Cuando el ojo clínico se convierte en aplicaciones de inteligencia artificial 

Con motivo de la presentación del informe Aplicaciones de la Inteligencia Artificial médicos expertos en esta tecnología han ofrecido su visión sobre su uso en el ámbito médico y sobre lo que se puede esperar y lo que no de estas aplicaciones

Bialert Sepsis

Gema Maldonado
La facilidad que tienen los médicos para ver un problema de salud o incluso preverlo, eso que tradicionalmente se ha llamado el ojo clínico, en realidad es una mezcla de dominio de habilidades, de conocimientos y de capacidades y ese ojo clínico es el que deben aportar las aplicaciones de inteligencia artificial en el ámbito de la biomedicina y la salud. Así explicaba este jueves el médico y profesor Víctor Maojo, catedrático de Inteligencia Artificial de la Universidad Politécnica de Madrid y uno de los autores de del informe Aplicaciones de la Inteligencia Artificial publicado por el Instituto Roche y que se ha presentado en la VI Jornada Anticipando la Medicina del Futuro.

Las aplicaciones de inteligencia artificial tienen utilidad en la mayoría de áreas de la medicina, según los expertos

Maojo, junto a otros pioneros españoles que empezaron a investigar sobre esta área tecnológica en los años 80 y 90 para llevarla al mundo médico, tiene una visión clara y optimista, pero sin triunfalismos, de lo que las herramientas de IA pueden suponer para los sistemas sanitarios, la medicina y la salud pública. Cuenta el experto que tardaría menos en enumerar las áreas del sector médico donde no tendría aplicación esta tecnología que aquellas en las que sí, que son casi todas. Desde el diagnóstico al tratamiento, desde la prevención y la salud pública al desarrollo de medicamentos y la monitorización de enfermedades o la formación y educación en la medicina.

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Pero también advierte de los múltiples retos que van desde los aquellos datos de los hospitales “que no tienen calidad suficiente y en los que hay sesgos”, a la fiabilidad de los resultados que se obtienen con estas aplicaciones, que “hay que evaluar muy bien siempre”, y “especialmente en el área médica”.

Dr. Alejandro Pazos: “En las facultades de medicina se enseña la medicina del siglo XX. Es necesario hacer una revolución”

Uno de los desafíos más sigficativos para el profesor es la capacitación y formación de los médicos y la “explicabilidad” de estas tecnologías, es decir, que se pueda “explicar a los médicos cómo funcionan estos sistemas”. Este reto por superar se enfrenta a la realidad de la formación que reciben los médicos. “En las facultades de medicina se enseña la medicina del siglo XX”, apunta el Dr. Alejandro Pazos, médico y catedrático de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial en la Universidad de A Coruña.

Considera “necesario hacer una revolución en estas facultades” incorporando las tecnologías de la información, la IA, conocimientos de ética, de ciencias ómicas y de economía de la salud, ya que pronostica que “el ejercicio del cuidado de la salud va a ser poliprofesional: con físicos, matemáticos, analistas de datos, expertos en IA y en biología de sistemas. Y van a tener que trabajar en equipo con el clínico, que va a seguir tomando las decisiones”, añade.

Pazos, como el resto de los expertos que le han acompañado, advierte que la inteligencia artificial “no lo va a resolver todo” y señala las “excesivas expectativas” que están generando los medios a partir de aplicaciones como ChatGPT. “Es bueno poner los pies sobre la tierra y saber qué se puede hacer de verdad”, apunta.

“El ejercicio del cuidado de la salud va a ser poliprofesional: con físicos, matemáticos, analistas de datos, expertos en IA y en biología de sistemas. Y van a tener que trabajar en equipo con el clínico”

En este sentido, una de las tareas más complicada es aterrizar en los hospitales y en los procedimientos asistenciales las aplicaciones de inteligencia artificial. “Para hacerlo es necesaria una organización y gobernanza en la institución sanitaria que incluya equipos multidisciplinarios y bien gobernados, que tenga cultura de autocrítica, de innovación y, sobre todo, de evaluación”, explica el Dr. Xavier Pastor, médico, jefe de Informática Clínica del Hospital Clínic de Barcelona y profesor de la Universidad de Barcelona.

Hace casi 30 años que su centro hospitalario creó una unidad de informática médica que desde este año es un servicio clínico más. “Cuenta con enfermeras, médicos, documentalistas y analistas de datos. Es pequeño, pero con proyección transversal y trata de reconducir las expectativas”, explica el experto. De esta forma consiguen llevar a la realidad de la clínica las aplicaciones de IA.

Tras la aprobación del Espacio Europeo de Datos Sanitarios, Federico Plaza espera que “los estados miembros estemos a la altura para que realmente sea una realidad el uso de datos”

Para que cualquier aplicación de este tipo funcione son necesarios los datos, “que tengan calidad”, inciden todos los expertos, y que sean interoperables. Y en este ámbito tiene experiencia Joaquín Dopazo, director de la Plataforma de Medicina Computacional de la Fundación Progreso y Salud de la Junta de Andalucía. Esta comunidad cuenta con un data lake, de forma que “todo el sistema de digitalización del Servicio Andaluz de Salud vuelca mensualmente todos los datos en esta única base de datos”. Dispone actualmente de datos de 15 millones de pacientes que “se estructuran, se usan estándares y son razonablemente usables, con lo que suponen un recurso fantástico”, explica el experto. El siguiente paso es el combinar este recurso con un entorno de investigación de confianza.

La calidad de los datos y que puedan compartirse, son la clave para su uso en aplicaciones de inteligencia artificial para el ámbito sanitario. Este mismo miércoles, el Parlamento Europeo aprobó el Espacio Europeo de Datos Sanitarios. Sobre el documento aprobado por la eurocámara han iniciado las negociaciones el Consejo y la Comisión Europea para acordar la normativa final que regulará este data lake transfronterizo. Esperemos que se sustancie definitivamente y que los estados miembros estemos a la altura para que realmente sea una realidad el uso de datos”, ha apuntado Federico Plaza, vicepresidente de la Fundación Instituto Roche, durante la inauguración de la jornada.

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