Solo el 5% de casos de violencia de género denunciados se detectan en atención primaria: “No estamos preparados”

El 93% de las mujeres víctimas de violencia de género acuden a las consultas de atención primaria, en los casos que se detecta suele haber entre cinco y 10 años de maltrato, según se ha puesto de manifesto en el 45 Congreso Nacional de Semergen

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Gema Maldonado (Valencia)
Los servicios de atención primaria del Sistema Nacional de Salud tienen un problema para detectar la violencia de género, pese a que las víctimas visitan con frecuencia sus consultas. Hasta el 93% de las mujeres que sufren violencia de género acuden a su médico de familia por diversas causas, sin embargo, “solo el 5% de los casos denunciados se detectan en el servicio de atención primaria”. Así lo ha asegurado la Dra. María del Rosario Blasco Martínez, médica del Centro de Salud Nueva Andalucía (Almería) y coordinadora del Grupo de Trabajo de Atención a la Mujer de Semergen, durante su ponencia en el 45º Congreso Nacional de Semergen, que se celebra en Valencia hasta el próximo sábado.

“Hay poca concienciación sobre la violencia de género como un problema de salud. Y es un asunto de salud pública por su magnitud, su gravedad y su impacto en los servicios sanitarios”

La violencia de género “es como una patología crónica” cuando es reiterada y sostenida en el tiempo y, una mujer maltratada “viene muchas veces a consulta, tenemos que estar atentos para ver si hay algo más detrás de los que nos están diciendo”. Como ocurre con enfermedades que se consideran de difícil diagnóstico, su detección se retrasa en este nivel asistencial, hasta el punto de que “suele haber entre cinco y 10 años de maltrato” cuando sale a la luz el problema en la consulta.

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¿Por qué es tan difícil que un médico de familia pueda llegar a detectar un caso de violencia de género? “Hay poca concienciación sobre la violencia de género como un problema de salud”, apunta la especialista, quien incide en que realmente se trata de un asunto “de salud pública por su magnitud, su gravedad, su impacto en los servicios sanitarios y el gasto que provoca”. También falta formación. “No estamos preparados como médicos para afrontarlo. Los profesionales no relacionamos los malestares de las mujeres con la violencia que sufren o han sufrido“.

“No estamos preparados como médicos para afrontarlo. Los profesionales no relacionamos los malestares de las mujeres con la violencia que sufren o han sufrido

Estas mujeres asisten de forma repetida a la consulta con diferentes problemas de salud que, en realidad, se engloban en lo que la Dra. Blasco ha llamado “el síndrome de la mujer maltratada”, una “patología que como médicos tenemos que conocer”. Presentan problemas físicos como cefaleas, insomnio, trastornos gastrointestinales, infecciones respiratorias frecuentes, caída del cabello, dolores inespecíficos o abuso de sustancias, y otros psicológicos, entre los que se encuentran la depresión, la ansiedad, los trastornos de la conducta alimentaria, una baja autoestima, vergüenza, intentos autolíticos y estrés postraumático “equiparable al que sufren los prisioneros de guerra, aunque ellas no se reconozcan”, expone la Dra. Ana Rosa Jurado López, médica de familia, sexóloga y miembro de los Grupos de Trabajo de Sexología y de Atención a la Mujer de Semergen.

Bajo algunas de las consultas de falta de deseo sexual que recibe se esconde un problema de violencia sexual. “Cuando este tipo de violencia lleva mucho tiempo ocurriendo, las mujeres generan una disociación que las despersonalizan y de ahí, la falta de deseo”, ha explicado la Dra. Jurado, “pero ellas no se reconocen como maltratadas. Y tengo la consulta llena de mujeres con este problema”.

“El estrés postraumático en estas mujeres es equiparable al que sufren los prisioneros de guerra”

Semergen abordó esta realidad durante el pasado mes de enero, como parte de los expertos que participaron en una Subcomisión del Congreso de los Diputados, dentro de la Comisión de seguimiento y evaluación de los acuerdos del Pacto de Estado en materia de Violencia de Género. El objetivo era la renovación y actualización del pacto. Pero casi un año después, “no puedo traer novedades al respecto”, ha lamentado la Dra. Blasco, que participó como experta de la sociedad científica. El abrupto fin de la legislatura con la convocatoria de elecciones dejó parada la actividad en el Congreso.

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¿Qué se puede hacer en la consulta?

El Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud aprobó en 2021 un instrumento común estandarizado para detectar de forma temprana la violencia de género. Semergen cuenta con un plan de atención precoz frente a la violencia de género, que aún no se ha implementado, para formar al personal de los centros de salud y “estar preparados para actuar cuando ven un caso”, apunta la Dra. Blasco. Para conseguirlo es necesario identificar el círculo de la violencia de género. “Una primera fase de acumulación de tensión, una segunda fase de agresión, que es cuando se ven el 95% de los casos porque van a urgencias con las lesiones, y después pasamos a la fase de luna de miel o reconciliación. Nos estamos perdiendo, por tanto, dos tercios de ese círculo, y eso es trabajo de atención primaria, detectar y prevenir la agresión”, afirma la Dra. Blasco.

“En la fase de agresión es cuando se ven el 95% de los casos porque van a urgencias, pero nos estamos perdiendo dos tercios del círculo de la violencia de género. Es trabajo de atención primaria detectar y prevenir la agresión”

En el plan recomiendan hacer a todas las mujeres a partir de 14 años un “cribado”, basado en test cortos como el WAST de dos preguntas. “¿Cómo describiría la tensión en su pareja?, ¿Resuelven sus problemas de pareja con dificultad?”. Dependiendo de las respuestas (mucha, poca o ninguna), el médico de familia optaría por hacer el test más largo y “comprobar indicadores de sospecha y riesgo”.

Más allá de herramientas que permitan obtener pistas, la clave es “la confianza con el paciente, hay que trabajarla”, unida al acompañamiento. “Es muy importante que la mujer se sienta acompañada y apoyada, que no se sienta juzgada porque el ritmo de la posible separación del maltratador lo pone ella”, afirma la Dra. Blasco, “de hecho, hay mujeres que no se separan nunca, y tenemos que seguir acompañándolas”, concluye la Dra. Jurado.

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