Ricardo A. Mariscal López. Responsable RRII #SaludsinBulos
Quizá los más “veteranos” recordéis una canción allá por finales de los 80 que se titulaba Don’t worry, be happy, con un pegadizo estribillo y un mensaje optimista ante los problemas, aunque no exento de cierta ironía. La canción fue un tremendo éxito no por su sentido del humor sino porque el público se quedó con el mensaje simplista, un pensamiento positivo a prueba de bombas. La ideología del pensamiento positivo siempre ha estado con nosotros, pero su boom llegó en el siglo pasado cuando surgieron varios libros de autoayuda que relacionaban la actitud positiva con el éxito en la vida.
Felicidad y éxito son dos constantes en nuestra sociedad y aquellos que predican el pensamiento positivo para alcanzar esos dos ideales tienen un caldo de cultivo perfecto para captar muchos adeptos en tiempos de crisis y cambios, como los que estamos viviendo. Sin embargo, la actitud mental positiva se convierte en una ideología muy peligrosa cuando cae en extremismos y se convierte en la base de pseudoterapias muy extendidas, como la bioneuroemoción.
La actitud mental positiva se convierte en una ideología muy peligrosa cuando cae en extremismos y se convierte en la base de pseudoterapias muy extendidas
La pseudoterapia detrás de muchos talleres y cursos de pensamiento positivo
Hace unos meses, desde #SaludsinBulos realizamos un informe, en colaboración con el psicólogo Carlos Sanz Andrea y el experto en sectas Luis Santamaría del Río, sobre retiros vacacionales aparentemente idílicos que escondían peligrosas pseudoterapias y utilizaban mecanismos de captación similares a las sectas. Una de las pseudociencias que se escondía detrás de muchos de estos retiros era la bioneuroemoción. Los practicantes de la bioneuroemoción la venden como un método que busca el bienestar físico y emocional, pero en realidad es una pseudoterapia que achaca las patologías a conflictos emocionales y culpa al paciente por estar enfermo.
Los practicantes de la bioneuroemoción la venden como un método que busca el bienestar físico y emocional, pero en realidad es una pseudoterapia que achaca las patologías a conflictos emocionales y culpa al paciente por estar enfermo
Tanto la bioneuroemoción como el pensamiento positivo extremo se centran en la idea de que nuestras emociones y pensamientos tienen un impacto directo en nuestra salud física y mental. Sostienen que podemos controlar los acontecimientos de nuestra vida con pensamientos positivos y atribuyen las enfermedades a “shocks” emocionales. ¿Qué evidencia empírica tenemos de todo esto? Ninguna, pero es una ideología muy atractiva que nos venden cada día a través de muchos formatos: talleres, cursos, seminarios, libros, vídeos…. Está por todas partes y muchos desaprensivos se han lucrado a costa de ella. Las víctimas que dejan por el camino no les importan. Del pensamiento positivo extremo, que distorsiona la realidad y no tiene ninguna validez científica, lo mejor es estar alejado. Seamos críticos y desconfiemos.