Paula Baena
J.C / I. R (Fotografías y vídeo)
Entre el 6 y el 9 de junio, las ciudadanas y ciudadanos de los países de la Unión Europea ejercerán su derecho al voto para elegir a sus representantes en el Parlamento Europeo. Los españoles, concretamente, se dirigirán a las urnas el próximo domingo 6 de junio. Enrique Ruiz Escudero, portavoz de la Comisión de Sanidad del Partido Popular en el Senado y exconsejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, ha dado su visión sobre los desafíos de la legislatura en materia de Sanidad en esta entrevista con iSanidad.
¿Cuáles van a ser las prioridades de la nueva Comisión Europea en la próxima legislatura?
Definiría las prioridades en medidas muy concretas. Uno de los pilares fundamentales es, sin duda, el acceso a los medicamentos. Además, uno de los puntos que deben mejorarse es la velocidad. La Administración debe ser garantista, no podemos quedar por detrás. En España, desgraciadamente, llevamos un retraso importantísimo. Contamos con dos ejemplos muy claros, como los medicamentos oncológicos, en los que llevamos una media de retraso de 629 días y de 729 en el caso de los medicamentos huérfanos.
Deberíamos apostar porque el acceso a los medicamentos sea igual en todos los países y vigilar que los tiempos sean similares, algo que España no ha perseguido durante estos años de gobierno socialista
Todo ello con el impacto que genera en pacientes, profesionales y, sobre todo, en las decisiones estratégicas que toman las empresas a la hora de implantarse dentro de un país. Deberíamos homogenizar, apostar porque el acceso sea igual en todos los países y vigilar que los tiempos sean similares, algo que España no ha perseguido durante estos años de gobierno socialista.
Por otra parte, otro de los grandes retos es el de la equidad. En el sistema sanitario influyen muchas variables. Dependemos de los modelos de gestión, de cómo está el sistema sanitario, etc. Las diferencias son importantes en diversos países europeos. Asimismo, el gobierno del dato es otra de las figuras importantes. Deberíamos tener en cuenta los datos que son propiedad de los pacientes. Observar con qué fines se pueden utilizar y ver cómo podemos mejorar la calidad de vida de los europeos.
Así, otro de los pilares fundamentales es la incorporación de la innovación, otro gran reto que tenemos. Todo va asociado: el acceso, la equidad, la organización del sistema… Todo tiene un impacto y estos son los puntos en los que debemos profundizar sin dejar de lado los planes estratégicos específicos. Tenemos que estar preparados para cualquier emergencia sanitaria, como sucedió con el Covid-19.
Para la innovación es necesario que existan modelos de colaboración público-privada que sean ágiles y permitan que la industria farmacéutica investigue junto a los institutos de investigación de la sanidad, tanto pública como privada
Comentabas acceso, equidad e innovación, que son problemas que se han mencionado. El paquete farmacéutico recientemente aprobado no está en ese punto de equilibrio entre un acceso ágil y equitativo y que la industria cuente también con recorrido para invertir en innovación.
En ese caso el punto esencial es la velocidad en la implantación. Puede tenerse más o menos clara una acción, pero hay otra parte que es la estrategia operativa. Saber cómo se toman las decisiones y cómo se implantan en los sistemas sanitarios, que son quienes tienen la responsabilidad. Desde mi experiencia como consejero, debemos de intentar eliminar la percepción de la distancia que hay entre la toma de decisiones y lo que influye en el día a día de las administraciones, pero para ello la clave es la velocidad y el cómo se aplican esas medidas.
Para la innovación es necesario que existan modelos de colaboración público-privada que sean ágiles y permitan que la industria farmacéutica investigue junto a los institutos de investigación de la sanidad, tanto pública como privada. Ese es el camino que debemos trabajar, el de intentar acortar los tiempos. En este caso y en comparación con otros continentes, Europa va bastante por detrás. La innovación en el sector sanitario sea del ámbito que sea, va a veces muy por delante de la velocidad que deberíamos llevar las administraciones, por lo que debemos tomar medidas para reorientar esa distancia.
Para nosotros, el Partido Popular, el paso básico es compartir una tarjeta sanitaria virtual y una historia clínica electrónica que se entienda dentro de todo el Sistema Nacional de Salud
Otro de los temas es el espacio europeo de datos sanitarios. Sabemos que los hospitales españoles ya están cargando datos, pero es verdad que todavía seguimos con un sistema que no está interconectado, ¿qué pasos deben darse dentro de España y cómo debe gestionarse?
Para nosotros, el Partido Popular, el paso básico es compartir una tarjeta sanitaria virtual y una historia clínica electrónica que se entienda dentro de todo el Sistema Nacional de Salud (SNS).
