Redacción.
Los trastornos funcionales digestivos (TFD) tienen una prevalencia estimada del 32,4% entre la población menor de 16 años y el “dolor abdominal” supone hasta un 24% de las consultas en gastroenterología pediátrica.
Un trastorno funcional digestivo es el Síndrome del Intestino Irritable (SII), con síntomas como el dolor y distensión abdominal, meteorismo y trastornos de la defecación y que afecta a entre un 10-15% de la población, siendo cada vez más común en jóvenes e incluso niños. Sin embargo, es fundamental evitar pruebas innecesarias e invasivas, así como dietas superfluas a la hora de abordar este tipo de trastornos.
Así lo han puesto de manifiesto los especialistas que han participado en el XV Workshop de la Sociedad Española de Microbiota, Probióticos y Prebióticos (Semipyp), que se celebra estos días en Sevilla.
Es fundamental evitar pruebas y dietas innecesarias para tratar este trastorno
Los síntomas de los trastornos funcionales digestivos y, concretamente, del Síndrome del Intestino Irritable, en la infancia y adolescencia siguen los criterios diagnósticos Roma IV específicos de la edad pediátrica. No obstante, en el niño mayor son muy superponibles a la de los del adulto con dolor abdominal, distensión abdominal, meteorismo y trastornos de la defecación (diarrea, estreñimiento o ambos), afectando a la calidad de vida de pacientes y familiares.
“Es una patología muy prevalente tanto para el pediatra de atención primaria como para el digestivo infantil, siendo muy importante no hacer pruebas diagnósticas innecesarias y, sobre todo, invasivas, como por ejemplo las endoscopias, que son requeridas con bastante menos frecuencia que en el adulto, ya que en los niños raramente son necesarias”, afirmó el Dr. Guillermo Álvarez Calatayud, digestivo infantil en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid y presidente de la Semipyp.
Lo hizo durante su intervención en el simposio Probióticos en los trastornos funcionales digestivos del niño mayor, organizado por Grupo Farmasierra en el simposio, donde analizó el empleo de los probióticos en los TFD del niño y adolescente, y su experiencia con la cepa Bifidobacterium lomgum 35624, junto con la Dra. Leticia González Vives, de la Sección de Gastroenterología Pediátrica del Hospital Infanta Leonor de Madrid.
Del mismo modo, “salvo en casos muy concretos, no es necesario el uso de dietas restrictivas (sin gluten, sin lactosa, baja en Fodmap) como ocurre en el adulto, aconsejándose una dieta equilibrada adecuada para una edad en periodo de crecimiento”, recuerdó el especialista.
Es fundamental conseguir una relación de confianza entre el pediatra, paciente y sus familiares
Está comprobado científicamente que en estos trastornos hay una alteración de la microbiota intestinal que se puede regular con una dieta equilibrada y el empleo de probióticos y prebióticos. Existen metaanálisis que han demostrado que ciertos preparados con probióticos pueden mejorar los síntomas y signos que padecen los niños con Síndrome del Intestino Irritable y dolor abdominal funcional.
Según opiniones expertas, el abordaje de los niños debe ser multidisciplinar, y es fundamental conseguir tener una relación de confianza entre el pediatra, el paciente y sus familiares. “A veces es necesario apoyo psicológico y, en ocasiones, el empleo de diversos fármacos que mejoren su sintomatología”, puntualiza el especialista.
El abordaje de los niños con un trastorno funcional digestivo deve ser muldisciplinar. “A veces es necesario apoyo psicológico y, en ocasiones, el empleo de diversos fármacos que mejoren su sintomatología”
Un reciente estudio observacional presentado en Chile ha evaluado a 60 niños con trastornos funcionales digestivos, y ha podido comprobar que el uso de la cepa probiótica Bifidobacterium longum 35624 ha disminuido los síntomas digestivos de estos niños, como el dolor abdominal, la flatulencia, la diarrea y el tránsito intestinal, y en consecuencia ha conseguido una mejora de la calidad de vida del niño.
Por su parte, en España, Grupo Farmasierra ha impulsado un estudio multicéntrico en colaboración con cuatro hospitales de la Comunidad de Madrid: el Hospital General Universitario Gregorio Marañón, el Hospital Universitario Infanta Leonor, el Hospital Clínico San Carlos y el Hospital Universitario de Fuenlabrada, con el objetivo de demostrar la eficacia de esta misma cepa en niños.
La investigación se dirige a más de 50 niños de los hospitales implicados. “La novedad de este estudio es que se va a observar a niños con dolor abdominal funcional. Jóvenes que no tienen diarrea, que teóricamente van con regularidad al baño, pero que les duele la tripa sin ningún motivo aparente”, explica el Dr. Álvarez Calatayud, quien espera que los resultados del estudio puedan estar disponibles a finales de 2024.