Anuario iSanidad 2023
Dr. Manuel Rodríguez Piñero, presidente de la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular (Seacv)
Si repasamos la historia, en 1959 se fundó la Sociedad Española de Angiología que pasó a denominarse Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular (Seacv) en 1978, cuando el Consejo Nacional de Especialidades Médicas creó la especialidad con tal denominación, desde aquí han pasado 45 años. Sin embargo, tenemos muchos indicios anteriores de esta disciplina, como los artículos publicados en los años 1940 por el Prof. Martorell (1906-1984) y el artículo “40 años de angiología en España” publicado en 1970 en la revista Angiología (Volumen 22, Núm.5, Septiembre-Octubre 1970) por el Prof. Zaldúa por aquel entonces presidente de la Seacv.
En este artículo relata, como el Prof. Martorell explica en el Prólogo de su libro “Angiología” (editorial Salvat. Barcelona 1967), cómo fundó en 1940 en el Instituto Policlínico de Barcelona una sección dedicada exclusivamente a la cirugía vascular y advirtió que de cada diez enfermos sólo uno necesitaba tratamiento operatorio, con la conclusión de que el tratamiento de las enfermedades vasculares era médico-quirúrgico. Por ello decide, junto a sus colaboradores, denominar a esta nueva especialidad con el nombre de “Angiología”, de la cual “la cirugía vascular era una parte como la Neurocirugía lo es de la Neurología”. En 1949, el Prof. Martorell funda la revista Angiología, primera revista mundial dedicada única y exclusivamente a las enfermedades vasculares periféricas y órgano oficial de la Seacv.
“Es esencial insistir en el incremento de especialistas angiólogos y cirujanos vasculares”
En definitiva, esta especialidad iniciada en los años 40, reconocida por el Consejo Nacional de Especialidades en 1978 y con un programa formativo oficial renovado hace 16 años (BOE núm. 110, 8 de mayo 2007), es “una especialidad médico-quirúrgica claramente definida, que exige un alto grado de conocimiento y habilidades prácticas en las tres facetas de prevención, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades vasculares, requiriendo asimismo cada una de estas facetas el dominio de variados métodos de diagnóstico y tratamiento (terapias médicas, diagnóstico no invasivo y por imagen, así como tratamientos quirúrgicos directos, endoscópicos y endovasculares)”. Aborda todas las enfermedades de las arterias, las venas y los ganglios linfáticos, exceptuando el territorio intracraneal y coronario. El conocimiento general de esta especialidad es su principal necesidad.
La actualización en procedimientos diagnósticos y terapéuticos en estos últimos 30 años ha sido constante por el avance científico y tecnológico, lo cual ha sido asumido por esta especialidad en toda su plenitud y de manera magistral. Así, el uso y manejo del ecodoppler como medio diagnóstico en nuestras consultas es algo habitual, al igual que la interpretación de técnicas de imagen poco invasivas y ambulatorias como el AngioTAC o AngioRNM. Tratamientos como las heparinas de bajo peso molecular (HBPM), el cilostazol, las estatinas y la cirugía endovascular, como técnica quirúrgica de elección y de inicio, son conocidos y utilizados por esta especialidad como ninguna otra.
“El conocimiento general de esta especialidad es su principal necesidad”
Es obvio decir que estos avances precisan inversiones en medios e infraestructuras que hagan segura la práctica quirúrgica y radiológica en el quirófano, desde aparatos de ecografía-doppler a la instalación de quirófanos híbridos, lo cual se ha convertido hoy en día en una necesidad para asegurar una correcta asistencia. Todo hospital que ofrezca la angiología y cirugía vascular y endovascular en su cartera de servicios debe afrontar estas tecnologías sin excusas, principal demanda de la especialidad.
La elevada incidencia, prevalencia y morbimortalidad de las enfermedades vasculares va ligada sin duda al envejecimiento de la población, principal factor de riesgo de estas enfermedades, con una esperanza de vida en ascenso constante, solo frenada por situaciones excepcionales como la reciente pandemia. Por otro lado, la mejora en el conocimiento de enfermedades tan extendidas como la diabetes mellitus, conlleva la exigencia de abordar de manera adecuada complicaciones como la angiopatía diabética.
Por consiguiente, es esencial insistir en el incremento de especialistas angiólogos y cirujanos vasculares, necesario para asumir estas patologías crecientes, así como para paliar las carencias históricas existentes en muchas áreas geográficas de nuestro país. Como ejemplo, en la sección de ofertas de empleo de la página web de la Seacv aparecen hasta 18 en los últimos 6 meses, la mayoría no cubiertas. Está claro que se necesitan formar especialistas médicos y, para ello, se debe permitir la formación de licenciados en medicina y cirugía, una de las licenciaturas más solicitadas durante años y donde se exigen las mayores puntuaciones. Solo con una base suficiente de licenciados se evitaría que queden plazas MIR sin escoger, como ha ocurrido en los últimos años, y se puede abordar el incremento de plazas de formación especializada, hoy día necesarias en muchas disciplinas entre las que se encuentra la angiología y cirugía vascular.