Hormigueo, picazón o ardor, el síndrome de piernas inquietas que también afecta a niños y adolescentes

La Sociedad Española de Neurología estima que el síndrome de las piernas inquietas puede afectar hasta unn 4% de niños y adolescentes y al 10% de la población adulta

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Foto: Pixabay

Redacción
Sienten la necesidad difícilmente controlable de mover las piernas porque, habitualmente, tienen sensación de hormigueo, picazón o ardor, normalmente mientras están en la cama o descansado, lo que trae problemas de sueño. Son las personas que sufren el síndrome de piernas inquietas, un trastorno neurológico que afecta también a los niños y adolescentes. La Sociedad Española de Neurología (SEN) estima que puede afectar hasta el 4% de este grupo de población, mientras que el porcentaje sube hasta el 10% en adultos. Esto se traduce en hasta dos millones de personas en España por el síndrome, cuyo día mundial se celebra este sábado.

La SEN calcula que hasta un 90% de las personas que padecen este trastorno neurológico podrían estar sin diagnosticar

Sin embargo, el número de personas diagnosticadas de esta enfermedad es muy bajo. La SEN calcula que, en España, hasta un 90% de las personas que lo padecen podrían estar sin diagnosticar. Y es que, en la gran mayoría de los casos, y sobre todo al inicio de la enfermedad, los síntomas se suelen manifestar de forma muy discreta y esporádica, lo que hace que muchas personas no consulten sus síntomas hasta que la enfermedad ya ha evolucionado. Esto puede llevar a generar retrasos de más de 10 años en el diagnóstico. Parte del problema en el retraso diagnóstico tiene que ver con “normalizar” la aparición de estas molestias y por la dificultad para acceder a un médico especialista que pueda esclarecer el diagnóstico.

“Sobre todo, son los casos que se inician en la edad pediátrica, cuando la presencia de estas molestias en las extremidades pueden ser achacadas a dolores de crecimiento o a hiperactividad, donde se dan los mayores retrasos en el diagnóstico”, comenta la Dra. Celia García Malo, vocal del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y Sueño de la SEN. “Y, sin embargo, sabemos que al menos un 25% de los pacientes comienzan a experimentar los síntomas de la enfermedad en la infancia o en la adolescencia.

Dra. García Malo: “Los casos que se inician en la edad pediátrica pueden achacarse a dolores de crecimiento o a hiperactividad, por lo que se dan los mayores retrasos diagnósticos”

Además, afirman que son precisamente los casos que se inician en niños y adolescentes los que pueden llegar a convertirse en los casos más graves. Hasta un 20% de los pacientes con el síndrome de piernas inquietas padecen esta enfermedad en su forma más grave y, por lo general, se da en las personas cuyos síntomas empezaron antes de los 20 años. Este síndrome suele estar asociado con ansiedad y depresión, “además de que puede tener un significativo impacto en las relaciones sociales y laborales”, apunta la doctora.

Aunque aún se desconocen las causas que están detrás de esta enfermedad, se la ha relacionado con factores genéticos, deficiencias de hierro y alteraciones en los niveles de dopamina en el cerebro. Pero también puede estar asociada a ciertas enfermedades y condiciones médicas, como la insuficiencia renal, la diabetes, el embarazo, neuropatías, afecciones de la médula espinal o a enfermedades como el párkinson o la esclerosis múltiple.

La especialista de la SEN afirma que son los casos de síndrome de piernas inquientas que se inician en niños y adolescentes los que pueden llegar a convertirse en los más graves

La Dra. García Malo señala que no se trata de una enfermedad que solo debute en la infancia o en la adolescencia. “Aunque puede iniciarse a cualquier edad, en general, la gran mayoría de las personas comienzan a experimentar los síntomas a partir de la cuarta década de la vida. Además es más común en mujeres que en hombres”.

La experta recomienda a las personas que experimenten las molestias, “sobre todo cuando ocurren con tal frecuencia que dificultan el inicio o el mantenimiento del sueño” que “consulten con su médico para realizar un correcto diagnóstico, estudiar si existe alguna causa subyacente y tratar de forma adecuada el trastorno. La doctora señala que, actualmente, “aproximadamente un 25% de los pacientes que acuden a la consulta de Neurología o a una Unidad de Sueño por problemas de insomnio crónico es diagnosticado con el síndrome de piernas inquietas”.

“Aproximadamente un 25% de los pacientes que acuden a la consulta de Neurología o a una Unidad de Sueño por problemas de insomnio crónico es diagnosticado con el síndrome de piernas inquietas”

¿Cómo se puede tratar este problema de salud? Dependiendo de si se identifica o no algún tipo de causa subyacente, variará el tratamiento. En todo caso, por lo general, el tratamiento se centrará en abordar los síntomas y mejorar la calidad del sueño. Los enfoques terapéuticos pueden incluir cambios en el estilo de vida, como evitar el consumo de cafeína y alcohol, mantener una rutina regular de sueño, hacer ejercicio y aplicar técnicas de relajación. Y en casos más graves o cuando la enfermedad interfiere significativamente con la calidad de vida, existe medicación específica para mejorar los síntomas”, explica la vocal de la SEN.

“En todo caso es importante que se realice un correcto seguimiento de la evolución de la enfermedad y de sus síntomas para tratar de que esta enfermedad no vaya a más. Ya que, cuando la enfermedad evoluciona y los pacientes sufren una forma grave de esta enfermedad, es mucho más difícil dar con una pauta de tratamiento que sea efectiva”, concluye.

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