La humanización de la asistencia como eje fundamental de las políticas sanitarias

Sara García Espada, consejera de Salud y Servicios Sociales de la Junta de Extremadura, y José María Villa, subdirector de cuidados y humanización de la asistencia del SES

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Anuario iSanidad 2023
Sara García Espada, consejera de Salud y Servicios Sociales de la Junta de Extremadura, y José María Villa, subdirector de cuidados y humanización de la asistencia del SES
El Sistema Nacional de Salud en general y los Servicios de Salud de las Comunidades Autónomas en particular, son organizaciones de una elevada complejidad que, irremediablemente evolucionan hacia un contexto condicionado tanto por los estilos de vida, el patrón de morbimortalidad, desarrollo económico, científico-técnico, inteligencia artificial, valores, creencias, necesidades y demandas de la sociedad.

Es indudable que uno de los aspectos fundamentales y de máxima preocupación es la adecuada financiación, que nos permita hacer frente a las altísimas demandas de atención y asistencia. La investigación, el desarrollo y la innovación en el ámbito de las Ciencias de la Salud, con nuevas terapias farmacológicas, tecnologías diagnósticas/terapéuticas, infraestructuras y los recursos humanos, enfrentan a los Servicios Sanitarios ante el mayor de los retos posibles hoy día.

Debemos seguir dando pasos firmes hacia el protagonismo efectivo de los profesionales en los ámbitos de toma de decisiones de planificación estratégica y a nivel operativo. La adecuación de las agendas, tiempos en consultas y plantillas ajustadas a las necesidades objetivas y sentidas por los profesionales, deben ser una prioridad en los equipos de gestión y dirección.

Cobra especial relevancia en el momento actual, las demoras en los tiempos de respuesta para la asistencia hospitalaria y atención primaria. Pero la verdadera esencia de los servicios sanitarios en el contexto español y en la Comunidad Autónoma de Extremadura, son sus excelentes profesionales y sus usuarios/as y pacientes a los que nos debemos, y sobre los que debemos hacer todos los esfuerzos posibles. En este sentido, la mayor parte de los procesos e intervenciones en los centros, servicios y establecimientos sanitarios, están mediados por relaciones interpersonales profesional/paciente/ usuario/a/familia, donde la perspectiva de la humanización de la asistencia es determinante para la percepción que los pacientes/usuarios/as y familiares tienen sobre el sistema sanitario.

Debemos percibir la humanización de la asistencia no como una opción, sino como un compromiso social, y eje vertebrador y transversal de las políticas sanitarias en el presente y en el futuro

En este sentido, debemos reforzar e impulsar la cultura y las estructuras de humanización, con un trato empático que favorezca el acompañamiento, la máxima participación de los pacientes, asociaciones y representantes, que asegure la toma de decisiones compartida, un trato amable, fomento del lenguaje emocional y de la autonomía, conforme al marco normativo establecido. Si bien hay un importante camino recorrido, la participación de los pacientes y familiares en la planificación, gestión y evaluación de los servicios de salud es una realidad heterogénea que nos debe orientar hacía un mayor desarrollo en este sentido. Integrar la participación y experiencias de los pacientes y familiares, nos permitirá optimizar la definición de actuaciones que verdaderamente aporten valor, priorizarlas y nos ayudará a la toma de decisiones.

La arquitectura de las infraestructuras sanitarias, con carácter general condicionan los espacios, ambientes saludables y en muchas ocasiones la facilidad del tránsito de los usuarios por el sistema. Debemos percibir la humanización de la asistencia no como una opción, sino como un compromiso social, y eje vertebrador y transversal de las políticas sanitarias en el presente y en el futuro.

El diagnóstico de una enfermedad es un acontecimiento inédito en la vida con un enorme impacto emocional. Posiblemente, hemos priorizado la competencia técnica sobre la competencia humana. A veces, cada vez más, conseguimos curar, pero cuidar, cuidamos siempre. Y estos cuidados presentes desde el nacimiento hasta la muerte, si bien han evolucionado hacia la tecnificación, no deben ir, en ningún caso, desprovistos del componente humano. La especialización y la excelente competencia técnica de nuestros profesionales, tan necesaria para afrontar los problemas de salud con las mayores garantías de calidad y seguridad, debe ir acompañada de la “especialización humanizadora”.

Conviene recordar que detrás de cada usuario/a, paciente, hay una experiencia vital y que la enfermedad se vive de una determinada manera. En este sentido, hay recursos del sistema que son insustituibles como es la presencia de un ser humano ante los pacientes y familiares que están sufriendo: una mirada, una palabra, una sonrisa, la calidez, la escucha activa, la empatía…

Es posible que para algunos humanizar la salud sea interpretada como una moda, tendencia pasajera o incluso estrategia de marketing. Sin embargo, las necesidades son reales, y cada vez más, disponemos de evidencias sobre sus beneficios. La nueva realidad social y demandas de la población nos deben llevar inexorablemente hacia un compromiso claro y decidido de los responsables públicos y directivos de la salud, orientado a nuevas formas de organización, relaciones, revisión de procesos, enfoque de necesidades de las personas, que redunden en el fortalecimiento del sistema sanitario y ámbito social público y de calidad.

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