Salvador Luna. Digital Marketing & Corporate Communications Manager en Fujifilm España
El 24 de septiembre celebramos el Día Mundial de la Investigación contra el Cáncer, un homenaje para todos aquellos que vuelcan sus esfuerzos en encontrar soluciones para los pacientes que sufren esta enfermedad en cualquiera de sus variantes. Y, al mismo tiempo, una llamada de atención para que se destinen más recursos a su estudio constante.
Lo cierto es que gracias a esta labor investigadora, cada año tenemos más y mejores tratamientos, así como fórmulas de atención al paciente más completas y multidisciplinares y métodos de diagnóstico más precisos. En este aspecto, mucho ha tenido que ver el trabajo en red entre especialistas y pacientes de diferentes países del mundo. Los nuevos sistemas de comunicación han ayudado a impulsar la investigación y la transferencia de conocimiento de una forma más ágil.
Gracias a la labor investigadora, cada año tenemos más y mejores tratamientos
De esta manera se han desarrollado también innovadores equipos de diagnóstico por imagen enriquecidos con softwares de inteligencia artificial, que son capaces de aprender de cada paciente que visualizan, de cada prueba que registran, y enviar esa información útil para el diagnóstico a todos los equipos similares que compartan su misma red.
Con esta información que se añade de forma constante (garantizando en todo momento la correcta anonimidad de los datos), es posible distinguir y localizar un posible tumor de carácter incipiente de una forma relativamente sencilla y poco invasiva. Por ejemplo, existen sistemas de endoscopia que pueden generar predicciones histológicas sobre los pólipos sospechosos que aparecen en imagen y determinar si son hiperplásicos o neoplásicos.
Los nuevos sistemas de comunicación han ayudado a impulsar la investigación y la transferencia de conocimiento de una forma más ágil
Hablamos de equipos encuadrados en el entorno de la medicina personalizada, capaces de diferenciar cada caso estudiado y aportar una solución diferente en función de cada paciente y de sus resultados. Son herramientas de última generación que combinan softwares de gestión de datos e inteligencia artificial con imágenes en alta resolución, de uso sencillo para facilitar la labor de los profesionales sanitarios.
Aunque todavía no es lo habitual, este tipo de sistemas están llegando poco a poco a la práctica clínica diaria. Y actualmente están ayudando a detectar de forma precoz algunos tipos de cáncer, como el colorrectal, el de mama, útero u ovario. Esto facilita el abordaje de la enfermedad y su posterior control, lo que suele implicar además una menor presión para los clínicos y un ahorro para el sistema: los tratamientos son más efectivos, lo que repercute en menores ingresos hospitalarios y menos visitas a urgencias.
Este tipo de sistemas están llegando poco a poco a la práctica clínica diaria
Poco a poco, este tipo de innovaciones irán siendo habituales y accesibles en otras tipologías oncológicas, siempre y cuando, eso sí, se mantenga la apuesta por la innovación y la evolución tecnológica. Una tendencia que, desde nuestro punto de vista, ya no tiene freno y que se traduce en una mejor atención al paciente, que va a recibir terapias más dirigidas y certeras.
Merece la pena seguir innovando e investigando, sabiendo que esa labor va a servir para mejorar la seguridad y la calidad asistencial de los pacientes. Y sobre todo para aquellos que se ven afectados por un cáncer, ya que en su tránsito hacia la recuperación han de pasar por las manos de muchos especialistas y realizar un número elevado de pruebas.
Hacer ese camino más cómodo, a la par que eficaz, es una máxima que debe estar implícita en los objetivos de cada investigador, gestor sanitario o empresa desarrolladora. Convertirse en un compromiso, que además está recogido en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que hemos de mantener para generar nuevos impactos beneficiosos para la sociedad.
