciente en la consulta para que perciba los riesgos que tiene consumir regularmente ansiolíticos. “La simple explicación verbal del médico al paciente hace que abandone el consumo el 18% y si se añade documentación o fichas para leer en casa, el porcentaje sube al 25 %”, han concluido los expertos.

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