Las sociedades de primaria celebran, lejos de las “lecturas catastrofistas”, los 2.033 nuevos residentes MIR

Critican que se haya puesto el foco sobre las 459 vacantes sin ocupar en las adjudicaciones cuando medicina familiar y comunitaria oferta 18 veces más plazas que el resto de especialidades. No obstante, reconocen que las condiciones económicas y laborales afectan, como también pasa en medicina preventiva y salud pública

Plazas MIR 2024 primaria

Juan León García
La lectura de las sociedades científicas de atención primaria dista mucho de la generalizada respecto a la sensación de fracaso por las 459 plazas MIR vacantes al finalizar la ronda de adjudicaciones. Hay consenso en el mensaje: en una convocatoria con récord de puestos a ofertar, 2.492, 2.033 aspirantes se han decantado por medicina familiar y comunitaria. Ha supuesto el 28% del total que dispuso el ministerio de Sanidad: 8.768.

En otras palabras, supone un total 18 veces superior al promedio del resto de especialidades en liza. Porque el asunto de las vacantes “tiene muchas explicaciones, vertientes y connotaciones”, argumenta el Dr. Jorge Lema, jefe de estudios de la Unidad Docente Multiprofesional (UDM) de Atención Familiar y Comunitaria de Cuenca y vocal de unidades docentes e innovación de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC). Es cuestión de “volumen”, continúa, y por eso pide que se haga una correcta lectura de las plazas “y de cómo se han elegido”.

Coordinador de ‘La MIRilla del Médico de Familia junto al Dr. Yoseba Cánovas, quien escribió el pasado sábado un tuit en la red social X para ofrecer otro punto de vista tras la ‘resaca’ del MIR: “Esto quiere decir que si medicina familiar y comunitaria ofertara la media de plazas del resto de especialidades se hubiera agotado en el 5º día de elección (turno del 4200 al 4500), y entonces MFyC no sería noticia, nadie estaría haciendo titulares catastrofistas y yo no estaría escribiendo este tuit”, sentenció.

Desde las tres sociedades de primaria coinciden en que, además de mejorar las condiciones laborales, hace falta aumentar el conocimiento de medicina de familia en las universidades para que esta se vea como una especialidad atractiva, y además apostar por las unidades docentes para ofrecer una formación de calidad y “fidelizar” al residente

Mismo sentimiento se percibe por parte de la Dra. Pilar Rodríguez Ledo, presidenta de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), quien reseñó que si esta especialidad hubiera ofertado las 425 de medicina interna o las 508 de pediatría, “se hubiera cubierto en las primeras plazas y desde luego mucho antes que las especialidades que han cubierto sus 30, 40 o 50 únicas plazas que ofrecen”. Si bien reconoce que es un tema “complejo que requiere un abordaje integral”.

No obstante, es un tema que “preocupa” y así lo manifiesta la Dra. María José Gamero, vocal de la junta directiva de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), quien pone el foco sobre una realidad multicausal. Detrás de la situación de estos profesionales están “el desprestigio” derivado de las condiciones laborales o la sobrecarga asistencial que complica la conciliación de vida profesional y personal. Razón de más, explica, para que se plantee una estrategia no solo de aumento de la oferta de plazas en cantidad, sino sobre todo en “garantizar la calidad” de los puestos.

Apostar por un sistema sanitario basado en una atención primaria fuerte y un sistema de elección de plazas MIR ajustado a los datos demográficos de las facultades de Medicina y a las necesidades futuras del SNS, algunas de las propuestas

Hará falta, observan desde las tres sociedades, que además se aumente el conocimiento de medicina de familia en las universidades para que esta se vea como una especialidad “no solo atractiva sino convincente”, matiza la Dra. Gamero. Al respecto, el Dr. Lema añade la importancia de “fidelizar” a estos futuros médicos de familia a través de las unidades docentes, dándoles “la mejor formación y una docencia de excelencia”.

Todo obliga a repensar “qué sistema sanitario queremos”, apunta la Dra. Rodríguez. “Si lo queremos equitativo y con accesibilidad, tendremos que basarnos en uno que dé fuerza a la atención primaria. Para eso hace falta invertir en ella”, advierte. Así, analizó semFYC en un comunicado de prensa, hará falta rediseñar el MIR para que el aumento de plazas se ajuste “a los datos demográficos de las facultades de medicina y a las necesidades futuras del Sistema Nacional de Salud (SNS)”.

