El reto del relevo generacional de los directivos de la salud

José Soto Bonel, presidente de la Sociedad Española de Directivos de la Salud (Sedisa)

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Anuario iSanidad 2023
José Soto Bonel, presidente de la Sociedad Española de Directivos de la Salud (Sedisa)
En sentido amplio, relevo generacional es el proceso de renovación demográfica, social y económica, por el cual las generaciones jóvenes retoman las funciones de las generaciones anteriores que se van retirando. En el ámbito de la sanidad y, de forma más concreta en el de la gestión sanitaria y los directivos de la salud, diversos factores obligan a que dicho relevo generacional sea analizado, en la medida de su necesidad y de su falta de existencia.

Uno de estos factores es que nuestro sistema sanitario no puede responder a las necesidades actuales de sus profesionales y usuarios y, en definitiva, no puede avanzar sin una dirección y gestión profesional, cualificada y razonablemente estable que tenga como referencia el legado de generaciones previas de gestores de la salud y que avance en su formación y adaptación de competencias de acuerdo con cada contexto evolutivo. Otro punto relevante, que guarda una total relación con el anterior es que, en el sector sanitario, con los cambios políticos, a veces la norma es destruir lo anterior, destruir el legado y el reto está en cómo conseguir respetar la experiencia de los más “senior” e integrar el empuje, entusiasmo y nuevas perspectivas de los más jóvenes.

Asumir esta situación es muy complicado, teniendo en cuenta que, en la actualidad, existen circunstancias que no favorecen el necesario recambio generacional. Entre ellas, destaca el aparente desprestigio de la gestión directiva sanitaria, a veces denostada y menospreciada. En ello incide, sin duda, la no profesionalización de los nombramientos y ceses de los directivos de la salud, sin evaluaciones objetivas ni méritos ni convocatorias públicas.

Como líder transformacional, el directivo de la salud debe tener el compromiso, además, de crear el ambiente propicio para que surjan líderes internos

Este desprestigio y minusvaloración los encontramos, con frecuencia, entre los profesionales del sistema e incluso a la sociedad, olvidando la gran aportación que hacen los directivos de la salud, siempre que sean profesionalizados, a los profesionales, al sistema sanitario, a los pacientes, a la salud y a la sociedad. Por una parte, el buen funcionamiento de una organización sanitaria se fundamenta en proporcionar lo que los profesionales de la misma requieren para realizar de forma adecuada su labor asistencial, lo que redunda en la mejora de la salud de los pacientes y la sociedad y ello en una mejor calidad y eficiencia del Sistema Sanitario.

Como líder transformacional, el directivo de la salud debe tener el compromiso, además, de crear el ambiente propicio para que surjan líderes internos, a través de la promoción interna, debiéndose tener en cuenta que el directivo de la salud precisa, además de una vocación de encontrar soluciones ante los retos, de una gran especificidad de habilidades y conocimientos. Se trata, por tanto, de una apuesta arriesgada profesionalmente en el sentido de que dicha especificad resta bastante la movilidad hacia otros sectores.

Junto a ello, la falta de estabilidad laboral a causa de la falta de profesionalización de los ceses, los sueldos poco atractivos, teniendo en cuenta que frecuentemente se pierde dinero en los ascensos a puestos directivos, y la falta de carrera profesional en estos cargos, repercuten enormemente en el necesario relevo generacional. Si a esto le sumamos la gran carga de responsabilidad frente a una constante exposición a la opinión pública obtenemos una situación que roza la gravedad y la urgencia.

Existen circunstancias que no favorecen el recambio generacional

La profesionalización de los directivo de la salud ayudaría, sin duda, al tan necesario relevo generacional. Sin la profesionalización de los directivo de la salud no es posible hacer realidad la gestión sanitaria basada en valor, fundamental para reorientar los servicios de salud para mejorar la satisfacción de las necesidades en salud de las personas, mientras mantienen una relación óptima con los costes y los resultados. Esta gestión sanitaria solo es posible si las organizaciones sanitarias están lideradas por gestores profesionales.

Se debe instaurar la evaluación por competencias y resultados objetivos, el reconocimiento interno y externo y un plan profesional de desarrollo para posiciones directivas, con carrera profesional explícita, que supere cortoplacismo en la política habitual y que dignifique el valor de la responsabilidad que se asume. Asimismo, es clave fomentar el papel de las universidades en la formación en gestión sanitaria, dándola a conocer en la formación del grado, alentando y detectando potenciales vocaciones directivas, así como en el impulso de un grado universitario en gestión sanitaria. En este sentido y con este enfoque hemos de trabajar ante una situación en la que la falta del relevo generacional de los directivo de la salud puede poner en peligro nuestro sistema sanitario, la salud de los pacientes y de la sociedad.

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