La alfabetización digital del paciente crónico, clave para la sostenibilidad del sistema sanitario

Casi ocho de cada diez usuarios de más de 70 años reconocen que no son autónomos a la hora de usar herramientas tecnológicas, lo que repercute en la dificultad para una exitosa implantación de estas en la sanidad pública, según un informe de la POP e Iqvia

Juan León García
El nivel de alfabetización digital del paciente crónico es muy variable. Pero si se tiene en cuenta que en el principal grupo, que engloba a personas de edad avanzada (más de 70 años), el 78% evita utilizar la tecnología o necesita de ayuda, el proceso de digitalización del sistema sanitario se puede hacer cuesta arriba. Así lo han expresado este miércoles distintos expertos reunidos por la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP) e Iqvia con motivo de la presentación del estudioLa cronicidad y estrategias de e-salud: la importancia del perfil digital’.

Hay que tener en cuenta que la cronicidad se arrastrará durante toda la vida del diagnosticado, y que hará falta “potenciar entre todos” (pacientes, profesionales y sistema sanitario) que estas herramientas “sean más útiles” para este colectivo, ha manifestado Pedro Carrascal, director general de la POP.  En cambio, en menores de 40 años, el 71% declara manejarse muy bien con las nuevas tecnologías.

El consumo de medicamentos está íntimamente relacionado con este parámetro: a menor nivel socioeconómico, más uso de fármacos, especialmente en diabetes, EPOC y agentes antitrombóticos

El informe se ha basado en las respuestas de una muestra de 800 entrevistas con personas diagnosticadas con algunas de las cuatro patologías crónicas tomadas como referencia. En este caso, EPOC, diabetes, riesgo trombótico y trasplantados. Por cada una se realizaron 200 cuestionarios durante la primera quincena de septiembre de 2023, y para ello Iqvia contó con la colaboración de 400 farmacias comunitarias repartidas por todo el territorio nacional. Lo que ha permitido, según Laia Aguilar, directora de Liderazgo de Conocimiento de IQVIA España, “realizar cortes demográficos y apreciar las diferencias”.

Otro aspecto importante en el que se ha asentado dicho estudio ha sido la clasificación de las respuestas en función del nivel socioeconómico, dependiendo de las características de la farmacia y su entorno. Porque este aspecto influye también, ha precisado Carrascal, “en el nivel de capacitación de la persona, en su consumo de medicamentos y en el manejo de la enfermedad”.

El objetivo para la POP, organización que este 2024 cumple una década, sigue siendo “hacer incidencia política buscando el dato”, ha señalado su presidenta, Carina Escobar. En este sentido, ahondando en la alfabetización digital del paciente crónico.

La cita, mejor presencial y en primaria

Las respuestas desvelan cómo la modalidad favorita de la mayoría de los pacientes es la presencial (80%) a la hora de acudir a su médico, mientras que otras alternativas más modernas, como el correo electrónico (2%) o la videollamada (3%) siguen siendo claramente minoritarias.

En el caso de las personas diabéticas, son los que más acuden a Primaria (77,5%); los de EPOC son los que más van a su farmacéutico (7,5%); los trasplantados, por su condición, acuden en su mayoría al médico especialista y, por último, las personas con riesgo trombótico son las que más van a Enfermería (3,5% del total en este colectivo).

El informe se ha basado en las respuestas de una muestra de 800 entrevistas con personas diagnosticadas con EPOC, diabetes, riesgo trombótico y pacientes trasplantados

En términos generales, el 43% de los encuestados son hombres y el 57%, mujeres, siendo una distribución por sexos acorde con la población crónica de España, apuntan los autores. Respecto al grupo de edad de los participantes, el 60% tiene más de 60 años, lo que responde a la prevalencia de las enfermedades crónicas por grupos de edad.

La mayoría ostentan una renta media. El consumo de medicamentos está íntimamente relacionado con este parámetro: a menor nivel socioeconómico, más uso de fármacos, especialmente en diabetes, EPOC y agentes antitrombóticos. En el caso de los trasplantes, la correlación es menos aparente a pesar de una ligera tendencia similar a las anteriores. No obstante, quienes más gastan en sus medicaciones son los diabéticos, los pacientes con EPOC y los que necesitan agentes antitrombóticos debido, apuntan, “a la mayor prevalencia de las primeras tres patologías”.

“La necesidad está en la tecnología”

Ha completado el acto una mesa redonda moderada por la propia Escobar, que ha contado con representantes de Primaria y de los colectivos de pacientes diabéticos y renales. Por parte de la Sociedad Española de Medicina General (SEMG), Carlos Yair Durán, médico especialista en Medicina Familiar y Comunitaria y responsable grupo de trabajo de Salud Digital de la sociedad científica ha sido tajante: “Tenemos que trasladar que la necesidad está en las herramientas tecnológicas y que tenemos que estar allí”.

“Tenemos que velar por la equidad de pacientes y poblaciones”, ha asegurado la directora gerente de OSI Bidasoa Osakidetza y miembro de la junta directiva de la Asociación de Salud Digital y vocal de la junta directiva de Sociedad Española de Directivos de la Salud del País Vasco, Marisa Merino

De igual manera, el grado de integración del usuario dependerá de la necesidad que se le presente de hacer uso de estas soluciones del entorno digital. Sin ir más lejos, el doctor ha señalado que, a pesar de tener instalados dispositivos para realizar videollamadas, aún no se han incorporado como vía alternativa en la rutina diaria. A su vez se aprecian diferencias entre autonomías, ha agregado la directora gerente de OSI Bidasoa Osakidetza y miembro de la junta directiva de la Asociación de Salud Digital y vocal de la junta directiva de Sociedad Española de Directivos de la Salud del País Vasco, Marisa Merino.

“Tenemos que velar por la equidad de pacientes y poblaciones”, ha expresado. Desde su experiencia gestora es consciente de que hay una carencia de recursos humanos y materiales y, por ello, la irrupción de este tipo de herramientas puede paliar en parte el problema. “Es algo que nos va a ayudar a afrontar el reto de la cronicidad y el aumento de la incidencia que se dará”, ha opinado Merino.

A pesar de su evidente importancia, los ponentes han coincidido en que estas herramientas digitales “no son un fin, sino un medio” que ayude a mejorar la asistencia sanitaria. Es decir, para optimizar procesos que aporten valor al profesional sanitario a través de una mejor atención y agilidad en los trámites.

La realidad es bien distinta en algunos casos, como ha reflejado Alfredo Ledesma, representante de la Federación Española de diabetes en La Rioja. Algunos padres de niños diabéticos han llegado a desarrollar herramientas con Big Data para un colectivo que hace uso de la tecnología desde hace décadas. Los medidores de glucemia son buena prueba de ello. Pero también las personas con enfermedad renal crónica podrían verse beneficiadas de una mayor y mejor implantación de la salud digital.

Desde el punto de vista de María José González, responsable de Secretaría, Logística y Redes Sociales de Federación Nacional ALCER, es “importante que las tecnologías de e-salud sean personalizadas, capacitadas, para que sean lo que necesitamos los pacientes”.

Y no solo, ha completado Merino, es labor de personal médico, sino también de los profesionales de Enfermería, con un peso importante en la atención a la cronicidad.

Ahora bien, ha finalizado Durán, será clave que en la gestión de soluciones digitales se aporte valor, siempre y cuando, se asegure la calidad y confidencialidad del dato. Para el doctor, será clave que la salud digital cubra cuatro necesidades: “Implementación, tiempo, interoperabilidad y accesibilidad”.

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