El paciente cardiovascular, el más escurridizo en el cumplimiento de la adherencia terapéutica

Las innovaciones en los tratamientos pueden ayudar a elevar una cifra que ahora mismo está por debajo del 50% en nuestro país

Juan León García (Valencia)
Las enfermedades cardiovasculares (ECV) suponen la primera causa de muerte en España. Según el último registro de mortalidad del Instituto Nacional de Estadística (INE), las defunciones vinculadas a enfermedades del sistema circulatorio alcanzaron en 2022 a uno de cada cuatro (26%) fallecimientos en nuestro país. En total, una tasa de 252,2 fallecidos por cada 100.000 habitantes.

El escenario podría ser bien distinto si se alcanzara una mejora adherencia terapéutica para los pacientes con ECV. En aquellos que padecen de hipertensión arterial, esta se sitúa en torno al 60%. “A pesar de todos los tratamientos de esta patología que dispensamos”, lamenta Emilio García Jiménez, farmacéutico comunitario en Granada y vocal de Farmacia de la Sociedad Andaluza de Hipertensión Arterial y Riesgo Vascular (Satha).

Uno de cada dos pacientes “no se toma su medicación como debería”, añade durante una sesión del Congreso Nacional Farmacéutico de Valencia celebrado del 7 al 9 de febrero, patrocinada por Novartis.

Y todo ello a pesar de innovaciones terapéuticas como la polipíldora (la combinación de ácido acetilsalicílico (AAS), atorvastatina y ramipril en una única cápsula), de la que se esperaba obtener tasas de eficacia de hasta el 75% y que algunos trabajos destacan como medida para reducir de manera drástica la mortalidad. Pero factores como el acceso a dicha medicación o la falta de información del profesional sobre esta novedad terapéutica hace que, como resultado, apenas alcance un 20% “escaso”, informa el Dr. García.

La polipíldora, una innovación terapéutica que reduce la complejidad de los tratamientos, no alcanza su tasa de efectividad deseada por factores como el acceso a dicho fármaco o la falta de conocimiento del profesional para indicarla

“En la adherencia terapéutica muchos factores condicionan al paciente”, recuerda. Entre los principales, la edad (a menor edad, menos adherencia debido a la percepción personal de un aparente mejor estado de salud); el nivel socioeconómico; la presencia o ausencia de otras enfermedades; el propio sistema sanitario y su facilidad en el acceso; y, también, la complejidad de la terapia.

Por otro lado, añade el profesional, llama la atención cómo distintos trabajos coinciden en que en personas con varias enfermedades se presenta una mayor adherencia. De hecho, “a partir de cuatro o más, es mucho más adherente al tratamiento”.

La visión del cardiólogo

El simposio también contó con la participación de Carlos Escobar Cervantes, cardiólogo, coordinador de consultas de Atención Extrahospitalaria y relación con Atención Primaria del Hospital Universitario de La Paz (Madrid). Para el doctor, la estrategia para aumentar la adherencia de los pacientes cardiovasculares pasa por el trinomio “hospital, medicina de familia y farmacia”, posible hoy gracias a la tecnología.

En este sentido, ya se dispone de herramientas digitales para aumentar el compromiso del paciente con su medicación. Sería una de las vías para potenciar la caída en picado de entre el 50% y el 90% en este tipo de pacientes al final del primer año de tratamiento. “Y tampoco se tarda mucho tiempo en que aparezcan los eventos”, advierte.

Todo ello a pesar de que hay evidencia de que aquellos pacientes tratados con antihipertensivos que continúan con su tratamiento presentan un 37% menos de eventos cardiovasculares que los no cumplidores. En concreto, reduce el riesgo de ictus entre un 8% y un 9% y el riesgo de muerte en un 7%.

“Tampoco se tarda mucho tiempo en que aparezcan los eventos cardiovasculares” en pacientes no adherentes, advierte el cardiólogo Carlos Escobar Cervantes

De manera específica alude a nuevos fármacos como los inhibidores PCSK9. Estos permiten nuevas modalidades combinadas con otros fármacos que logran “individualizar muchísimo más” los tratamientos e, hipotéticamente, lograr una manera de conseguir que el paciente se adhiera mejor.

El cardiólogo concluye que, de entre las distintas patologías originadas por esta causa, en la que peor adherencia hay es en hipertensión arterial; en las relativas a control lipídico y en diabetes. “Es decir, de las que más se muere la gente”, precisa.

E incide en que se habla últimamente mucho de empoderar al paciente. Pero, desde su punto de vista, hace falta explicarle “bien” qué patología tiene, las consecuencias que se pueden derivar de ella y lo que puede ocurrir si no se toma correctamente la medicación. Al mismo tiempo, aconseja a sus colegas consultar “en todo el proceso” la adherencia que mantiene la persona con su tratamiento, por ejemplo, preguntando si se está tomando la medicación. Un punto que se obvia porque se “infragestiona” el riesgo cardiovascular al dar por hecho “que los pacientes están mejor de lo que están”.

Obviamente, este problema también repercute económicamente al sistema sanitario y a la riqueza de un país en su conjunto. Con un riesgo mayor a sufrir más eventos cardiovasculares, hay más hospitalizaciones y eso impacta en un aumento del absentismo laboral.

“Hace falta una adherencia dinámica”

El Dr. Escobar destaca que tiene que haber una colaboración activa entre los profesionales sanitarios para la “detección” de dicha adherencia. En este sentido, el farmacéutico tiene un papel clave, al ver de manera más frecuente al paciente.

“Hace falta un enfoque de adherencia dinámica entre todos los actores dentro del sistema sanitario (gestores, médicos, farmacéuticos y pacientes)”, resume. Y recuerda que influye mucho en el compromiso de los ciudadanos tanto la complejidad del tratamiento como los posibles efectos secundarios.

Dr. Escobar: “Hace falta un enfoque de adherencia dinámica entre todos los actores dentro del sistema sanitario (gestores, médicos, farmacéuticos y pacientes)”

Por parte de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), apunta, se redactó un documento de consenso para establecer “un mejor control” lipídico en nuestro país en prevención secundaria. Los resultados tras la publicación de este trabajo, explica, fueron que permitió mejorar la implementación en el momento de ver al paciente y saber en qué medida se reducen las estatinas.

Durante el debate con los asistentes, el Dr. García planteó la viabilidad de que en los servicios farmacéuticos profesionales asistenciales (SPFA) se haga hincapié, aparte de en los consejos nutricionales, la medición de la presión arterial, lipídica o glucémica, en el hecho de apostar no solo por la adherencia terapéutica farmacológica sino también en la adherencia al ejercicio físico o a una dieta saludable.

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