G.M.
En torno al 22% de las personas mayores de 50 años viven con un problema de salud del que no siempre hablan: sufren pérdidas de orina a causa de la vejiga hiperactiva. La prevalencia llega al 60% en la población por encima de los 70-80 años. Un problema que sobre todo afecta a la calidad de vida de quienes lo sufren, mujeres en su mayoría, y que en muchos casos no acuden a su médico de familia. “No lo consultan porque lo asocian a un proceso normal del envejecimiento; piensan que, igual que les salen arrugas, empiezan a perder orina. Y no es así, no es algo normal de la edad”, afirma a iSanidad el Dr. Rubén Villa Estébanez, presidente de la Sociedad Asturiana de Medicina de Familia y Comunitaria (samFYC) y profesor asociado de en la Facultad de Medicina de Oviedo.
Dr. Villa: “Muchas personas con vejiga hiperactiva no lo consultan porque lo asocian a un proceso normal del envejecimiento y no es así”
Aunque se trata de un problema “muy importante y muy frecuente”, este médico asturiano destaca que suele generar “vergüenza y pudor” y quienes lo padecen se limitan a tomar “sus medidas de protección”; llevan absorbentes, no salen a la calle sin “una muda en el bolso” o dejan de hacer cosas cotidianas, como montarse en un autobús e ir al cine. Incluso dejan de tener relaciones sexuales. “Les afecta mucho en su calidad de vida”, apunta el especialista.
Preguntar al paciente
Es en este punto donde el médico de familia debe actuar. “Tenemos que preguntar a nuestros pacientes. Cuando tengamos un hombre o una mujer a partir de 55 años que viene por otra razón, debemos preguntarle si pierde orina o si se levanta mucho a orinar por las noches o no aguanta dos horas sin ir al baño”, explica.
“Cuando tengamos un hombre o una mujer a partir de 55 años que viene por otra razón, debemos preguntarle si pierde orina o si se levanta mucho a orinar por las noches o no aguanta dos horas sin ir al baño”
Insiste en abordar el tema con este tipo de pacientes porque “lo que no se pregunta no existe”. Junto con el Dr. Ernesto Martínez Estrada, miembro del grupo de Nefrourologíade semFYC y profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Oviedo, imparte una formación sobre el abordaje de la vejiga hiperactiva a sus compañeros dentro del programa de formación APDay de semFYC. “Quiero que vean que el manejo es sencillo, que los fármacos para tratar el problema son accesibles y, sobre todo, que todas las modificaciones de conducta que requiere su abordaje hay que explicarlas con calma y con tiempo a los pacientes”.
La vejiga hiperactiva suele ser más frecuente en mujeres por debajo de los 50 años y se asocia a multiparidad, “cuantos más hijos, más posibilidades de perder orina”, señala el médico. La pérdida del tono muscular del suelo pélvico en estas mujeres, los partos instrumentales, la obesidad y la menopausia son causas comunes. A partir de los 50 años, empieza a aumentar la frecuencia de las pérdidas de orina en los hombres. En su caso, el crecimiento de la próstata suele ser la razón más común. En ellos, además de la urgencia y la nocturia, los síntomas más frecuentes son retardo al orinar, que la micción sea intermitente o débil y que “cuando acaben, no tengan la sensación de haber terminado”.
La vejiga hiperactiva suele ser más frecuente en mujeres por debajo de los 50 años, a partir de esta edad empieza a aumentar la frecuencia en los hombres
La anamnesis, las escalas disponibles en consulta y la seguridad de que para el paciente “es un problema que le preocupa” son las claves del diagnóstico, junto con una breve exploración física y una simple tira de orina. “De esta forma descartamos la presencia de glucosa, una infección, proteinuria o hematuria”, señala. Tener una ecografía y una analítica completa puede ser útil, pero el médico afirma que no son necesarias para diagnosticar un problema de vejiga hiperactiva y determinar su tipología: por esfuerzo, por urgencia o por rebosamiento.
El tratamiento
La primera línea de tratamiento se basa en cambios en el estilo de vida. Ante un paciente con obesidad, la pérdida de un 5% de peso “ya produce mejorías”. Limitar el consumo de bebidas o alimentas irritantes de la vejiga, como puede ser el café, el té, las bebidas gaseosas, el alcohol o las comidas picantes, entre otros, y evitar beber abundante líquido a partir de las 20:00 horas en aquellos pacientes que se levantan repetidamente al baño por la noche, son otras medidas.
La primera línea de tratamiento se basa en cambios en el estilo de vida. La elaboración de un diario miccional “es fundamental”, apunta el médico
La elaboración de un diario miccional “es fundamental”, apunta el médico. “Deben recoger en un folio durante tres días lo que beben y cuánto beben, las veces que van a orinar, lo que orinan, y si tienen escapes y urgencias. De esta forma analizamos cuándo y cómo orina el paciente y se puede programar cuándo ir al baño antes de que llegue la urgencia. Así consiguen menos escapes y se sienten mejor”, explica. Los ejercicios del suelo pélvico son una opción de tratamiento en la que también incide el Dr. Villa con sus compañeros. “Les propongo que hablen con las matronas y fisioterapeutas de sus centros de salud para hacer promoción y ejercicios de fortalecimiento del suelo pélvico, talleres grupales y que visibilicen esta patología”.
Si estas estrategias fallan, existen fármacos que también pueden prescribir los médicos de familia. Tienen a su disposición los antimuscarínicos y los agonistas beta 3, que intentan disminuir las contracciones involuntarias del músculo de la vejiga y así evitar los episodios de urgencia y de incontinencia. Pero el Dr. Villa advierte de la falta de adherencia a estos fármacos y de los efectos secundarios que pueden sufrir los pacientes, especialmente, sequedad en piel, mucosas y estreñimiento.
“Propongo a los compañeros de medicina de familia que hablen con las matronas y fisioterapeutas de sus centros de salud para hacer promoción y ejercicios de fortalecimiento del suelo pélvico”
Por último, ante casos en los que las pérdidas de orina sean muy limitantes para el paciente y no funcione ninguna línea de tratamiento, desde medicina de familia se puede derivar a atención hospitalaria para intentar otras terapias como las inyecciones de toxina botulínica o la neuromodulación sacra. Más allá de estos casos, el especialista en medicina de familia señala que desde la consulta de atención primaria “se puede ayudar a mucha gente con vejiga hiperactiva”.