Luis de Haro. Director general de iSanidad
Carles Puigdemont es un fugado de la justicia que huyó en el maletero de un coche. Su delito fue desviar fondos públicos para un referendum que la justicia ha denominado ilegal. De hecho, gran parte de los líderes de ese proceo fueron condenados, aunque luego indultados. En estos momentos, tras las elecciones, tanto PP como PSOE necesitan al partido de Carles Puigdemont para gobernar.
¿Qué ha hecho Puigdemont? Ha puesto en valor sus reivindicaciones. Si Feijoo o Sánchez quieren gobernar, necesitan un acuerdo con Carles Puigdemont. Él ha pedido una amnistía para eliminar sus problemas personales y autorización para otro referendum. Ahora que él y su partido son necesarios para la formación de gobierno ha puesto “precio” a sus votos. Desde luego que es un buen negociante.
En el fragor de la batalla contra el Covid, por ejemplo, no hubo un Carles Puigdemont en el sector sanitario para negociar nuevas condiciones para los profesionales
Durante la pandemia, por ejemplo, todo el personal sanitario logró que la sociedad aplaudiera cada día a las 20h00 en las terrazas y balcones. Eran básicos para la sociedad y fue el premio de la sociedad. También fueron premiados con el Premio Princesa de Asturias de la Concordia. Sin embargo, nadie salió a pedir mejoras salariales, nadie pidió la carrera profesional, nadie pidió planes políticos y económicos para rebajar las listas de espera. En el fragor de la batalla contra el Covid nadie pidió unos planes para la conciliación familiar. Puigdemont sí ha aprovechado su momento.
Sin embargo, no hay comparación posible. Cualquier persona con un criterio de futuro para la sociedad prefiere la postura del médico, de la enfermera, del farmacéutico o del dentista. Prefiere quien se “rompe los cuernos” por la sociedad, por su trabajo, que quien se quiere aprovecha de la inestabilidad social. Pero hay que reconocer que Puigdemont está aprovechando su momento, algo que el personal sanitario todavía puede hacer. Hay que buscar cuál es el mejor momento para que las reivindicaciones puedan llevarse a efecto, y aprovecharlo.