Dr. Fernando Mugarza, director de desarrollo corporativo y comunicación (Fundación IDIS)
Estamos asistiendo a un periodo que me resulta de difícil calificación, una época y un tiempo marcados por la opacidad y lo confuso de la situación, puesto que se confunde el interés general con el particular ahondando en las grandes diferencias entre los diferentes territorios de nuestro país. Inequidades que muestran el peor de los semblantes cuando hablamos de aspectos básicos como la sanidad, es evidente que la brecha profundiza su angostura cuando centramos nuestra atención en la denominada España vaciada.
La elevada prevalencia de las listas de espera sigue siendo motivo de gran preocupación puesto que los tiempos de espera prolongados pueden retrasar el tratamiento, agravar las condiciones de salud y disminuir la calidad de la atención en general
España, como muchos países, se enfrenta a retos en su sistema sanitario, con disparidades en recursos y servicios. El informe Health at a Glance 2023 de la OCDE, publicado recientemente, ofrece información crucial sobre el funcionamiento del sistema sanitario español. Una de las cuestiones críticas que destaca el informe de la OCDE es el impacto de las listas de espera en el acceso a los servicios sanitarios. Su elevada prevalencia sigue siendo motivo de gran preocupación puesto que los tiempos de espera prolongados pueden retrasar el tratamiento, agravar las condiciones de salud y disminuir la calidad de la atención en general.
Según datos que recoge el Ministerio de Sanidad, 819.964 pacientes se encontraban en lista de espera quirúrgica el 30 de junio de este año, lo que supone 77.446 personas más que un año atrás. De ellas, un 17,4% espera más de seis meses. Además, se observa que el tiempo medio de espera quirúrgica es de 112 días, con casos de 140-150 días en algunas Comunidades Autónomas. En el caso de las consultas con especialistas, las esperas son de 87 días a nivel nacional, con algunas regiones que alcanzan los 123 días de demora.
819.964 pacientes se encontraban en lista de espera quirúrgica el 30 de junio de este año, lo que supone 77.446 personas más que un año atrás
Según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico varias son las causas de estas prolongadas y angustiantes esperas, entre ellas las disparidades e insuficiencias en los recursos del sistema sanitario. España gasta 4.432 dólares per cápita en sanidad, menos que la media de la OCDE de 4.986 dólares, lo que indica posibles dificultades para satisfacer las necesidades sanitarias de la población, especialmente en las zonas rurales y más despobladas.
La columna vertebral de cualquier sistema sanitario robusto reside en su personal e infraestructuras, y en una buena gobernanza y gestión. España, como otros países, se enfrenta a disparidades en los recursos sanitarios. Según el citado informe, España cuenta con 4,5 médicos en ejercicio por cada 1.000 habitantes, por encima de la media de la OCDE, que es de 3,7; la situación tiene matices puesto que este dato frío habría que analizarlo en profundidad. Es evidente que hay especialidades con una infradotación más que notoria cuyas consecuencias inciden directamente en una sobrecarga asistencial y en un incremento de las listas de espera. A este hecho se añade que España se queda corta en personal de enfermería: 6,3 enfermeras en activo, cuando la media de la OCDE se sitúa en 9,2, lo que enfatiza el notable déficit de profesionales que padecemos.
Hay especialidades con una infradotación más que notoria cuyas consecuencias inciden directamente en una sobrecarga asistencial y en un incremento de las listas de espera
Este desequilibrio afecta directamente a la carga de trabajo, al remanso de la espera a consulta, a intervenciones quirúrgicas y a urgencias, a la eficiencia y a la calidad asistencial medida a través de indicadores de resultados. Para subsanar esta carencia es necesaria una planificación estratégica de los recursos humanos, que incluya iniciativas que atraigan y traten de retener a los profesionales sanitarios con el fin de garantizar una dotación suficiente acorde con las necesidades de la población.
Uno de los retos más evidentes de la infraestructura sanitaria española es la escasez de camas hospitalarias. Con sólo 3,0 camas hospitalarias por cada 1.000 habitantes, España se sitúa por debajo de la media de la OCDE, que es de 4,3. Esta escasez plantea retos importantes, sobre todo en periodos de mayor demanda, como las crisis de salud pública o los brotes estacionales.
La escasez de camas hospitalarias plantea retos importantes, sobre todo en periodos de mayor demanda, como las crisis de salud pública o los brotes estacionales
La escasez de camas hospitalarias puede provocar retrasos en los ingresos, tiempos de espera más largos y posibles tensiones en las instalaciones sanitarias. Para hacer frente a este problema, los responsables políticos deben explorar estrategias para ampliar y optimizar las infraestructuras hospitalarias, garantizando que el sistema sanitario esté bien equipado para hacer frente a las fluctuaciones en el volumen de pacientes.
Mientras España se enfrenta a estos y otros retos, es imperativo dar prioridad a la planificación estratégica del futuro de nuestro sistema sanitario y en este apartado está plenamente vigente la necesidad de un pacto por la sanidad, un pacto inclusivo e integrador que contemple a todos los agentes implicados.
Es imperativo dar prioridad a la planificación estratégica del futuro de nuestro sistema sanitario y en este apartado está plenamente vigente la necesidad de un pacto por la sanidad
En conclusión, aunque España muestra puntos fuertes en ciertos aspectos de nuestro sistema sanitario, existen retos notables. Las prolongadas listas de espera, las inequidades y disparidades en los recursos y las variaciones en el acceso a la asistencia sanitaria en las distintas regiones plantean problemas importantes. Nuestro país debe avanzar hacia un sistema sanitario más integrador, colaborativo y eficaz, garantizando que todos los ciudadanos recibamos la atención oportuna y de calidad que merecemos, una vez que frente a la enfermedad nos son admisibles ni las esperas ni las inequidades.