Anuario iSanidad 2023
Dr. Federico García García, presidente de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc)
La proliferación de las enfermedades emergentes, el repunte de casos de infecciones de transmisión sexual, especialmente entre los más jóvenes, la pandemia vivida con el Covid-19, los casos de viruela del mono, los virus ébola, el zika o incluso la gripe, las infecciones graves y frecuentes como la neumonía o la meningitis y la actual pandemia silenciosa en la que estamos inmersos, la resistencia antimicrobiana, ponen de manifiesto que las enfermedades infecciosas han sido, son y serán protagonistas del panorama sanitario y social del mundo. La OMS ya definió en el 2019 las diez amenazas para la salud pública mundial y cinco de ellas eran enfermedades infecciosas. También desde este mismo organismo han apuntado que las enfermedades de este tipo serán la primera causa de muerte en 2050.
En el manejo de este tipo de enfermedades hay dos factores fundamentales y que suponen una notable diferencia en el resultado de los pacientes que las padecen. El primero de ellos es, sin duda, la importancia de un diagnóstico temprano. Para ello es fundamental contar con equipos de microbiología 24×7 ya que son los encargados de proporcionar datos sobre la causa de la infección y la sensibilidad a los antimicrobianos con el objetivo de poder proporcionar el tratamiento más adecuado para cada paciente, por lo que resulta fundamental funcionar con la mayor agilidad posible. Además, la atención continuada de estos servicios de microbiología permite una mayor seguridad para los pacientes al disminuir los efectos adversos relacionados con la morbimortalidad y el uso inadecuado de los antimicrobianos.
España es el único país de la UE que no reconoce la especialidad de enfermedades infecciosas con el estigma que eso supone para los pacientes y profesionales sanitarios
El otro factor fundamental es el de contar con profesionales formados vía MIR en enfermedades infecciosas ya que lo cambiante de su epidemiología y la creciente complejidad de su manejo hacen imprescindible contar con profesionales altamente cualificados para garantizar el abordaje optimo de las infecciones más complicadas. Estas infecciones, en la mayoría de casos requieren de un abordaje multidisciplinar y la figura del especialista en Enfermedades Infecciosas es clave en el liderazgo y coordinación de la asistencia de este tipo de patologías. Actualmente, encontramos trabas para los dos factores fundamentales expuestos anteriormente.
En primer lugar, la existencia de una atención continuada 24/7 de microbiología consolida las bases para responder mejor a nuevas necesidades o emergencias infecciosas en términos de salud pública, además de evitar o reducir la inequidad del sistema sanitario, permitiendo la atención de los pacientes con infección sea cual sea el momento de su presentación. Es importante señalar que los microorganismos infectan sin tener en cuenta horarios. Este punto resulta clave para que la atención sea igual para todos los pacientes de nuestra sanidad pública y universal a nivel hospitalario y comunitario.
En segundo lugar, España es el único país de la Unión Europea que no reconoce la especialidad de enfermedades infecciosas con el estigma que eso supone para los pacientes y profesionales sanitarios. Para los primeros, por no poder ser tratados por especialistas como los pacientes residentes en otros países de la Unión Europea y, para los segundos, porque se limita la libre circulación de profesionales en los territorios europeos. A lo anterior tenemos que añadir el problema del relevo generacional que estamos sufriendo y que, como señaló la ministra de Sanidad, Mónica García, la solución pasa por el reconocimiento de la especialidad de enfermedades infecciosas.
La resistencia a los antimicrobianos es un problema global de salud en el que los profesionales sanitarios tenemos una gran responsabilidad
El volumen de conocimiento de las enfermedades infecciosas es, en la actualidad, igual o superior al de cualquiera de las grandes especialidades. Una formación prolongada y autónoma logrará una competencia integral. Entre los retos a los que se enfrentan y seguirán enfrentándose los infectólogos y microbiólogos mencionados anteriormente, me gustaría detenerme brevemente en la resistencia a los antimicrobianos. La resistencia a los antibióticos supone la muerte a cerca de 20.000 personas al año en nuestro país, según un estudio elaborado por la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc).
La resistencia a los antimicrobianos es un problema global de salud en el que los profesionales sanitarios tenemos una gran responsabilidad. Debemos trabajar de forma multi y pluridisciplinar para preservar la sensibilidad de los microorganismos a los antimicrobianos. Necesitamos profesionales bien formados en esta área y el apoyo decidido de las instituciones y sus gestores en este empeño. Los pacientes son el objetivo final de nuestro trabajo en la lucha frente a la resistencia.
En nuestra sociedad contamos con 4.597 socios. Todos ellos trabajan y trabajamos de manera conjunta para promover, fomentar y difundir el estudio e investigación de las enfermedades infecciosas y de la microbiología clínica, en cuanto a epidemiología, patogenia, diagnóstico, tratamiento, prevención y control se refiere, así como en sus interrelaciones.