Anuario iSanidad 2023
Jesús Sanz Villorejo, presidente de la Asociación Nacional de Directivos de Enfermería (ANDE)
Vivimos momentos en los que conviven los viejos esquemas del pasado, con grandes transformaciones de la realidad. Nuevos valores y prioridades condicionan nuestra manera de acercarnos a la cotidianeidad y a las formas en que nos interrelacionamos unos con otros.
El Sistema Sanitario y los profesionales que trabajamos en él, no somos ajenos a esta realidad. La presión a la que estamos sometidos los profesionales de la salud y las organizaciones sanitarias nunca ha sido mayor.
Si nos centramos en los directivos sanitarios, comprobamos que esta transformación incrementa el enorme reto que tenemos por delante, hacer más de lo mismo no es suficiente, se debe abordar con compromiso y espíritu innovador aspectos como: la necesidad de garantizar una atención y unos cuidados de calidad, los cambios constantes en nuestra vida cotidiana, el inabarcable volumen de información que nos llega a diario, la inestabilidad laboral, las nuevas expectativas de los profesionales, la diversidad cultural, los cambios demográficos, las necesidades y demandas más altas de la población… Presentándose dos ejes fundamentales: el ciudadano y el profesional, en un contexto de gestión eficiente.
“La OMS vienen recomendando la incorporación de las enfermeras al liderazgo de equipos, órganos y sistemas de salud y bienestar”
Afrontar estos retos, requiere de equipos directivos multidisciplinares con habilidades, destrezas, actitudes y aptitudes, que apuesten por la innovación, la creatividad, la cercanía y sobre todo por el diálogo como constructor del consenso, lo que supone un esfuerzo por alcanzar un acuerdo con los demás, por construir una voluntad común. Exigiendo al mismo tiempo, conocimientos avanzados de planificación, gestión, colaboración y liderazgo.
Hablamos de equipos multidisciplinares en un momento en el que desde determinados posicionamientos corporativistas se cuestiona que las enfermeras posean competencias directivas que les permitan tener la capacidad para asumir responsabilidades directivas en determinadas instituciones como pueden ser los centros de salud.
Las Enfermeras tenemos competencias asistenciales, docentes, de gestión e investigación, que nos habilitan como profesionales capaces, competentes y responsables. No sería necesario insistir en ello, el papel de las enfermeras en la gestión y en la toma de decisiones estratégicas ha ido evolucionando de acuerdo a cómo las ha ido haciendo la propia profesión, en su formación (grado, postgrados, especialidades, doctorado) experiencia y compromiso con el sistema y con los ciudadanos. Las enfermeras al igual que el resto de los profesionales de la salud estamos perfectamente capacitadas para asumir responsabilidades en la dirección y gestión de personas, procesos, equipamientos, instituciones y sistemas de salud.
“Las enfermeras al igual que el resto de los profesionales de la salud estamos perfectamente capacitadas para asumir responsabilidades en la dirección y gestión de personas”
Una enfermera consejera, directora general, gerente, directora de un centro de salud… no supone un mayor riesgo para la salud de la población que el que podría tener con otro profesional sanitario. Insinuar o defender tal cosa es faltar a la evidencia. Existen ejemplos en varias Comunidades Autónomas y en otros países, de la participación de las enfermeras en la toma de decisiones estratégicas y por lo tanto del ejercicio en altos cargos en la administración sanitaria con resultados excelentes, tan buenos o mejores como los que obtienen otros profesionales de la salud.
En este sentido, debe reseñarse que en los últimos años, instituciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS) vienen recomendando la incorporación de las enfermeras al liderazgo de equipos, órganos y sistemas de salud y bienestar, señalando que la participación de las enfermeras mejora la toma de decisiones, la gestión y los resultados en salud en todos los ámbitos: sanitarios, económicos y sociales.
“La OMS recomienda la incorporación de las enfermeras al liderazgo de equipos, órganos y sistemas de salud y bienestar”
Para ir concluyendo debemos abogar por que las organizaciones sanitarias apuesten y establezcan sus sistemas para tener y retener a los mejores y más preparados gestores de forma transparente ya que la capacidad gestora y organizativa de los profesionales sanitarios no se garantiza, a priori, por ningún perfil o nivel académico sino por la formación de postgrado especializada y acreditada y por la experiencia contrastada, solo en base a ello, debería considerarse responsable la asignación de cargos en las diferentes estructuras.
Es necesario defender que la garantía de una atención eficiente, de calidad e integral solo se obtienen como resultado de una estructura asistencial diseñada conformada y dirigida en función de la “mejor atención sanitaria y el mejor cuidado a la población” no en función de las diferentes profesiones que en ello intervienen.
