Las piedras en el camino del sistema sanitario para medir el valor de los medicamentos

El IESE ha puesto en marcha el proyecto Ágora Farma para identificar las barreras que impiden avanzar en la medición del valor de los medicamentos y definir una metodología que permita hacerlo. Expertos del sistema de salud han analizado los retos y obstáculos para lograr tener resultados de los fármacos aprobados

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Gema Maldonado
Hay acuerdo entre los actores del Sistema Nacional de Salud en que medir el valor de los medicamentos a partir del registro y explotación de datos sería beneficioso para tomar decisiones asistenciales y económicas y para investigar. Pero el acuerdo verbal es más fácil que llevar a la realidad este objetivo, que requiere de espacios comunes de datos, armonización e interoperabilidad de sistemas de información y bases de datos, tiempo y dinero, según han expresado este miércoles gestores de la Administración y de hospitales, políticos, clínicos y pacientes en la jornada de difusión del proyecto Ágora Farma, una iniciativa del IESE patrocinada por AbbVie, para definir una metodología de medición continuada del valor de los medicamentos en los servicios regionales de salud. Para conseguirlo, han identificado los retos y las barreras que impiden que se avance en esa medición.

César Hernández: “Tenemos mucho trabajo por hacer, hay que alinear a todos en la misma ‘longitud de onda’ y liderar para que toda la información sea coherente”

La falta de armonización de datos en sistemas de información que no son interoperables entre sí es uno de los retos. Una estrategia de medición del valor de medicamentos, requiere de “líneas muy claras”, ha afirmado César Hernández, director general de la Cartera de Servicios y Prestación Farmacéutica del Ministerio de Sanidad. “Los que tenemos responsabilidad en la gestión del sistema sanitario tenemos la obligación de liderar. Tenemos mucho trabajo por hacer, hay que alinear a todos en la misma ‘longitud de onda’ y liderar para que toda la información sea coherente”.

No es el único que se ha referido a este aspecto a lo largo de la jornada. Antonio López, director general del Departamento de Salud de Navarra considera que las comunidades autónomas tienen “la suficiente capacidad para integrar muchas bases de datos que ya tenemos y que toda la información pivote alrededor del paciente. Es cuestión de poner a los actores de acuerdo y que herramientas como la IA nos sirvan para eso”. López ha señalado la importancia de definir en qué momentos se evalúa ese valor. “¿En la decisión de aprobación, tanto en la regulación como en la financiación? Hay que ver en qué condiciones fijamos la evaluación de resultados de medicamentos”. 

Desde el punto de vista del consejero de Sanidad de Cantabria, César Pascual, participante en una de las mesas de la jornada, la clave “no está en el cómo medimos, sino en qué y por qué medimos”. “Podemos tener muy claras las estrategias, pero el problema de la medición de valor trasciende la eficacia y seguridad, que es lo que vemos actualmente, va a otra serie de procesos que puede influir de forma determinante en la decisión”.

Carlos Crespo: “Tan importante es conocer cómo se está utilizando un medicamento como reevaluar el evolutivo de ese medicamento día a día”

El servicio de farmacia hospitalaria de un hospital es uno de los principales interesados en esta medición de valor de los fármacos basada en datos. Así lo ha expresado Carlos Crespo, jefe del Servicio de Farmacia del Complejo Hospitalario Universitario de Pontevedra. “Tan importante es conocer cómo se está utilizando un medicamento como reevaluar el evolutivo de ese medicamento día a día. Es capital la medición de datos”.

Desde la visión de los médicos que ven pacientes, la medición del valor de los fármacos “es una necesidad”, ha afirmado Anna López, del servicio de Dermatología del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau. “La única forma de saber cómo se comporta el fármaco en la vida real es viendo cómo funciona en los pacientes en la práctica clínica. Estos datos tienen que estar y formar parte en la toma de decisiones de un clínico. La cuestión es cómo lo vamos a hacer”, se ha preguntado.

Dra. Anna López: “La única forma de saber cómo se comporta el fármaco en la vida real es viendo cómo funciona en los pacientes en la práctica clínica. Estos datos tienen que estar y formar parte en la toma de decisiones de un clínico”

Desde su experiencia en Cataluña, destaca que es necesario organizar los sistemas de información porque, actualmente, “hay muchos datos que no se están utilizando y tienen un gran potencial para tomar decisiones, para investigar y para avanzar en medicina de precisión”. Depende en gran medida de los facultativos el registro de los datos, tanto en la historia clínica del paciente como en otros sistemas previstos.

La dermatóloga lamenta que se dupliquen esos datos. “Registramos información repetida en las historias clínicas, en el sistema de prescripción farmacéutica y en registros propios que tienen que ver con nuestro interés por avanzar e investigar. Esto no puede ser y, además, no tenemos retorno de esa información. La información que se recoge tiene que ser bidireccional: con fines regulatorios y económicos para ver si lo estamos haciendo bien, pero también con fines de investigación para los médicos”, ha defendido.

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