La implantación de la enfermera escolar, otro punto de inequidad en el sistema sanitario

España con una enfermera por cada 6.685 alumnos, cuando los estándares internacionales fijan la ratio en 750 y 350 en el caso de educación especial

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J.P.R.
La implantación de la figura de enfermera escolar no sigue ni el camino ni los ritmos que desearía el Consejo General de Enfermería (CGE). Actualmente España se encuentra muy lejos de los estándares internacionales. La ratio en nuestro país se sitúa en una enfermera por cada 6.685 alumnos. La cifra deseable rondaría los 750 alumnos y en caso de educación especial, los 350.

Existe una evolución con respecto al año pasado, pero aún resulta insuficiente para los enfermeros. “Los resultados son mejores que los presentados el año anterior, pero siguen siendo alarmantes. Estamos muy lejos de las recomendaciones internacionales”, ha lamentado Florentino Pérez Raya, presidente del CGE, durante la presentación del estudio elaborado por el Observatorio de Enfermería Escolar en colaboración con la Asociación Nacional e Internacional de Enfermería Escolar (Amece), la Asociación Científica Española de Enfermería y Salud Escolar (Aceese) y el Instituto de Investigación Enfermera del CGE.

La implantación de la figura de enfermera escolar no sigue ni el camino ni los ritmos que quiere el Consejo General de Enfermería (CGE)

La mejora de los datos coincide con la apuesta de Andalucía y Cataluña por un nuevo modelo. En lugar de incluir dentro de la plantilla del centro escolar a una enfermera, se trata de establecer una colaboración entre el centro educativo y el de salud. De esta manera, se le asignaría una enfermera al colegio para que hiciera un número de horas determinado a la semana. En el caso de Cataluña, por ejemplo, se ha asignado dos horas y media semanales por centro. Este modelo no acaba de convencer al CGE que considera necesario una presencia continuada de la enfermera para poder cumplir todas sus funciones. “No se trata solo de hacer una cura o de atender a un alumno con fiebre, sino de realizar una función de promoción de la salud, de hábitos saludables, de ejercicio y de educación sexual. Apostemos por hablar más de salud y menos de enfermedad”, ha advertido Pérez Raya.

“Tenemos que evaluar si esa colaboración cubre las necesidades de la población o no”, ha admitido Guadalupe Fontán, coordinadora del Instituto de Investigación Enfermera. La experta ha insistido en las diferencias entre las comunidades autónomas. “No existen datos exactos. Por eso es tan importante este seguimiento”. Ante la inequidad instalada en todo el territorio nacional, Fontán reclama una especialización de la enfermera escolar con el fin de alentar a las comunidades autónomas, titulares de las competencias sanitarias, a instaurar esta figura dentro de los centros.

Comunidades como Cataluña o Andalucía han apostado por un modelo en que el centro de salud destina al centro educativo una enfermera escolar por un número de horas limitado. Este sistema no convence al CGE 

Solo la Comunidad de Madrid con una enfermera por cada 1.247 alumnos se acerca a los estándares internacionales. Independientemente del modelo el resto se encuentra muy alejado de las necesidades del alumnado. Castilla-La Mancha  cuenta con 22 enfermeras escolares para 363.126 alumnos; Asturias, una para 133.837, o Navarra, nueve para 117.871. “Además de que son enfermeras insuficientes, en algunas comunidades sólo reflejan las que están en centros de educación especial y en otras nos encontramos que conviven distintos modelos de atención que no aportan el mismo valor ni cubren las mismas necesidades detectadas: el de la enfermera asignada en un centro presencial a jornada completa, que es el que reclamamos desde el Consejo General de Enfermería porque aporta más valor, y el de la enfermera referente que va desde Atención Primaria a hacer educación para la salud en momentos puntuales, como ocurre en Andalucía, Murcia o Cataluña. Con este último modelo no se cubren todas las necesidades que tiene la comunidad escolar”, ha incidido Fontán.

El debate entre ambos modelos surge en un momento marcado por el incremento de la prevalencia de enfermedades crónicas en niños y adolescentes. El 70% de las enfermeras escolares reconoce haber atendido situaciones graves como crisis respiratorias, hipoglucemias o crisis alérgicas, además de realizar atención directa a una media de 20 alumnos por día, hacer seguimiento a crónicos y realizar actividades de promoción para la salud.

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