P.M.S. / J.P.R.
La implantación de un catálogo de biomarcadores ha sido bien recibida por los clínicos. La mayor preocupación es que haya equidad en el acceso en todas las comunidades autónomas. “Aún queda por hacer mucho trabajo en este sentido, porque el acceso debe de ser homogéneo, general, rápido y eficiente y todo depende de también de una financiación específica”, explica en una entrevista el Dr. Luis de la Cruz.
Los datos del último informe de SEOM nos muestran un crecimiento de la incidencia y la prevalencia del cáncer, pero una mayor supervivencia global. ¿Cuáles son a su juicio los principales avances que han permitido este incremento de la supervivencia?
En las últimas décadas la incidencia y la prevalencia del cáncer se están incrementando de manera notable y las perspectivas en los próximos años es sigan creciendo. Hay diferentes factores que contribuyen a ello: el envejecimiento y seguramente también los programas de cribado de la patología oncológica.
“En las últimas décadas la incidencia y la prevalencia del cáncer se están incrementando de manera notable. Hay diferentes factores: el envejecimiento y seguramente también los cribados”
Afortunadamente, como hemos visto en el informe, también está aumentando la supervivencia. Seguramente tiene que ver con el diagnóstico precoz, por las programas de cribado poblacional que aportan diagnósticos más precoces y seguramente también con el trabajo que se está realizando en las distintas unidades y centros hospitalarios. Y por otra parte, seguramente esté impactando de manera muy notable en la supervivencia global el avance en los tratamientos, como las terapias dirigidas frente a dianas terapéuticas concretas y la moderna inmunoterapia. Desafortunadamente no en todos, pero sí en un porcentaje importante de tumores.
El informe también ponía el foco en la prevención del cáncer. ¿Hasta qué punto los sistema sanitarios han dado importancia a la prevención? ¿Cómo pueden implantarse medidas eficaces?
Los sistemas sanitarios están bien concienciados de la importancia de la prevención. Si se diagnostica en fases tempranas, la mayor parte de tumores sólidos se pueden curar. Necesitamos lógicamente programas de cribado eficaces y que estén justificados. Hay una concienciación general en los sistemas sanitarios, pero no es nada sencillo. Pongo por ejemplo el cribado de cáncer colorrectal. A nivel nacional se está implementando. Sin embargo, la aceptación no es todo lo elevada que quisiéramos por parte de la población. Hace falta más sensibilización porque pueden impactar muy positivamente en la evolución de estas enfermedades. Hay que insistir en campañas publicitarias. Esto requiere de un impacto constante y no cejar en el empeño de comunicar a la población de la importancia que tienen estos programas de cribado.
“Aún queda por hacer mucho trabajo en la implantación del catálogo de biomarcadores, porque el acceso debe de ser homogéneo”
¿Qué papel han jugado los cribados y los programas de diagnóstico precoz en la supervivencia de la enfermedad?
En cáncer de mama, el diagnóstico precoz se han incrementado de manera muy notable gracias al cribado. Y lógicamente, cuando se diagnostican en estadios 1 o 2, las intervenciones terapéuticas son menos cruentas. Es decir, se requiere menos mastectomías, se pueden hacer cirugías conservadoras y se pueden administrar menos tratamientos agresivos tipo quimioterapia. De entrada ya, tiene un impacto en calidad de vida en las pacientes. También la detección precoz impacta en supervivencia o en la probabilidad de supervivencia.
Y lo mismo ocurre en cáncer de colon. Sabemos que esta enfermedad tiene una historia natural concreta. Los pólipos van degenerando hasta el desarrollo de tumores malignos. Hay un periodo ventana en el cual si se diagnostican estos tumores en fase pólipo o en una fase un poco más tardía, las opciones de curación también son muy mayoritarias. Los programas de cribado de cáncer colorrectal ya han llegado a diagnosticar un volumen muy importante en fases iniciales. Por ejemplo, en Andalucía la cobertura se encuentra entre un 40% y un 50% de la población. Se han diagnosticado más de 2.000 adenomas y algunas neoplasias invasivas. Es decir, esto impacta en que seguramente estos pacientes ya están curados. No van a requerir ningún tipo de tratamiento posterior.
