Redacción
La incorporación de la tecnología a los procesos asistenciales ha permitido la optimización de tratamientos, la agilización de diagnósticos y, en definitiva, una mejora en la calidad de vida. Sin embargo, “tecnología, salud y sociedad ya no es una cosa exclusiva de los profesionales médicos, ahora entran en juego diferentes profesiones. Todas ellas tendrán que estar preparadas para el humanismo tecnológico”. Así lo ha puesto de manifiesto Fernando Brandrés, presidente de la Fundación Tecnología y Salud durante la primera edición del Foro Tecnología, Salud y Sociedad, organizado por la Federación de Empresas de Tecnología Sanitaria (Fenin), la Fundación Tecnología y Salud y la Fundación Ortega-Marañón.
Esta actividad se enmarca dentro de la Cátedra Interuniversitaria Tecnología, Salud y Sociedad, una iniciativa pionera e innovadora en el ámbito académico, profesional y científico. Durante el encuentro, diferentes expertos del ámbito empresarial, docente y humanista reflexionaron sobre qué perfil de profesional necesita la atención sanitaria en el siglo XXI para atender y satisfacer las demandas de los ciudadanos.
Para el codirector de la Cátedra Interuniversitaria, Bandrés, “la salud del futuro correrá a cargo de profesionales holísticos”. Ante este nuevo escenario, la humanización del proceso asistencial será fundamental, ya que “la tecnología puede tener el error de convertirse en una prótesis cerebral”. Por tanto, “hacer un diagnóstico diferencial entre la tecnología, salud y sociedad es erróneo”, ha subrayado.
Alfonsel señala la necesidad de “estrechar lazos entre el mundo docente, empresarial y humanista para poner en valor la nueva relación entre la tecnología, la salud y la sociedad”
En este sentido, Margarita Alfonsel, secretaria general de Fenin, ha reiterado la necesidad de “estrechar lazos entre el mundo docente, empresarial y humanista para poner en valor la nueva relación entre la tecnología, la salud y la sociedad”. “Los profesionales son el pilar de nuestro sistema sanitario y, por tanto, su bienestar es responsabilidad de todos. Tenemos que cuidar a quien nos cuida. La crisis de personal sanitario se trata de un diagnóstico que nos tiene que poner de alerta para buscar soluciones”, ha subrayado.
Por su parte, Rodrigo Gutiérrez Fernández, director médico de la Gerencia de Área integrada de Guadalajara (Sescam), ha dibujado un perfil de profesional sanitario del futuro que no trate enfermedades, sino enfermos. “La sociedad necesita un profesional que trate personas, que tenga actitud crítica, que sea comunicador y empático, responsable, que tome buenas decisiones para el paciente y el sistema, que tenga liderazgo clínico, que sea honrado y confiable, comprometido con las personas y la organización y que viva los valores del profesionalismo”, ha apuntado. Según Gutiérrez, es necesaria la humanización, “levantar los ojos del ordenador, para mirar a los ojos del paciente”.
“La medicina hay que entenderla como una parte racional, basada en la ciencia, pero sin perder de vista su vertiente emocional”, ha apuntado María Inés López-Ibor, catedrática de psiquiatría de la Universidad Complutense de Madrid. En este sentido, López-Ibor ha señalado que los aspectos psicológicos del paciente forman el tercer pilar de la Medicina. Por lo tanto, entender qué le sucede, escuchar sus quejas, averiguar por qué tiene esa enfermedad y explicarles cómo prevenir otras patologías es trabajo del profesional sanitario.
“La sociedad necesita un profesional sanitario que no trata enfermedades, sino enfermos”
Sin embargo, Rodríguez Gutiérrez ha mostrado su preocupación por la fragmentación de los saberes con la superespecialización. Problema que, según el director médico de la Gerencia de Área Integrada de Guadalajara, debe solucionarse con la multidisciplinariedad.
Para Pilar Garrido López, jefa de Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Ramón y Cajal, uno de los aspectos que marcará el perfil del profesional sanitario del futuro será la feminización. Asimismo, se ha mostrado preocupada las nuevas generaciones que pese a estar muy bien preparadas, “rápidamente se desmotivan y desincentivan”. En este sentido, ha señalado que “el médico adjunto puede estar muchos años con contratos temporales, lo que genera una sensación de incertidumbre”.
“Necesitamos visión de futuro para que los jóvenes se comprometan, porque tienen mucha vocación, pero hay muchas diferencias entre las comunidades autónomas. Además, nuestra responsabilidad es trabajar por un sistema que ofrezca algo a la generación que viene”, ha indicado. Para Garrido, el futuro de la profesión seguirá siendo la especialización liderada por patologías: “Seguiremos con formación transversal con especialización, porque es imposible saber de todo y ser bueno”.
Por último, Enrique Gómez Aguilera , presidente de la Sociedad Española de Ingeniería Biomédica, ha manifestado que “la medicina avanza de la mano de la tecnología”. De hecho, ha destacado la figura del ingeniero biomédico que actualmente trabaja en estrecha colaboración con el profesional sanitario para proporcionar nuevas metodologías que mejoren el diagnóstico, los tratamientos, la monitorización y la prevención.