Dr. Fernando Mugarza, director de desarrollo corporativo y comunicación de la Fundación IDIS
No deberíamos caer en la tentación de, a través de estereotipos infundados, poner límites sociales y culturales, ni de ningún tipo, a la edad considerándola como un hecho peyorativo. “Viejenial” es al parecer el nuevo “target”, un concepto con el que debo confesar que no estaba muy familiarizado; es más, hasta que una buena amiga y compañera no me habló de él la verdad es que no le había prestado atención alguna hasta hoy que, buscando el término en internet me doy cuenta de la cantidad de literatura que ya el propio concepto ha generado.
Al parecer, el termino se acuña en contraposición al denominado “edadismo” o lo que podría traducirse como discriminación por la edad. La franja “viejenial” comprendería en principio a aquellas personas que se encuentran entre los 55 y los 75 años, quienes exigen su posición activa y lugar en la sociedad, siendo además consumidores de cultura, tecnología, innovación, servicios, bienes y demás.
Según refleja el informe de Naciones Unidas acerca de la sociodemografía mundial, en el año 2025 el 16% de la población de este planeta será mayor de 65 años, es decir, si para entonces la civilización se cuantifica en cerca de diez mil millones, quiere decir que el mundo podría estar poblado por mil seiscientos millones de personas por encima de dicha edad, ahí es nada.
Publicaba el diario El País ya en el año 2019, hace algo más de tres años, que “el consumo de los mayores supondrá el 32% del PIB y el 38% del empleo en 2025”. Llegados a este punto, es importante subrayar que la esperanza de vida se viene incrementando a un ritmo aproximado de dos años y medio por década, es decir, tal y como apuntaba el citado diario “seis horas al día” asociado este fenómeno a unas mayores tasas de bienestar en general.
En el año 2025 el 16% de la población de este planeta será mayor de 65 años
Este escenario nos lleva sin duda a reflexionar acerca de lo que esta fortaleza de nuestra civilización puede suponer en términos de consumo y aportación a todos los niveles, pudiendo llegar a ser la denominada “silver economy” un baluarte esencial de la economía y el desarrollo; de hecho, cada vez más organizaciones y empresas diseñan y comercializan productos adecuados a las necesidades de este segmento de edad.
Los mayores de 60 años, según datos de fuentes acreditadas ya son “responsables del 40% del consumo mundial”; este hecho sin duda tiene su traslación a sectores tales como el de los seguros, el turismo y el ocio, la alimentación con valor nutricional específico, la cultura, los servicios, la moda, el deporte, y también, cómo no, la tecnología y la innovación.
Hemos de pensar en el potencial que supone para todos apostar por una medicina más preventiva y predictiva sin límites ni barreras etarias, favoreciendo una más que imprescindible continuidad asistencial
En este aspecto la brecha digital cada vez se reduce más en esta época de la vida y sin duda que terminará siendo “cosa del pasado”. De hecho, superan ya la cifra del 70% los mayores de 60 años que utilizan internet a diario y, según afirman los datos de los expertos, “seis de cada diez son activos en redes sociales” y algunos de ellos han alcanzado ya el marchamo de “influencers viejenials”.
Ante este escenario, no cabe la menor duda de que este cambio poblacional va a suponer un revulsivo para las organizaciones, instituciones y empresas, por lo que es de esperar que los prejuicios se vayan eliminando y paso a paso todos valoremos y nos demos cuenta de la relevancia de su aportación y contribución al desarrollo económico, social, político y cultural de nuestra sociedad.
Llevando este aspecto tan interesante al terreno sanitario, y en particular a la revolución digital que se va implantando en él, hemos de pensar en el potencial que supone para todos apostar por una medicina más preventiva y predictiva sin límites ni barreras etarias, asentada en impulsar valores tales como la humanización en estrecha simbiosis con la tecnología, a la vez que facilitar el tránsito de cada ciudadano por el sistema, favoreciendo una más que imprescindible continuidad asistencial que elimine las brechas y fragmentación de procesos entre unos espacios sanitarios y de salud y otros.
La interoperabilidad y el carácter colaborativo son aspectos clave tanto en el plano asistencial como en el de la investigación e innovación
Para ello, la interoperabilidad y el carácter colaborativo son aspectos clave tanto en el plano asistencial como en el de la investigación e innovación: así lo retrata la Unión Europea y así lo vamos a tener que ejercer todos los países que somos miembro en breve. Y este hecho va a suponer una enorme ventaja para todos nosotros, muy especialmente para quienes navegamos ya en la franja de edad que acabo de apuntar.