Creo que eso es fundamental para que toda la potencialidad que tiene nuestro SNS permita profundizar en su estrategia del dato, que tenga un dato de calidad, un dato propiedad del paciente, que tenga todo el paraguas legal por esa cuestión de privacidad y que eso permita su aplicación a todos los niveles, no solo en la parte de la investigación. Esto ayudaría también en la gestión, en la docencia y a todos los niveles, pues los datos de calidad son buenos para medir y comparar.
La oportunidad que nos ofrece la tecnología es algo en lo que tenemos que apostar de manera muy clara, especialmente porque los modelos de gestión permiten monitorizaciones sin que el paciente esté presente, lo que hará que aumente la velocidad en cuanto a la incorporación de la innovación.
¿Y ese paraguas legal que protege al paciente y a esos datos sanitarios, ¿está completo o todavía hay que seguir profundizándolo?
Esta cuestión sería de carácter más legislativo y se está tratando en el Parlamento Europeo, aunque está pendiente de aprobación. Debemos seguir trabajando y escuchando a los pacientes, teniendo en cuenta a todos los actores del sector, no solo al entorno estrictamente político.
Hablando de la experiencia personal respecto al Covid-19, tener un dato de calidad nos permitía tomar decisiones y predecir hacia dónde podían derivar las cosas
Insisto en que el potencial que tienen esos datos es absolutamente fundamental. Así, hablando de la experiencia personal respecto al Covid-19, tener un dato de calidad nos permitía tomar decisiones y predecir hacia dónde podían derivar las cosas. Esto, para una administración sanitaria, es un factor de ventaja.
Otro tema es la Unión Europea de la Salud, ¿cómo va a evolucionar esto en la próxima legislatura?
Los caminos están marcados. Las cuestiones anteriormente mencionadas, como la equidad, el acceso, la aplicación de la innovación y la estrategia de datos deben ir acompañadas de un entorno legislativo con objetivos muy concretos. Es cierto que, a lo largo de los últimos años, el avance ha sido importante y se ha acelerado a raíz de lo que vivimos durante la pandemia. La situación hizo que las administraciones tomaran cierta responsabilidad a todos los niveles, como el de la financiación. Cada vez cronificamos más enfermedades y eso impacta directamente sobre el sistema sanitario.
En el año 2017 en la Comunidad de Madrid el presupuesto era de 7.870 millones de euros, mientras que el último presupuesto que se ha aprobado con Isabel Díaz Ayuso al frente es de 10.150 euros. Estos datos reflejan la inversión y el esfuerzo presupuestario, que cada vez es mayor. Así, tenemos que plantearlo de manera global, pensar cómo vamos a actuar e implicar a todos los organismos, tanto a nivel europeo como a nivel nacional e incluso a nivel autonómico.
No deberíamos cuestionar ahora los modelos de colaboración público-privada, sino que habría que analizar los procesos
A su vez, no debemos dejar de lado nunca los modelos de gestión. No deberíamos cuestionar ahora los modelos de colaboración público-privada, sino que habría que analizar los procesos. La sanidad, por su dinamismo y por la incorporación de la innovación, está experimentando modelos que eran inexplicables.
Hemos hablado del Covid-19. Es cierto que está ahí el tema de la prevención y ya no solo de la cronicidad o los problemas asociados a los envejecimientos sino también de futuras pandemias, ¿cómo se van a coordinar ahí los Estados miembros y los europeos?
Es uno de los puntos básicos de toda la estrategia de Europa, estar preparados para futuras crisis sanitarias. Hay que hacer un análisis crítico de lo que vimos en la pandemia. Por ejemplo, el establecimiento de un acuerdo marco para la compra de vacunas fue una buena decisión en su momento, debido a la escasez, pero ahora no debería mantenerse.
En España, por ejemplo, contamos con Hipra, que está excluido de ese acuerdo marco para la compra de vacunas. Debe haber un análisis permanente, hay que compartir los datos de salud, ver cómo se comportan las nuevas zoonosis y tomar muchas decisiones, aunque la Unión Europea va por el buen camino.
Esta necesidad de potenciar la industrialización, ¿hasta qué punto tiene que cambiar la situación o el modelo que tenemos para no depender tanto de terceros países?
El ejemplo fue claro durante la pandemia y debería hacernos recapacitar. Se siguió un buen criterio con las vacunas, pero hay que acompañarlo de decisiones que permitan fomentar la industrialización y el potencial y eliminar la dependencia. Europa tiene la capacidad suficiente a todos los niveles: a nivel de industrialización, a nivel de toma de decisiones y a nivel de capacidad.