Luis de Haro. Director general de iSanidad
Alberto Núñez-Feijoo se ha comprometido a “no cambiar de propósitos a mitad de año”, aludiendo claramente al “cambio de opinión” de Pedro Sánchez. Si en política es malo, para el sistema sanitario y el paciente las consecuencias son realmente terribles. En sanidad necesitamos un médico, una enfermera, un farmacéutico o un dentista que no cambie los propósitos y los objetivos en mitad del tratamiento. También necesitamos un Ministerio y un ministro que no cambie el discurso en mitad de la legislatura.
No se pueden seguir cambiando los propósitos y objetivos del Ministerio de Sanidad con la llegada de cada nuevo ministro
El poder mediático de Mónica García se debe a su condición de ministra de Sanidad, es la voz oficial de la sanidad en España. Este poder mediático puede utilizarlo para fines positivos, como informar y trabajar por una mejor sanidad, o para fines negativos, como manipular la opinión pública o promover intereses particulares y políticos. En su condición de ministra puede elegir a qué temas darle más importancia a cuáles menos. Lo que se le pide es que no llegue al Ministerio por unos objetivos y un programa y luego trabaje para otros distintos.
Es evidente que si un paciente elige un tratamiento invasivo ante una determinada patología, no puede cambiar a uno conservador en mitad del proceso. Si la ministra defiende eliminar el sistema Muface, y cuando llega al Ministerio y dice que “no es una prioridad“, ¿qué sucede? O ha cambiado sus propósitos o los ha estudiado mejor. Lo malo no es que lo haga, lo malo es que al paciente le diga cosas sin haberlas estudiado antes. Si ha sido muy crítica con las listas de espera durante su etapa en MasMadrid, ahora que es su responsabilidad, ¿ya no es tan crítica? Empezar la legislatura afirmando una cosa y luego hacer otra genera un problema de credibilidad.
Empezar la legislatura afirmando una cosa y luego haciendo otra genera un problema de credibilidad
Listas de espera, Muface, atención primaria, falta de médicos, salario de los profesionales, formación, financiación… son problemas crónicos del sistema sanitario que deben afrontarse tras un verdadero análisis. No se pueden seguir cambiando los propósitos y objetivos del Ministerio de Sanidad con la llegada de cada ministro nuevo. El sistema está enfermo, y cada uno que llega (8 ministro en 8 años) elige unas prioridades nuevas y abandona las anteriores. Así os luce el pelo.