Redacción
En España, cada año cerca de 120.000 personas sufren un ictus, de los cuales un 50% quedan con secuelas discapacitantes o fallecen, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN) En concreto, actualmente, más de 330.000 españoles presentan alguna limitación en su capacidad funcional por haber sufrido un ictus. Además, La Organización Mundial de la Salud (OMS), estima que en los próximos 25 años su incidencia se incrementará un 27%. Sin embargo, el 90% de los casos de ictus se podrían evitar con una adecuada prevención de los factores de riesgo y un estilo de vida saludable.
La OMS estima que en los próximos 25 años la incidencia del ictus se incrementará un 27%
El ictus es la interrupción de la circulación de sangre que llega al celebro, debida a la rotura o taponamiento de un vaso sanguíneo. En esta enfermedad, cada vez más común, si la sangre no llega a una zona del cerebro durante varios minutos, las células nerviosas afectadas mueren. Este trastorno brusco en la circulación sanguínea del cerebro que puede ser producido por oclusión arterial (el 85% de los casos) o por hemorragia (el 15%). De ahí, la importancia de actuar con la máxima rapidez ante los primeros síntomas.
Así, el primer paso fundamental es identificar el problema. En este sentido, el Dr. Xabier Urra, neurólogo del Clínic, destaca que “el cerebro es un órgano complejo y diferentes zonas controlan diferentes funciones. Por tanto, un ictus puede presentarse de forma brusca ya afectar a funciones muy diferentes del cerebro”. Aun así, el Dr. Urra recomienda tres comprobaciones básicas que se pueden hacer ante la sospecha de que alguien tiene un ictus.
El 90% de los casos de ictus se podrían evitar con una adecuada prevención de los factores de riesgo y un estilo de vida saludable
La primera recomendación es pedir a la persona que haga una mueca o una sonrisa. Lo importante en este caso es “ver si esa sonrisa es simétrica o no. Es decir, si consigue mover los dos lados de la cara”, aclara el Dr. Urra. En caso de que la persona afectada solo consiga mover uno de los lados, esto debería hacernos sospechar de un posible ictus. En segundo lugar, una maniobra que también se suele pedir a estos pacientes es que levanten los brazos. Si se observa una parálisis en uno de los lados, podemos sospechar de un ictus.
Por último, es importante pedirle a la persona que hable. Una vez lo haga, en lo que el Dr. Urra recomienda fijarse es: “si ese habla está mal articulada, no consigue hablar o dice palabras sin sentido”. “Es importante destacar que si hay un fallo en cualquiera de estas funciones, lo recomendable sería llamar directamente a una ambulancia, llamar al 112″, apunta.
Si se conocen estas comprobaciones, a la hora de llamar a emergencias, se podrá alertar al equipo que llegue con la ambulancia. “De esta forma se puede conseguir, incluso, que el personal del hospital esté esperando en la puerta a la llegada del paciente con esa sospecha”, concluye el Dr. Urra. Asimismo, el especialista concluye que “dado que el tiempo es un factor crucial en el tratamiento del ictus, estos conocimientos nos pueden ayudar a prevenir secuelas más graves en caso de vivir está situación de emergencia”.