G.M.
Han pasado más de dos años y medio desde que el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud acordó que un grupo de expertos independientes auditara la gestión que las administraciones habían hecho de la pandemia de Covid-19 que puso el mundo, y nuestro Sistema Nacional de Salud, patas arriba. El diagnóstico se ha hecho público finalmente este jueves, aunque según informa Europa Press, llevaba terminado desde el pasado mes de abril. La ministra Mónica García lo ha llevado a su primer Consejo Interterritorial presencial con los consejeros autonómicos, un foro de decisión conjunta entre Ministerio y comunidades autónomas que el informe considera que “no fue suficientemente eficaz como instrumento para adoptar decisiones homogéneas” durante la pandemia.
El informe considera que el Consejo Interterritorial “no fue suficientemente eficaz como instrumento para adoptar decisiones homogéneas” durante la pandemia
“En el informe no se buscan ni culpables ni responsables, sino aprender de lo que se podría haber hecho mejor”, afirmó en rueda de prensa la ministra de Sanidad. “Somos de los pocos países que ha hecho la evaluación de la gestión de la pandemia. Muchas de las cosas que aprendimos ya se están desarrollando: tenemos que fortalacer los efectivos en salud pública y los mecanismos de vigilancia”.
El informe Evaluación del desempeño del Sistema Nacional de Salud español frente a la pandemia Covid-19, concluye que España “no estaba lo suficientemente preparada” para la pandemia: no tenía reservas estratégicas del materia que era necesario para afrontar el virus, los sistemas de vigilancia y alert temprana eran débiles y la tampoco había recursos diagnósticos suficientes.
Los auditores de la gestión del Covid-19 creen que hubo “contradicciones en la respuesta de las distintas administraciones y se apreciaron fallos de coordinación en múltiples áreas”
El documento, recogido por Europa Press, va más allá en el ámbito de la toma de decisiones, donde hubo “contradicciones en la respuesta de las distintas administraciones y se apreciaron fallos de coordinación en múltiples áreas”. Algunas de estas áreas son los servicios de urgencias y emergencias, los mecanismos para compartir recursos médicos entre territorios o la adquisición de material necesario para responder a la pandemia. Por otro lado, declaran que el marco legal disponible “tampoco fue suficiente” para afrontar la crisis sanitaria.
En este sentido, también alertan de que se produjeron “algunos errores de comunicación muy llamativos”. Fundamentalmente, se refieren a la realización de pronósticos “innecesarios” sobre la evolución de la pandemia y valoraciones “apresuradas” sobre las principales vías de transmisión de la infección y la efectividad de las mascarillas; y también a alguna “confusión de roles”, en referencia a aspectos como “quién informa las decisiones, quién las toma y quién las comunica”.
Alertan de “algunos errores de comunicación muy llamativos”: pronósticos “innecesarios” sobre la evolución de la pandemia, valoraciones “apresuradas” sobre vías de transmisión y efectividad de las mascarillas y “sobreexposición” de Fernando Simón
En alusión a esto último los auditores lamentan “cierta sobreexposición” del portavoz habitual, refiriéndose, sin mencionarlo, al director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), Fernando Simón, que mantuvo actividades públicas de comunicación en el propio domicilio incluso cuando estaba padeciendo la Covid-19.
De fondo, más allá de las decisiones que se tomaron, su falta de homogeneidad o los fallos de comunicación de medidas, había problemas previos dentro del propio Sistema Nacional de Salud. Los auditores destacan “la distancia entre la salud pública y los niveles asistenciales, las deficiencias en los sistemas de vigilancia epidemiológica, unos recursos humanos estructuralmente infradimensionados para la actividad cotidiana de los servicios de salud pública, y la ausencia de un adecuado sistema de información a nivel nacional”.
Los expertos destacan problemas de fondo como deficiencias en los sistemas de vigilancia e información y estructuras de salud pública y atención primaria debilitadas
Es verdad que una parte del informe dice que a la pandemia se llegó con estructuras debilitadas: salud pública, atención rimra, coordinación entre atención sanitaria y sociosanitaria, las residencias más aisladas del sistema. El informe es interesantísimo, somos de los pocos países que ha hecho la evaluación. Muchas de las cosas que aprendimos en la pandemia ya se están desarrollando por el ministerio y las comunidades. Tenemos que fortalecer la salud pública, los efectivos en salud pública, los mecanismos de vigilancia.
