Anuario iSanidad 2023
Dr. Óscar Zurriaga, presidente de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE)
Nunca es más oscura la noche que cuando va a despuntar el día. Esta frase debería resumir el sentir de la epidemiología en España. Tras la dureza de lo que ha representado la pandemia del Covid-19, para la sociedad en general y para el sistema sanitario y la epidemiología en particular, en el año 2023 se ha puesto fin a la emergencia sanitaria.
Por ello, estos días que ahora despuntan deberían venir cargados de esperanza tras haber aprendido de todo lo sucedido y haber realizado una evaluación correcta y adecuada. En consecuencia, ello permitiría haber adoptado las decisiones necesarias para estar mejor preparados, no solo en circunstancias excepcionales, sino, sobre todo, en el día a día. Por desgracia seguimos pendientes de asuntos que ya no podemos calificar de urgentes porque la urgencia ya los ha superado.
Es verdad que, en 2022, en España se publicaron la “Estrategia de Salud Pública” y la “Estrategia de Vigilancia en Salud Pública del Sistema Nacional de Salud”. Son dos documentos fundamentales, en los que se ha tenido en cuenta la situación en la que se encuentra la salud pública y la vigilancia en España. Eran solo el comienzo de la recuperación de un retraso: la Ley General de Salud Pública es del año 2011 y, aunque fue aprobada por unanimidad en las Cortes españolas, ha visto como, una y otra vez, su desarrollo normativo se retrasaba y, con ello, lo que es peor, también la ejecución de muchas medidas necesarias.
Si cuando se ha visto la importancia y la necesidad de la epidemiología y la salud pública en España estamos así, es fácil imaginar lo que pasa cuando esa situación se supera
Entre los aspectos esperados en el año 2023 estaba la aprobación de la Ley de creación de la Agencia Estatal de Salud Pública. Su tramitación se vio truncada por la convocatoria electoral, impidiendo que se cumpliera en tiempo uno de los hitos marcados en el Plan de Recuperación Transformación y Resiliencia destinado a la “Renovación y ampliación de las capacidades del Sistema Nacional de Salud”. También tenía asignada una partida presupuestaria en las cuentas de 2023. Además del perjuicio en lo presupuestario, la carencia de esta ley impide que empiece a conformarse esta Agencia tan necesaria para la salud pública en España, y cuyo desarrollo necesitará tiempo, esfuerzo y colaboración de muchos, no solo de la administración central del Estado.
La convocatoria electoral también dio al traste la tramitación de algunos reales decretos fundamentales para la vigilancia en salud pública y que vienen a sustituir a la normativa que lleva en vigor más de un cuarto de siglo. Cuando se aprueben, y esperamos que lo hagan, desarrollarán la Estrategia de Vigilancia en Salud Pública, de acuerdo a pautas mucho más apropiadas y modernas conceptualmente.
No todo es la normativa, por supuesto, y al nuevo equipo que se incorpora al Ministerio de Sanidad, y a los que ya llevan unos meses en estas competencias en las comunidades y ciudades autónomas, les pedimos que ejerzan sus competencias, pero siempre con espíritu de colaboración, coordinadamente y sin olvidarse de la salud pública y la epidemiología. Baste recordar que, de acuerdo al último Informe Anual del Sistema Nacional de Salud 2022 , recientemente publicado, el gasto sanitario en servicios de prevención y salud pública supuso el 3,1% del total en 2020, y eso teniendo en cuenta las excepcionales circunstancias de ese año, que significaron que el gasto se incrementó un 56,2% con respecto al ejercicio anterior. Si cuando se ha visto la importancia y la necesidad de la epidemiología y la salud pública en España estamos así, es fácil imaginar lo que pasa cuando esa situación se supera.
El despuntar del día requiere también una mejora de la situación de los recursos humanos en epidemiología y salud pública
También les pedimos a estas recientemente nombradas autoridades sanitarias, estatales y autonómicas, que recuerden lo suscrito en la Declaración de Zaragoza sobre Vigilancia en Salud Pública, de marzo de 2022. En ella la ministra de Sanidad y los consejeros y consejeras de salud de las comunidades y ciudades autónomas acordaron implementar una política coordinada de recursos humanos en salud pública, garantizar la generación y retención del talento, el relevo generacional, dimensionar la plantilla a las funciones desempeñadas y conseguir un despliegue territorial necesario para afrontar los retos con efectividad y calidad. El despuntar del día requiere también una mejora de la situación de los recursos humanos en epidemiología y salud pública. En eso deberíamos estar.