“Somos el segundo país con mayor número de ensayos clínicos en oncología y en volumen de pacientes reclutados”
¿Cómo valoran desde la Fundación ECO el catálogo de biomarcadores aprobado por el Ministerio de Sanidad?
Desde la Fundación ECO se ha puesto mucho énfasis en la apuesta por la medicina y la oncología de precisión. Va en la línea de otras iniciativas en medicina personalizada como Cancer Now, que se llevó al Congreso de los Diputados. Hubo también una reunión específica en la sede de la Comisión Europea en Bruselas. Uno de las temas principales que se abordaron fue el catálogo de biomarcadores a nivel nacional con el objetivo de que sea homogéneo y que abarque todas estas situaciones oncológicas en las que puedan tener un biomarcador predictivo de respuesta a un tratamiento específico para que todos los pacientes en última instancia se beneficien de un diagnóstico correcto. Aún queda por hacer mucho trabajo en este sentido, porque el acceso debe de ser homogéneo, general, rápido y eficiente y todo depende de también de una financiación específica.
Uno de los grandes problemas para clínicos y pacientes oncológicos es el retraso de la innovación en España, ¿en qué situación nos encontramos y creen que va a mejorar en los próximos años?
En España se da una paradoja. Somos el segundo país con mayor número de ensayos clínicos en oncología y en volumen de pacientes reclutados. Esto facilita en gran medida el acceso a innovación terapéutica a de alto, lo que probablemente tenga un impacto en la salud de los pacientes.
“Se producen retrasos en la en las aprobaciones de tratamientos que ya han demostrado un beneficio claro en ensayos clínicos y en los que hemos participado precisamente gran parte de los centros españoles”
Pero, en cambio, se producen retrasos en la en las aprobaciones de tratamientos que ya han demostrado un beneficio claro en ensayos clínicos y en los que hemos participado precisamente gran parte de los centros españoles. Hay que trabajar en este problema de manera seria. El acceso a la innovación también debe ser rápido en nuestro país. Francamente, no creo que el impacto económico sea tan elevado como se pueda presuponer. Cuando hay una innovación terapéutica en oncología, supone una serie de mejoras en costes directos e indirectos en la población. Y creo que los circuitos se tienen que agilizar para que cuando haya una innovación terapéutica que tenemos que introducir en nuestro sistema sanitario se haga de una forma rápida, correcta, homogénea y eficaz para el beneficio de la población.
¿Y actualmente dónde considera que están los principales cuellos de botella para resolver este problema?
Hay muchos limitaciones y dificultades en un sistema sanitario como el nuestro, mayoritariamente público. La demanda cada vez es mayor. Hay que dar una cobertura homogénea, adecuada a toda la población y el reto es mayúsculo. No cabe ninguna duda, pero evidentemente hay áreas de mejora como los sistemas de información. Se están desarrollando en las diferentes comunidades autónomas y hay escasa o ninguna interoperabilidad entre las distintas comunidades. Esto tampoco ayuda. Que cada comunidad tenga un sistema de información independiente puede ser un cuello de botella importante de cara al trasvase de información, a la derivación a ensayos clínicos que puedan ser de interés entre las diferentes comunidades. Otro problema últimamente es el acceso a la innovación terapéutica de máximo nivel que puedan requerir los pacientes oncológicos.
Necesitamos un sistema garantista pero exento de burocracia innecesaria y con frecuencia tenemos mucha burocracia en nuestro país que limita el acceso a la innovación en los pacientes. Resulta importante una visión crítica pues para para eliminarlo y que tengamos un sistema mucho más eficiente.