Redacción / Barcelona
Se denomina valle de la muerte a esa etapa en que la investigación debe materializarse en una innovación que alcance el mercado. Es el momento en que fracasan la mayoría de las compañías y pymes biotecnológicas y la principal causa es la falta de financiación. Ese punto de inflexión que vive cualquier empresa se ha convertido en uno de los grandes retos para la industria farmacéutica. Así lo puso de manifiesto directora de Investigación Clínica y Traslacional de Farmaindustria, Amelia Martín Uranga, durante una mesa en el marco de BioSpain que ha cerrado este jueves su undécima edición.
El lanzamiento de un medicamento suele significar un periodo de investigación de entre 10 y 12 años y una inversión de alrededor de 2.400 millones de euros. Asimismo, solo una de cada 10.000 moléculas que se investigan llega a convertirse en un fármaco. Martín Uranga ha apostado por reforzar la colaboración público-privada para poder afrontar este desafío con mayor garantía de éxito.
“La colaboración público-privada ha sido clave en el liderazgo alcanzado por nuestro país en ensayos clínicos y ha marcado una gran diferencia con otros países de nuestro entorno. Creemos en la necesidad de tomar medidas e implantar políticas que impulsen eficazmente la traslación de la ciencia hacia la investigación farmacéutica industrial”, explicó la directora de Investigación Clínica y Traslacional de Farmaindustria.
Se denomina valle de la muerte a esa etapa en que la investigación debe materializarse en una innovación que alcance el mercado
Durante el encuentro, se han puesto sobre la mesa iniciativas de éxito como Cáncer Innova, un programa nacido en Galicia de colaboración público-privada en el que colaboran la Administración, investigadores y compañías, con el objetivo de potenciar el desarrollo de nuevos medicamentos y crear un ecosistema biotecnológico cercano a los pacientes. Después de los primeros pasos de éxito, el camino ahora se dirige a la integración de nuevos actores y comunidades autónomas.
“Es importante que se pongan en marcha iniciativas entre todos los agentes implicados y que permitan replicar el éxito obtenido en ensayos clínicos en los últimos años en estas primeras fases clave para la innovación, porque será así como conseguiremos potenciar el papel de España como un auténtico hub de innovación y producción de medicamentos”, incide la directora de Investigación Clínica y Traslacional de Farmaindustria.
Precisamente en este ámbito, Farmaindustria lleva desde 2011 impulsando el programa Farma-Biotech, un punto de encuentro entre los investigadores preclínicos y las compañías farmacéuticas para el impulso de proyectos con expectativas de convertirse en nuevos fármacos. “El gran reto es ser capaces de detectar el conocimiento allá donde esté y asumir el coste elevado de desarrollar esa potencialidad, que tiene un alto riesgo de fracaso. En este punto es necesario unir a las pequeñas empresas biotecnológicas o los investigadores académicos con las compañías farmacéuticas, que atesoran la experiencia, el liderazgo y la capacidad organizativa e inversora para hacer realidad los proyectos”, apunta Martín Uranga.