Estos expertos hacen “mención aparte” a la falta de protocolos previos en las residencias de personas mayores y otros colectivos vulnerables y la “limitada coordinación” entre el sistema sanitario y los servicios sociales, “que estuvieron en el origen de la tragedia vivida en los establecimientos residenciales”.
La falta de protocolos previos y la poca coordinación entre sistema sanitario y servicios sociales “estuvieron en el origen de la tragedia vivida en los establecimientos residenciales”
Lo que sí se hizo bien
Más allá de los aspectos mejorables, el documento también resalta que “muchas cosas se hicieron bien”. Destacan, por ejemplo, la respuesta de los profesionales de la asistencia sanitaria, la salud pública y la atención sociosanitaria; así como de las Fuerzas Armadas y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad; la “excelente” campaña de vacunación; la creación de un mando único al comienzo de la pandemia y la comunicación continua que se produjo entre el gobierno central y las comunidades autónomas.
Qué debe hacer España ante la “no solo posible, sino probable” próxima pandemia
Mónica García destacó que la auditoría de los expertos “nos recuerda una cosa que nos deberíamos grabar a fuego y no es nueva: otra pandemia no solo es posible, es probable, tenemos que estar mejor preaparados”. El informe insta a “interiorizar” esa probabilidad de que ocurra una nueva pandemia de virus respiratorios de alta gravedad. Por ello, propone algunas medidas “clave”, como aplicar “de forma inteligente” el principio de precaución para evitar, o al menos retrasar, que la enfermedad atraviese las fronteras españolas. “En general, cuanto antes se intervenga, mejor”, recalcan.
Mónica García: “Nos recuerda una cosa que nos deberíamos grabar a fuego y no es nueva: otra pandemia no solo es posible, es probable, tenemos que estar mejor preaparados”
En este caso, llaman a detectar precozmente la aparición de casos de enfermedad, para intentar controlar su expansión. Además, piden que las primeras decisiones se tomen por un comité de gestión de la crisis sanitaria asesorado por un comité científico-técnico ad hoc. También afirman que es “necesario fomentar un clima de entendimiento que permita compatibilizar la transparencia con la protección de los equipos asesores frente a la presión social excesiva y el vapuleo mediático“.
A su juicio, las medidas que se tomen deben estar amparadas desde el principio por un marco legal claro y suficiente, que dé seguridad jurídica a quienes tomen las decisiones. En este punto, reclaman la creación de la Agencia Estatal de Salud Pública; así como la aprobación de un Plan Nacional de Preparación y Respuesta ante Emergencias Sanitarias y un Plan General de Reservas Estratégicas. “También es imprescindible una cultura profesional y social que no penalice excesivamente el error en la gestión de las primeras fases de una pandemia”, han reclamado.
Los auditories creen “imprescindible una cultura profesional y social que no penalice excesivamente el error en la gestión de las primeras fases de una pandemia” y evitar “la discrepancia frontal en público de quienes lideren la lucha contra la pandemia”
De forma paralela, opinan que debe ponerse en marcha la estrategia de comunicación a la ciudadanía, cuyas líneas generales deben estar previamente diseñadas. “Es prudente evitar en lo posible la discrepancia frontal en público de quienes lideren la lucha contra la pandemia, y no se deben usar las medidas de salud pública como abono para la contienda política descarnada”, han pedido.
Además, aseguran que se debe disponer de “aplicaciones suficientemente bien evaluadas” de rastreo de contactos que faciliten el control de la extensión de la enfermedad y defienden la movilización “de forma precoz” de las reservas de los materiales específicos de protección. “También de manera temprana habría que instaurar los protocolos de protección a los segmentos a priori más vulnerables de la población, previamente entrenados mediante ejercicios o simulacros periódicos”, han asegurado.
“De manera temprana habría que instaurar los protocolos de protección a los segmentos a priori más vulnerables de la población”
Por tanto, en caso de una nueva pandemia, la población debería estar “más empoderada” para gestionar su enfermedad, con una atención primaria “fortalecida” y con mayor capacidad de resolver problemas de salud. “Ambos niveles de atención (primaria y hospitalaria) deben tener capacidad para utilizar de forma eficiente todos los recursos y, además, con capacidad de transformarlos y expandirlos”, declaran.
Por otro lado, defienden que “habrá que tener acordados ciertos mecanismos de traslado de pacientes entre CCAA y entre países, y también protocolos de derivación entre centros”. En casos extremos, abogan por tener acordados protocolos de “priorización y racionamiento” de la atención. Además, señalan que España debería “reforzar” su acción en los organismos internacionales para apoyar política y financieramente las actividades de prevención de la próxima pandemia.