La crisis de medicina preventiva y salud pública

Otra de las especialidades que acabaron con puestos vacantes, junto a medicina del trabajo (2) fue medicina preventiva y salud pública (12). Detrás de este resultado también hay una mayor oferta que la de la anterior convocatoria, pero también una serie de problemas estructurales que hacen que los aspirantes no se decanten por esta salida formativa.

“En medicina preventiva y salud pública la cuestión económica tiene un peso cada vez mayor respecto a peores condiciones de trabajo y retribuciones frente a otras especialidades MIR, y además la distribución geográfica de las mismas”, visibiliza el Dr. Adrián Hugo Aguinagalde Llorente, vocal de la junta directiva de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública y Gestión Sanitaria (Sempspgs). Hace referencia a la ausencia de guardias que hay en esta especialidad que, con un sueldo base MIR que ronda los 950 y los 1.050 euros ampliables ligeramente realizando módulos de atención continuada (MAC), hace que el residente pueda finalizar su periodo formativo “perdiendo dinero”.

Lo que obliga a “corregir desequilibrios”, en opinión de Eduardo Satué de Velasco, presidente de la Sociedad Española de Salud Pública y Administraciones Sanitarias (Sespas). Centra el foco en, por un lado, atraer talento, además de mejorar la infraestructura de coordinación en salud pública (la Agencia Estatal de Salud Pública como paradigma para cambiar la situación) y revertir la tendencia de la figura de este profesional relegado “a labores preventivas en los hospitales”. “Hay que salir fuera”, contrapone: “A las calles, a los pueblos”.

Sin opción a guardias como las que tienen otras especialidades, el residente en medicina preventiva y salud pública puede acabar su periodo formativo de nueve meses “perdiendo dinero”, advierten desde la Sempspgs

Las comunidades autónomas también tienen que cumplir su parte, opina Aguinagalde, que menciona a Navarra y Murcia como las únicas dos regiones que exigen especialidad de medicina preventiva y salud pública mientras que, en el otro extremo, “Sanidad no reconoce la especialidad con ningún punto”.

Con todo, desde la Asociación de Residentes en Medicina Preventiva y Salud Pública (ARES), se emitió este lunes una valoración en la que apuntaron a otros problemas, más allá de los económicos para los residentes. Por una parte, el Curso Superior de Salud Pública obligatorio que dura nueve meses y se realiza fuera de la comunidad escogida. Lo que conlleva “un importante esfuerzo financiero”. Además, las unidades docentes cuentan con “escasos recursos y una estructura formativa” inadecuada, cuyas acreditaciones no se revisan, algo que se comparte en el resto de las especialidades. Todo provocó que el año pasado se registrara el récord de no incorporaciones en medicina preventiva y salud pública, con 18 de 117 opositores que no tomaron posesión.

¿La repesca conseguirá completar cupos?

Ninguna de las fuentes consultadas cree se llegue a llenar la oferta. En primaria por la gran cantidad de plazas que quedan por cubrir, y en salud pública porque los inconvenientes de seleccionar la especialidad (económicos, sobre todo) puede que pesen a los potenciales aspirantes interesados en ella. “De cualquier forma, es mejor una vacante porque permite que se cubra, y también permite entender el fenómeno, razona el Dr. Aguinagalde. Es decir, el cambio de modalidad de elección de plaza que reclaman muchas sociedades científicas hacia otra “lo más cercana a la presencialidad” y con unas listas “lo más reducidas posible”.

El Dr. Lema también advierte un dato preocupante en esta convocatoria MIR y que ya está analizando: “Habitualmente, se cubre aproximadamente un tercio de las plazas que se ofertan. No sabemos por qué este año, pero se han producido muchísimas incomparecencias. Es decir, gente que aprobando y pudiendo presentarse, no lo hace. No escoge especialidad. Eso ha pasado en un número mucho mayor del que ha pasado en otros años: ese sí que es un récord absoluto. 3.460 personas que no han elegido de 11.755. El año pasado fue el último récord: algo más de 2.000”.

Por último, recuerda que detrás de esas vacantes también hay otro fenómeno “grave”. “Muchas comunidades autónomas, por no decir todas, se está contratando a profesionales sin la especialidad. Mucha gente que sin aprobar el MIR está trabajando en atención primaria. Es una barbaridad. Nadie se plantea poner a alguien que no tenga la especialidad de cirugía a operar un estómago. Sin embargo, en atención primaria sí se lo plantean”, lamenta.

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