Dr. Juan José Afonso: “Hoy se habla más de salud mental, pero seguimos negando la mayor a la enfermedad mental”

Director general de centros de la Orden Hospitalaria San Juan de Dios España

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Cristina Cebrián
La salud mental cada vez es más visible en la sociedad y, sin embargo, se habla poco de enfermedades mentales. El Dr. Juan José Afonso, director general de centros de la Orden Hospitalaria San Juan de Dios España, recuerda que no hay salud sin salud mental y destaca la importancia de normalizar la enfermedad mental para tratarla como cualquier otra patología. Para ello, se necesita un abordaje sociosanitario, avanzar hacia modelos comunitarios y más formación dirigida a pacientes y familiares. Sobre esto, el Dr. Afonso recuerda que ellos son clave a la hora de tomar decisiones sobre sus vidas: “Deben ser parte de la solución, es de justicia y se lo debemos”.

Tras la pandemia de Covid-19 y el confinamiento que vivimos, parece que han aumentado los problemas de salud mental. ¿Esto es así o la realidad es que antes se hablaba poco o nada sobre la salud mental?
No estamos peor que nunca, ni mejor tampoco. Pero hoy, poco a poco, vamos ganando un espacio de visibilidad muy necesario pensando sobre todo en los jóvenes de hoy, adultos de mañana y ancianos de pasado mañana que necesitan esa “normalidad” para entender qué les ocurre y tratarlo con tanta naturalidad como si fuera un esguince. Eso sí, hablamos en la calle hoy más de “salud mental” pero a la “enfermedad mental” le seguimos negando la mayor. Esto como sociedad lo tenemos que revisar.

El lema del Día Mundial de la Salud Mental para este año 2023 es “Salud Mental, salud mundial: un derecho universal”. ¿Sigue siendo un reto para los sistemas sanitarios poder alcanzar ese derecho universal?
Absolutamente. Y no solo como una cuestión sanitaria, también social. Cuando digo social, hablo de que sistemas sociales y sanitarios separados hacen que el paciente crónico de este tipo de patologías quede tremendamente expuesto y con unos vacíos de atención que nada tienen que ver con el sistema garantista que pensamos que poseemos.

La primera medida para mejorar la prevención y promoción de la salud mental es romper las barreras entre los espacios públicos de lo social y lo sanitario, esto es crítico

La salud mental ha de estar en todas las políticas, que incluyen también educación, trabajo, interior, justicia, igualdad, etc. No se va a solucionar solo con más centros ni con más profesionales. Hay que identificar causas, trabajar en prevención y bienestar desde los primeros años. Estamos en una sociedad en transición hacia un nuevo modelo social en el que la tecnología nos va a hacer replantear qué debe hacer el ser humano para seguir progresando. Quizás no sea trabajar mucho, sino trabajar mejor. O mejor trabajar, interactuar, divertirnos de una nueva manera que de momento seguimos buscando.

¿Qué medidas deberían tomarse en España para mejorar la prevención y promoción de la salud mental?
La primera, romper las barreras entre los espacios públicos de lo social y lo sanitario, esto es crítico. Porque es la única manera de centrarse en la persona y todo su ciclo vital de acompañamiento. Lo segundo es avanzar hacia modelos comunitarios. Desde el punto de vista de conocimiento de la enfermedad mental y de su gestión se ha avanzado muchísimo en las últimas décadas. Tenemos que luchar por devolver a muchas de estas personas a la sociedad e integrarlas en los cotidiano en la medida de lo posible y dignificarlas al igual que hacemos con otro tipo de patologías.

¿El Plan de Acción de Salud Mental 2022-2024 es el marco de trabajo adecuado o existe margen de mejora?
Es una fantástica carta de intenciones, pero al final, quienes estamos a pie de obra, sabemos que es necesaria una normalización del cuidado del bienestar emocional y una visualización de la enfermedad mental crónica que no existe. Es necesario que sea una mesa de toma de decisiones más amplia, con más participación de profesionales y pacientes y encaminada al acompañamiento en todo el ciclo vital. Todavía somos muy institucionales y tenemos que superar los muros de los diferentes dispositivos.

Tenemos personas atendidas con enfermedad mental que nos piden que derivemos a residencias de la tercera edad. A esto nos solemos negar porque a mucha gente se le destroza su pequeño espacio de seguridad y felicidad

Nosotros tenemos personas atendidas con enfermedad mental que nos piden que derivemos a residencias de la tercera edad simplemente por criterios de edad, sacándoles de su casa o de un centro en el que llevan toda la vida. A esto nos solemos negar “como gato panza arriba”, porque a mucha gente se le destroza su pequeño espacio de seguridad y felicidad. Los fondos públicos en salud mental deben llegar, pero con un criterio diferente al actual. Hay que mirar la salud mental desde un prisma diferente.

En los últimos años se escucha con frecuencia la expresión de “paciente empoderado” para tomar partida de las decisiones sobre su salud. En el ámbito de la salud mental, ¿esto es posible? ¿Qué papel juega el paciente?
Juega un papel central, algo que pocas veces las instituciones y los profesionales hacemos. Tratamos a un enfermo mental como si tuviera una incapacidad para pensar o para decidir y, en la mayoría de los casos, no es así. Es verdad que el paciente y familia se han empoderado cuando hablamos de un cáncer, de una enfermedad autoinmune o de cualquier otra “patología física”.

Estamos haciendo un esfuerzo muy alto en intentar visibilizar y formar a pacientes y familias. Ellos van a ser clave en el proceso de toma de decisiones

Existe un gran conocimiento social y muchísimas fuentes de información, pero en el contexto de la salud mental ya no hay tanto. Por eso estamos haciendo un esfuerzo muy alto en intentar visibilizar y formar a pacientes y familias. Ellos van a ser clave en el proceso de toma de decisiones de sus vidas. Deben ser parte de la solución, es de justicia y se lo debemos.

¿Cuáles son las principales aportaciones desde los centros San Juan de Dios España en el ámbito de la salud mental?
Como institución, llevamos 500 años poniendo el foco en la salud mental. De hecho, a nuestro fundador lo llamaban “el loco de Granada” y nuestro objetivo no ha cambiado porque queremos seguir siendo vertebradores y punta de lanza de la atención a la salud y a la enfermedad mental en cualquiera de sus formas, esté donde esté.

Pacientes con lo que llamamos “patologías sociales” sumadas a la enfermedad mental: personas sin hogar, en cárceles o en situación de soledad no deseada, por ejemplo, requieren una atención diametralmente opuesta al modelo que se cree el Gold Estándar y que ya no vale: tratamiento médico por un lado y atención social por otro diseñan un futuro desalentador. Nuestros dispositivos atienden la enfermedad mental allí donde está y esa va a ser nuestra apuesta para los próximos años.

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