Redacción
La I Jornada Nacional de Enfermería de Práctica Avanzada ha puesto en valor el compromiso de las enfermeras. También ha resaltado su papel fundamental en el proceso de transformación digital de la sanidad. El evento ha sido organizado por la Escuela de enfermeras de la Fundación Jiménez Díaz. Han participado unos 200 asistentes, entre la modalidad presencial y online, y acogió la presentación de más de 40 trabajos de investigación.
El Dr. Javier Arcos, director médico, destacó “el análisis profundo sobre la realidad actual de la Enfermería de Práctica Avanzada (EPA) y su liderazgo en el sector”. Resaltó el papel vital que desempeña la EPA en la provisión de cuidados de alta calidad y en la respuesta a las necesidades cambiantes de cada paciente. José Abad es el coordinador de Docencia en Red, Página Web y Excelencia Digital en la Escuela de Enfermería del hospital. Abad reconoció que España aún tiene que desarrollar una regulación que defina el marco del ejercicio profesional para las enfermeras. Son clave y generan “un impacto muy positivo en la sostenibilidad del sistema sanitario y la mejora de la calidad de vida de los pacientes”.
En la Fundación Jiménez Díaz las enfermeras son clave y generan “un impacto muy positivo en la sostenibilidad del sistema sanitario”
La Dra. Paloma Rodríguez es la directora de la Escuela de enfermeras de la Fundación Jiménez Díaz. Para ella las enfermeras “miramos al paciente con una visión holística, haciéndonos cargo de él más allá de la enfermedad y teniendo en cuenta algunos aspectos como la confianza, el compromiso, el ánimo, la sinceridad, los cuidados especializados y el tiempo para escucharlos para mejorar su calidad de vida entre otros”.
La opinión de los pacientes
También hubo un debate sobre la opinión de los pacientes acerca de las enfermeras de práctica avanzada. Jesús García, paciente de la Fundación Jiménez Díaz, abogó por “que haya más enfermeras, como son ahora, que trataron a mi mujer como hicieron conmigo”; y Juan Matute, jinete de doma clásica, intervenido en el hospital madrileño tras sufrir un derrame cerebral a los 22 años. Matute aseguró haberse sentido “acogido, amparado y tratado con compasión” a lo largo de todo su ingreso en el centro y destacó la confianza y empatía que las enfermeras mostraron en todo momento también a sus padres, animándolas a “crear vínculos emocionales con los pacientes” para ahondar en ese trato.