Cristina Cebrián
Durante años, la investigación clínica se ha centrado en incluir tan solo muestras masculinas porque resultaban más fáciles de “controlar”. En cambio, las características de la mujer y las diferencias biológicas con el hombre ponen de manifiesto la necesidad de contar con la perspectiva de género en la investigación. Es importante abordar los aspectos psicosociales, relacionados con roles y expectativas que influyen en la percepción de salud mental, como los episodios de violencia de género. Así lo explican la Dra. Susana Ochoa y la Dra. Judith Usall, jefas del grupo de investigación Etiopatogenia y tratamiento de los trastornos mentales graves (Meritt), del Parc Sanitari Sant Joan de Déu, perteneciente a la Orden Hospitalaria San Juan de Dios (Ohsjd).
Las investigadoras aseguran que apenas hay estudios en los que se incluya el tema de la violencia de género y, sin embargo, parte de la recuperación de la mujer que ha sufrido un episodio de estas características, se debe a una evaluación correcta y a una intervención temprana. Además, las Dras. Ochoa y Usall lamentan que, en los ensayos clínicos sobre salud mental, tampoco se incluyen preguntas específicas sobre aspectos tan importantes como el posparto, la peri-menopausia o la menarquía.
¿Por qué es importante incorporar la perspectiva de género en el ámbito de la investigación en salud mental?
La perspectiva de género debe ser incorporada porque hay suficiente evidencia para demostrar que las mujeres y los hombres tienen diferencias biológicas que hacen que expresen los síntomas de manera diferente y que tienen diferente respuesta al tratamiento. Si nos basamos en los síntomas más prevalentes en hombres estamos dejando fuera a la mitad de la población, con lo que es posible que no estemos identificando correctamente esta sintomatología y, como consecuencia, no están recibiendo el tratamiento más adecuado.
Aspectos hormonales relacionados con la menarquia y la peri-menopausia y temas relacionados con el embarazo y posparto son datos básicos para entender algunas situaciones patológicas de la mujer
De hecho, durante muchos años se realizaban ensayos clínicos con muestras masculinas porque resultaban más fáciles de “controlar”. Sin embargo, las especificidades de la mujer hacen necesario que se tengan que tener en cuenta tanto en la evaluación de necesidades como en la intervención. Además de las diferencias biológicas, evidentemente tenemos que tener en cuenta los aspectos psicosociales, relacionados con roles y expectativas que influyen en la percepción de salud mental.
En su labor como investigadoras, ¿se han encontrado en algún momento con dificultades para desarrollar su trabajo por no contar con datos e información sobre la mujer y sus circunstancias?
En muchas ocasiones no se preguntan aspectos específicos relacionados o vinculados más directamente con la mujer y que son realmente importantes. Los aspectos hormonales relacionados con la menarquia y la peri-menopausia, entre otros, así como temas relacionados con el embarazo y posparto. Estos datos son básicos para poder entender algunas situaciones patológicas. Además, también se ha visto que las mujeres sufren más abusos sexuales, sin embargo, este sigue siendo un tema que no se explora lo suficiente.
¿Se incluye en los trabajos de investigación la violencia de género como parámetro para conocer sus consecuencias en la salud mental de la mujer?
Los trabajos de investigación deberían contar con una evaluación holística de los aspectos relevantes para la mujer. El tema de violencia de género es un tema trascendental que pocas investigaciones lo incluyen en su evaluación. Solo en aquellas investigaciones específicas sobre la temática, o similares (trauma) se pregunta concretamente sobre este aspecto.
Los trabajos de investigación deberían contar con una evaluación holística de los aspectos relevantes para la mujer, como el tema de la violencia de género
Sin embargo, parte de la recuperación de la mujer en cuanto a su tratamiento pasa por evaluar correctamente e intervenir sobre esta problemática lo más rápidamente posible. En ocasiones algunos problemas sociales se acaban convirtiendo en problemas de salud por no haber explorado previamente y haber podido hacer una intervención preventiva.
¿Qué diferencias existen con respecto a la prevalencia de las patologías mentales entre hombres y mujeres? ¿Estos datos deberían tenerse en cuenta a la hora de desarrollar investigaciones en salud mental?
Diferentes estudios epidemiológicos ponen de manifiesto que existen diferencias en la prevalencia de determinadas patologías mentales. Por supuesto, se deben tener en cuenta estas diferencias en la exploración de estos trastornos, así como en el tratamiento. Además, podría darse el caso de que los problemas de salud mental estén basados en un criterio más androcéntrico y que esto determine las prevalencias. En cualquier caso, la mayor prevalencia de problemáticas en función del género debe tenerse en cuenta en la intervención.
En el caso de la esquizofrenia, una de las líneas de investigación en las que trabajan, ¿cómo afecta a la mujer? ¿Han observado desigualdades de género con respecto a aspectos clínicos, cognitivos, metacognitivos y psicosociales?
Nuestras investigaciones previas nos indican que existen diferencias de género en diferentes ámbitos sobre todo a nivel psicosocial. Además, las variables más importantes para explicar una recuperación en mujeres no coinciden con las relevantes para los hombres.
En el caso de las mujeres, la internalización del estigma social es mayor, lo que las lleva a sentirse más inferiores en cuanto a capacidades que los hombres con el mismo trastorno
Los resultados de nuestros estudios de intervención también sugieren que la respuesta al tratamiento, tanto farmacológico (u hormonal) como psicológico, es diferente en función del género y parece que las mujeres se benefician más de intervenciones psicológicas que los hombres con psicosis. Además, debemos considerar las necesidades de la mujer de manera específica en el abordaje terapéutico. Por ejemplo, aspectos hormonales, mayor prevalencia de mujeres con psicosis que son madres, trauma, violencia de género, entre otros.
Las patologías mentales suelen tener detrás un estigma social, ¿esto se agrava en el caso de la mujer? ¿Qué se puede hacer para frenarlo?
El estigma social asociado a las personas con trastornos mentales graves es una problemática que debe tenerse presente y realizar estrategias para mejorar. En el caso de las mujeres, la internalización del estigma social es mayor, lo que las lleva a sentirse más inferiores en cuanto a capacidades que los hombres con el mismo trastorno. De esta manera, el autoestigma tiene una vinculación importante con la autoestima y la visión de una misma, afectando en sus relaciones sociales, roles en la sociedad y en su empoderamiento.