Los inmigrantes acuden menos a la atención primaria y los especialistas insisten en cuidar aspectos culturales, lingüísticos y religiosos

La Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria ha actualizado la Guía de Atención al Paciente Inmigrante para adaptarla a los nuevos inmigrantes y profesionales de atención primaria

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Redacción
La asistencia sanitaria a los inmigrantes es una pieza que no hay que descuidar dentro del sistema sanitario español. En el ámbito de la atención primaria, es fundamental conocer las características de esta población, atendiendo a aspectos culturales, de lenguaje y religiosos. Este es uno de los motivos por los que la Comisión de Cooperación y Salud Internacional (Cocoopsi) de la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria (CAMFiC) ha actualizado su Guía de Atención al Paciente Inmigrante, publicada por primera vez en 2006. Ahora, han adaptado las recomendaciones a los nuevos inmigrantes y profesionales de la atención primaria.

Desde CAMFiC señalan que, a diferencia de lo que pueda parecer, esta población inmigrante frecuenta menos las consultas de atención primaria en comparación con la población autóctona. “Un estudio de 2021 ya indicaba que el inmigrante realiza cuatro visitas al año versus 6.7 visitas año del autóctono”, explican. Además, recuerdan un artículo publicado en The Lancet donde se indica que el inmigrante tiene una mortalidad un 30% menor que los autóctonos, “reforzando la teoría del inmigrante sano”, matizan.

Los inmigrantes presentan unas características demográficas, sociales y culturales diferentes que hay que conocer para ofrecerles una atención adecuada en atención primaria

A pesar de acudir con menos frecuencia a las consultas de atención primaria, los especialistas insisten en que los inmigrantes presentan unas características demográficas, sociales y culturales diferentes que es necesario conocer para ofrecerles una atención adecuada. Por ello, esta guía pretende servir de apoyo a los profesionales de este nivel asistencial para asegurar que la atención es ética y adecuada.

“Todos conocemos la dificultad que representa realizar una anamnesis con una persona que presenta una barrera idiomática importante o que tiene un concepto de salud y enfermedad diferente a la del profesional que le atiende. O de diagnosticar enfermedades que no son prevalentes en nuestro entorno y que deben sospecharse en función de la procedencia, de los tiempos transcurridos o de las prácticas realizadas en otros entornos”, sostienen desde la Comisión de Cooperación y Salud Internacional.

El documento realiza una revisión de asuntos como la entrevista clínica en el paciente inmigrante, su estado de vacunación, actividades preventivas y otros aspectos específicos de la realidad migratoria como la mutilación genital femenina, las enfermedades no transmisibles, la salud mental asociada a la migración y lesiones cutáneas en las enfermedades importadas.

Cuidar la comunicación verbal y no verbal

Un aspecto relevante de esta guía es aprender a diferenciar entre las personas inmigrantes recién llegadas, de aquellas que ya hace muchos años de su llegada, “sin olvidar que muchos de ellos volverán periódicamente a sus países de origen en viajes con características especiales”, detallan los autores. Tampoco deben olvidarse de que los aspectos culturales, lingüísticos y religiosos tanto de los profesionales sanitarios como de las personas atendidas tienen un papel protagonista en el desarrollo de la relación que se establece.

Es importante abordar el malestar emocional de la persona inmigrante ya que “no todas las culturas entienden por igual una depresión, un duelo o diferentes etapas vitales como la adolescencia o la senilidad”

Por todo ello, desde Cocoopsi explican que “la comunicación verbal y no verbal debe cuidarse, incluso en los momentos en los que utilizamos herramientas tecnológicas como el teléfono, la videoconsulta o el correo electrónico”. En ocasiones es tan sencillo como pronunciar bien un nombre o saludar de forma culturalmente adecuada.

En esta línea, recuerdan la importancia de abordar el malestar emocional de la persona inmigrante ya que “no todas las culturas entienden por igual una depresión, un duelo o diferentes etapas vitales como la adolescencia o la senilidad, ya que hay abordajes culturales muy diferentes”, advierten. Así, el reconocimiento del duelo migratorio y de su abordaje pueden facilitar mucho la inclusión de estas personas en nuestro entorno sanitario.

Salud y trabajo, preocupaciones del inmigrante

Otro gran reto es el manejo de la persona inmigrante sana. Por eso en la guía se preguntan si “¿debemos actuar de forma diferente que con el resto de población sana autóctona? ¿Debemos hacer cribado a esta población respecto a enfermedades infectocontagiosas por su origen? Por qué motivo: ¿por ella, por la población de acogida, por Salud Pública?”.

La guía hace énfasis en que, sobre todo al comienzo del proceso migratorio, “la salud es la única propiedad que tiene la persona, es algo que preservar para poder seguir ejerciendo los trabajos”

Además, en el documento se hace énfasis en que, en algunos casos, sobre todo al comienzo del proceso migratorio, “la salud es la única propiedad que tiene la persona, es algo que preservar para poder seguir ejerciendo los trabajos que pueden promocionarlos socialmente”. Por ello, muchas veces la obtención de trabajo es la principal preocupación del inmigrante “y esto le hará perder visitas o incumplir horarios de consulta, priorizando el trabajo”, explican en la guía.

Por último, la Comisión de Cooperación y Salud Internacional de la CAMFiC espera que “esta guía sea de utilidad para los profesionales que trabajamos en atención primaria ayudándoles a dar la mejor atención sanitaria posible a todas aquellas personas que provienen de realidades personales y culturales distintas de las predominantes en nuestro entorno”.

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