Redacción
El Observatorio de Salud (OdS) y Estudio de Comunicación han celebrado este miércoles la I Edición del Foro de Salud y Género. En el acto se han plasmado los resultados compartidos el pasado febrero en el Congreso de los Diputados, cuando se presentó el primer Libro Blanco sobre Salud y Género de España. De entre las conclusiones extraídas durante el evento, se ha destacado la brecha en el retraso diagnóstico en perjuicio de las mujeres: “Es hasta tres años superior al de los hombres. A la mujer que le falta un diagnóstico, le falta también un tratamiento que necesita”, ha denunciado Paula Echeverría, técnica de incidencia política de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP).
Los pacientes han participado en una mesa conformada por autoridades sanitarias, profesionales y representantes políticos. El Dr. Ángel Gil, Coordinador del Libro Blanco de Salud y Género, ha relatado cómo a la hora de elaborar el trabajo los expertos apreciaron “una falta de igualdad y perspectiva de género en el abordaje de diversas patologías. Existen complicaciones y tratamientos cuyos efectos son diferentes en hombres y mujeres. Es por eso por lo que necesitamos conocer las problemáticas concretas que sufren las mujeres en la atención médica y hospitalaria”.
El 40% de las mujeres ya padecen o tienen predisposición a adquirir una patología crónica, frente al 30% de los hombres
En el foro, apoyado por GSK y Sobi, también se han abordado las barreras existentes en el ámbito sanitario. Al respecto, la secretaria primera de la Mesa de la Comisión de Sanidad y Médico de familia y salud comunitaria, Carmen Martínez, ha incidido en que “hacen falta políticas de igualdad que incidan en sanidad, y que garanticen el acceso a la salud de las mujeres. España es uno de los países de la Unión Europea que ha incluido la trasversalidad de género en sus planes sanitarios, y esta perspectiva tiene que ser inherente a la acción política y pública”.
Para Echeverría es clave que los datos que recoge el informe tengan su contrapunto en la práctica clínica de los profesionales. “Esto es esencial porque hay cuestiones, como las sociolaborales que pueden impactar en el acceso a tratamientos, medicamentos, o tiempos de espera para que las mujeres sean tratadas”.
Feminismo y educación
Las políticas de salud, “centradas en el patrón masculino”, obligan a aplicar la perspectiva de género en materia de salud. “Necesitamos enfoques y acciones concretas; algo que sin duda es una de las tareas del feminismo del Siglo XX”, a juicio de Carla Delgado, Portavoz de la Comisión de Igualdad de Sumar en el Senado.
“Tenemos que abordar estas patologías desde un ámbito feminista y desde las instituciones públicas y el ámbito educativo”, ha incidido Kilian Sánchez, portavoz de la Comisión de Sanidad del PSOE en el Senado. Por lo que, a su vez, es esencial potenciar la educación y la pedagogía en materia de género en el sector salud. Algo que persigue el Libro Blanco, en el que se refleja que el 40% de las mujeres ya padecen o tienen predisposición a adquirir una patología crónica, frente al 30% de los hombres.