Luis de Haro, Director general de iSanidad
“Cuerpo a tierra que vienen los nuestros“, la famosa frase del ministro Pío Cabanillas es todo un símbolo de la situación actual del sistema sanitario. No hay peor enemigo que los propios compañeros, esos de los que uno espera una mano salvadora en un momento de necesidad. Acabamos de ver la realidad de la situación sanitaria en España con el debate de investidura de Núñez Feijóo. Solo unos cuantos mensajes sobre el sistema sanitario, ese que está formado por los profesionales que aplaudíamos a las 20h00 en los balcones.
Al resto de portavoces de partidos no se les ha oído, con nada. Es la muestra de que la sanidad no es importante para la política. La sanidad no vende, no se ha escuchado una propuesta atractiva o ilusionante. En la próxima legislatura, cuando la haya, no esperemos mucho, tendremos más de lo mismo.
Si los “nuestros” tratan así al sistema, ¿cómo se nos quedará el cuerpo cuando vengan los enemigos?
La desmotivación, las listas de espera, la falta de profesionales, las agresiones, el acceso a los medicamentos innovadores… ni una referencia a lo importante. La única preocupación es quien va a manejar ese ingente presupuesto de sanidad. El 30% aproximado del presupuesto total sí que interesa. Incluso se puede dilapidar el dinero con pinganillos, traductores o iPhones para sus señorías, pero no hay dinero para más médicos o más enfermeras. Cualquier paciente, cualquier profesional espera algo más de sus dirigentes políticos.
Hace pocos días, la Junta de Andalucía anunciaba que había reducido los conciertos para operaciones respecto a 2022. La noticia no es que se ha reducido el gasto, es que haya reducido el presupuesto. La noticia, contada así, es ideológica. Así contado es difícil hacer más daño al sistema. Los conciertos, como tales, no son ni buenos ni malos, lo que tienen es que ser eficaces y hacer más eficiente al sistema. De la eficiencia del sistema no ha hablado la Junta. Tampoco ha hablado de ello ni el candidato, ni el ministro, ni los partidos de la oposición. Lo dicho, “cuerpo a tierra que vienen los nuestros”, ¿será peor cuando venga el enemigo?