Christopher Wachira Wanjue, director de la Unidad del Fondo Mundial en World Vision International
Mientras crecía en una zona rural de Kenia, la malaria era una enfermedad común y la causa de la mayoría de las visitas de mi familia a un centro de salud. Más de cuatro décadas después, el paludismo sigue siendo una amenaza importante para la salud y la economía mundiales, ya que casi la mitad de la población mundial sigue estando en riesgo.
Casi la mitad de la población mundial sigue estando en riesgo de contraer malaria
El Informe Mundial sobre el Paludismo 2022 de la Organización Mundial de la Salud estimó 247 millones de casos de paludismo en 2021, un aumento con respecto a los 245 millones de 2020 -debido en parte a las interrupciones de los servicios durante la pandemia de Covid-19-, así como 619.000 muertes relacionadas con el paludismo. Sin embargo, como observó el director general, Dr. Tedros, en el informe de 2021, incluso antes de la pandemia, el progreso mundial contra la malaria se había estancado, y los países con una alta carga de la enfermedad estaban perdiendo terreno, registrando aumentos en la mortalidad.
Mi pregunta es: ¿Qué papel desempeñan los conocimientos, actitudes y prácticas indígenas de las poblaciones marginadas en el rompecabezas del control de la malaria? Mientras reflexiono sobre la importancia crítica de tener en cuenta los contextos locales, las percepciones y las dinámicas culturales para la aceptación de la comunidad en el control de la malaria, me sorprenden las observaciones de Akwaowo Bassey Orok y sus coautores en su Revisión Narrativa sobre las intervenciones contra la malaria.
La falta de coordinación entre los proveedores de atención sanitaria y la comunidad pueden ser una razón de la falta de éxito en la erradicación de la malaria
Destacan que la falta de una sinergia bien planificada y coordinada entre los proveedores de atención sanitaria y la comunidad podría ser la principal razón por la que los esfuerzos en la erradicación y eliminación de la malaria no han tenido mucho éxito.
En nuestro programa de respuesta a la malaria del Fondo Mundial en Malawi en 2022, el 38% de las estructuras de viviendas a las que no se llegó con la fumigación de interiores con efecto residual (IRS) se debió a que los miembros de las familias se negaron a que se fumigaran sus hogares. Aunque no se documentaron las razones de sus respuestas, las creencias, actitudes y conceptos erróneos pueden haber desempeñado un papel importante en la negativa.
En 2022, World Vision formó y apoyó a 3.063 líderes comunitarios (858 mujeres y 2.205 hombres) en Malawi para que realizaran visitas puerta a puerta y sesiones de concienciación, en las que se hablaba de los beneficios y las funciones de los propietarios de las viviendas, y se abordaban los mitos e ideas erróneas individuales en relación con la campaña IRS. Al final de la campaña, el 97% (529.285 de 546.833 estructuras objetivo) fueron fumigadas, beneficiando a más de 1,9 millones de personas.
Es primordial una evaluación adecuada, así como la colaboración entre la prestación de servicios y la comunidad
Es primordial una evaluación adecuada, así como la colaboración entre la prestación de servicios y la comunidad. Aprecio el planteamiento adoptado por Kenia, expuesto por la Dra. Rebecca Kiptui, del Programa Nacional de Control del Paludismo de Kenia, según el cual, dado que la transmisión no es la misma en todo el país, cada región necesita su propio paquete de intervenciones, por lo que las medidas contra el paludismo se adaptan a cada región de Kenia y a sus problemas específicos.
Al unir nuestras manos para celebrar el Día Mundial del Paludismo el 25 de abril, debemos recordar que debemos implicar a la comunidad como socios fundamentales para definir las intervenciones de control de la malaria si queremos mantener los logros ya registrados en la lucha contra esta enfermedad.
