Luis de Haro. Director general de iSanidad
“Las lenguas no salvan vidas” es el lema de una manifestación contra la obligatoriedad del catalán como requisito para obtener una plaza fija en Baleares. La polémica saltó cuando el gobierno socialista de Francina Armengol empezó a exigir el catalán a los médicos de la sanidad pública. Su consejera de Salud, Patricia Gómez Picard, aseguró en varias ocasiones que se ofrecían cursos de formación en horario laboral para aumentar el nivel de catalán. En contraposición, una de las primeras medidas del nuevo gobierno de Baleares ha sido eliminar este requisito. El gobierno de PP y VOX, con su nueva consejera, Manuela García Romero, ha entendido de otra manera el problema de las lenguas.
Sin embargo, ¿por qué está claro que las lenguas sí salvan vidas? Porque es crucial que los profesionales de la salud puedan comunicarse perfectamente con los pacientes para entenderse del todo. La relación del paciente con el médico, la enfermera, el odontólogo y el farmacéutico necesita del lenguaje. Síntomas, historial médico y tratamiento deben ser bien entendidos por ambas partes.
Antes de decidir si hay que exigir o no el catalán, sería deseable que hubiera un análisis sobre el sistema sanitario
¿Qué va a pasar ahora con el requisito del catalán? Pues que van a convertirlo en un tema político. Si los partidos principales, PP y PSOE, dedicaran más tiempo en acordar las líneas esenciales de un nuevo sistema sanitario no gastarían tiempo ni dinero en cosas superfluas. En Ibiza, por ejemplo, sólo quedaba un oncólogo para atender a toda la población de la isla. En catalán, en inglés o en castellano esas cosas no pueden volver a suceder.
Antes de decidir si hay que exigir o no el catalán, sería deseable que hubiera un análisis sobre el sistema sanitario en Baleares y en el resto de la geografía. Sería fabuloso que fuesen capaces de acordar la revisión de los especialistas que necesitan hoy y de los que se necesitarán mañana. Salvará muchas vidas y será mucho más económico para todos.