Redacción
Un total de 41 de las 44 facultades de Medicina españolas han participado en el Primer Observatorio de la Academia de Medicina Familiar y Comunitaria de España en la universidad española 2023, un informe que muestra mejoras en la implantación de esta materia en la formación superior y de sus profesionales como docentes, aunque la tendencia aún queda lejos de los estándares internacionales. El documento se ha publicado en la Revista Clínica de Medicina de Familia.
El reverso de este buen dato es que aún hay siete facultades de las 41 estudiadas que no contemplan la medicina de familia y comunitaria como materia
El 82,9% de las facultades que analiza el estudio imparten una asignatura de medicina de familia y comunitaria y, en todas excepto dos, es obligatoria. El reverso de este buen dato es que aún hay siete facultades de las 41 estudiadas que no contemplan esta materia. El documento, también analiza la homogeneidad de la asignatura. El 34% de las facultades denominan la asignatura con el nombre oficial de la especialidad, pero entre ellas, hay una “enorme variabilidad” en los créditos que se le asignan, y que van desde un solo crédito a 12. En 13 facultades (38,24%) se le asigna solo tres créditos, en otras 11 (32,35%) la asignatura vale seis créditos. En dos de las facultades analizadas, medicina de familia y comunitaria suma 12 créditos. La mayoría de facultades cuentan con estancias formativas en centros de salud, aunque no siempre se enmarcan dentro de la asignatura específica.
La falta de homogeneidad entre facultades también afecta al número de profesores asignados a medicina de familia y comunitaria, por lo que no es posible precisar adecuadamente el cuerpo docente. Pero los datos de que disponen, indican que hay una mejora desde 2015 a 2023, años en los que se ha pasado de contar con solo cuatro profesores titulares a sumar actualmente tres catedráticos y 13 titulares, algunos ya acreditados como catedráticos por la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación, (Aneca). A pesar de la mejora, no existen departamentos de medicina de familia y comunitaria y solo cuatro facultades tienen unidades docentes de este ámbito de la medicina.
El 34% de las facultades denominan la asignatura con el nombre oficial de la especialidad, pero hay una “enorme variabilidad” en los créditos que se le asignan, y que van desde un solo crédito a 12
Por otro lado, la presencia de especialistas en medicina familiar y comunitaria como docentes que imparten asignaturas de grado diferentes a su área de conocimiento se observa en 33 facultades, el 80,5% del total de facultades analizadas. Están presentes en asignaturas del ámbito generalista como patología general, clínica médico-quirúrgica, propedéutica y exploración física, metodología de la investigación, epidemiología, estadística, medicina preventiva y salud pública, prevención y promoción de la salud, bioética, comunicación, introducción a la salud.
A pesar de ello, “aún representan un número muy reducido del claustro docente”, señalan Verónica Casado, Remedios Martín, Susana Aldecoa, Antoni Sisó-Almirall, Rosa Magallón y Guillermo García-Velasco, que junto con otros 44 académicos colaboradores en el Observatorio AMFE firman el informe. Algo que ha llamado la atención de las autoras es la presencia de médicos de familia como docentes en otras disciplinas o grados como Enfermería, Fisioterapia, Odontología, Ingeniería biomédica, Nutrición, Farmacia, Ciencias de la actividad física y el deporte, Terapia ocupacional, Trabajo social, Magisterio y Podología.
En 2015 había solo cuatro profesores titulares de medicina de familia y comunitaria, en 2023 hay tres catedráticos y 13 titulares
Además, un total de 50 profesionales participan en docencia de máster de facultades propias u otras. “A pesar de haberse producido algunos avances en los últimos años, la plantilla de médicos y médicas de familia es todavía muy inferior a la que corresponde a la importancia de la MFyC en el sistema sanitario español”, señala Verónica Casado, presidenta de AMFE. Casado señala que “el prestigio académico y las vocaciones nacen en las universidades y por eso es tan relevante la presencia nuclear de la MFyC en las mismas, por la inversión en salud que supone la medicina de familia y comunitaria y la atención primaria y por el compromiso social que tienen las universidades”.
El conjunto de firmantes del Observatorio de AMFE consideran en las conclusiones que “debemos avanzar en el reconocimiento de la actividad docente de la medicina de familia y comunitaria en las universidades. Se está realizando un enorme esfuerzo por reforzar esta visibilidad porque la medicina de familia necesita de la universidad tanto como la Universidad necesita de la medicina de familia para responder a la sociedad e innovar en docencia”.
“Debemos avanzar en el reconocimiento de la actividad docente de la medicina de familia y comunitaria en las universidades”
Como puntos fuertes de esta área de conocimiento, las autoras destacan la “gran cantidad de actividades innovadoras” que imparten tanto en las aulas como en las rotaciones en los centros de salud. En el 90% de las facultades estas metodologías innovadoras se utilizan de manera simultánea, lejos de las clases magistrales. Son técnicas que “presentan mejores logros en las pirámides de aprendizaje”, señalan.
En el punto opuesto, lo que más preocupa a los miembros de la AMFE tiene que ver con que “no se elige lo que no se conoce”. De ahí la importancia de la existencia de una asignatura de MFyC en todas las facultades, con homogeneidad en planes de estudios, nomenclaturas, carga lectiva, etc. “Para que una especialidad, tan esencial como la MFyC, sea elegida por nuestros futuros especialistas tiene que ser conocida y en este aspecto la universidad cobra una especial relevancia”, concluyen.
Con todos los datos que pueden extraerse del estudio, la AMFE ha elaborado 12 recomedaciones. Entre ellas, implantar en todas las facultades de Medicina una asignatura obligatoria de medicina de familia y comunitaria con al menos seis créditos, con una nomenclatura unificada, departamento propio y unidad docente.
“Para que una especialidad, tan esencial como la MFyC, sea elegida por nuestros futuros especialistas tiene que ser conocida”
También apuesta por asegurar prácticas tuteladas de esta área de la medicina, con al menos 12 créditos, en los centros de salud y prácticas en los rotatorios de asignaturas preclínicas y clínicas desde los primeros años del grado con al menos tres créditos por año. Piden, además que el conocimiento de este ámbito se incluya en los temas de asignaturas preclínicias y clínicas. Además, piden apoyo para los profesores, con reconocimiento de la parte asistencial y de la metodología docente por parte de la Aneca, y reconocimiento de su participación en las prácticas.