J.P.R.
Los últimos ensayos clínicos presentados en el Congreso de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO) han puesto en valor la irrupción de los anticuerpos conjugados en cáncer de mama. Estos fármacos se componen de tres elementos: un anticuerpo monoclonal, un fármaco citotóxico y un conector químico que los une para transportar el agente citotóxico a las céulas tumorales. Este anticuerpo conjugado se une a una proteína en la superficie de esta célula cancerosa. De esta manera, se libera el fármaco citotóxico para destruirla.
En un primer término, estos tratamientos habían demostrado eficacia en el triple negativo, el tumor de mama con peor pronósticos. Los últimos ensayos han logrado resultados positivos en el HR+. El Dr. Javier Cortés, director del International Breast Cancer Center, destaca el impacto de estos emdicamentos. “Hoy prácticamente son la piedra angular de muchas de las estrategias terapéuticas”, insiste el especialista.
¿Cómo han impactado los anticuerpos conjugados en el tratamiento del cáncer de mama?
Los anticuerpos conjugados, también conocidos como caballos de Troya, han impactado de forma muy significativa en el abordaje de los diferentes tipos de cáncer de mama: del HER2, del triple negativo y del hormonal. Hoy prácticamente son la piedra angular de muchas de las estrategias terapéuticas. El impacto ha sido en términos de supervivencia global, no solo de control de la enfermedad. A partir de aquí, tenemos que optimizarlos con combinaciones, con una administración más temprana o con la implantación de distintas estrategias terapéuticas.
“Tenemos que optimizar stos anticuerpos conjugados con combinaciones, con una administración más temprana o con la implantación de distintas estrategias terapéuticas”
¿Cómo se deciden estas estrategias terapéuticas en función de cada paciente?
Cuando los estudios demuestran que un fármaco es superior a otro pasa a convertirse en tratamiento estándar. Una vez que entendemos cómo funcionan, tenemos que estudiar y ver otros fármacos que puedan optimizar su actividad con posibles sinergias. Ya hemos visto en el Congreso de la Sociedad Europa de Oncología Médica (ESMO) que la combinación de este caballo de Troya y la inmunoterapia ha dado resultados espectaculares en los tumores mama triple negativo.
Estos anticuerpos conjugados solo habían demostrado hasta ahora eficacia en los triple negativos.
Es donde primero se había demostrado y estudiado. El cáncer de mama triple negativo tiene un pronóstico especialmente malo. Por tanto, es la patología donde más necesidad teníamos. Cuando se ha visto la potencialidad y se ha explorado en otros contextos, hemos visto que también funciona.
¿Qué cambios hemos visto en supervivencia libre de progresión?
Depende muchísimo del tipo de tumor. En cada contexto los incrementos pueden ser mayores o menores. Por ejemplo, en el cáncer de mama triple negativo el control de la enfermedad se ha duplicado con estos anticuerpos conjugados, con respecto a la quimioterapia clásica. En los tumores de mama HER2 positivo, la supervivencia libre de progresión también se ha multiplicado por cuatro. En los tumores hormonales no se ha producido el mismo incremento, pero hemos doblado el control de la enfermedad y ha mejorado de forma muy significativa la supervivencia global.
“En el cáncer de mama triple negativo el control de la enfermedad se ha duplicado con estos anticuerpos conjugados, con respecto a la quimioterapia clásica”
En estos cáncer de mama HR+ ya teníamos supervivencias globales altas. ¿Pero hasta qué puntos se va a producir una mejora de la calidad de vida?
No hemos visto que la calidad de vida empeore. Si una paciente vive más años y la calidad de vida no empeora, bienvenido sea. Lo malo sería vivir más, pero que la calidad de vida fuera peor. No se ha demostrado una mejor calidad de vida pero se ha conseguido al menos que no empeore. En algunos estudios, no obstante, sí se ha percibido sí que mejora, pero no en todos.
¿Hasta qué punto la investigación terapéutica en cáncer de mama va a girar alrededor de las combinaciones?
La investigación con estas combinaciones está en fases muy preliminares. Todavía no se ha explorado una combinación de estos fármacos respecto a un tratamiento estándar o a la quimioterapia. En cuanto al futuro, tenemos que ver si las combinaciones que incorpora un anticuerpo conjugado mejora el pronóstico con respecto al anticuerpo conjugado en monoterapia. Hay que estudiar si estas terapias junto a inmunoterapia, otros anticuepos monoclonales, quimioterapia o terapias dirigidas demuestran mayor eficacia.