Dra. Lucrecia Yáñez: “La quimioinmunoterapia ya ha desaparecido totalmente de los esquemas terapéuticos para la leucemia linfocítica crónica”

Médico adjunto del Servicio de Hematología del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla

Lucrecia-Yañez

Paula Baena
La leucemia linfocítica crónica (LLC) ha experimentado avances significativos que están redefiniendo su tratamiento. Los últimos hallazgos confirman la desaparición de la quimioinmunoterapia, dando paso a tratamientos dirigidos que han marcado un hito en la enfermedad. La Dra. Lucrecia Yáñez, del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla (Santander), destaca en iSanidad cómo estos avances están impactando en la calidad de vida de los pacientes y en las expectativas de supervivencia con respecto a una enfermedad que afecta principalmente a personas mayores de 70 años y cuyo diagnóstico es incidental en el 80% de los casos.

¿Cómo destacaría los últimos avances en LLC que hemos conocido en el reciente congreso EHA celebrado en Madrid?
Estos avances confirman que la quimioinmunoterapia ya ha desaparecido totalmente de los esquemas terapéuticos en la leucemia linfocítica crónica. Ahora disponemos de tratamientos dirigidos y estamos obteniendo resultados de ensayos clínicos con seguimiento a largo plazo, como el Resonate-2, con 10 años de seguimiento. Estos informes nos dan datos de seguridad y eficacia en ese grupo de pacientes en los que se había ensayado inicialmente ibrutinib.

Los avances confirman que la quimioinmunoterapia ya ha desaparecido totalmente de los esquemas terapéuticos en la leucemia linfocítica crónica

Además, tenemos estudios en vida real del uso de los inhibidores de BTK. De hecho, con cinco comunicaciones podemos llegar a tener casi 11.000 pacientes evaluados con este tipo de terapias. De esta manera podemos valorar si el tratamiento finito o el tratamiento combinado nos permite discontinuar la terapia en pacientes con leucemia linfocítica crónica.

En este sentido, el tratamiento consistiría en la combinación de inhibidores de BTK con inhibidores de BCL-2. Con los inhibidores de BTK hay estudios ya de cinco años de seguimiento, como son el Captivate y algunos estudios del Glow, que cuentan con resultados muy interesantes en cuanto a pacientes de alto riesgo y pacientes que alcanzan una enfermedad mínima residual indetectable, ya que parece que la supervivencia libre de progresión en estos pacientes es superior.

“Nos dirigimos a valorar si el tratamiento finito o el tratamiento combinado nos permite discontinuar la terapia en pacientes con leucemia linfocítica crónica”

A su vez, contamos con otros esquemas de tratamiento en combinación con otros inhibidores de BTK e inhibidores de BCL-2, como el estudio de fase 1 de zanubrutinib y sonrotoclax en pacientes con LLC. Así, es también interesante la investigación que se presentó de zanubrutinib con venetoclax en pacientes con deleción del 17P, aunque por ahora el periodo de seguimiento en este grupo de pacientes es corto.

Por otra parte, existe una necesidad médica no cubierta, el síndrome de Richter. En este sentido, se ha observado que el uso de anticuerpos biespecíficos, anti-CD3 y anti-CD20, obtuvo una tasa de respuesta de hasta un 60% de los pacientes cuando se administra este fármaco en primera línea para tratar el síndrome de Richter. Es decir, observamos avances muy interesantes en ese campo.

Con los datos del estudio Resonate-2 se confirma la seguridad de ibrutinib en los pacientes que continúan el fármaco porque no hemos apreciado nuevos efectos secundarios

En uno de los estudios presentados, Resonate-2, se abordan los resultados ya a 10 años del primer inhibidor de BTK. ¿Cómo ha cambiado el abordaje de los pacientes en esta última década?
El abordaje ha cambiado significativamente ya que ahora contamos con tratamientos dirigidos. Es muy importante hacer estos estudios de seguimiento a largo plazo para confirmar la seguridad de los fármacos cuando estamos administrando un inhibidor de BTK de manera continuada. Podría existir algún efecto adverso que no pudiéramos ver al principio, pero que puede aparecer posteriormente. Así, con los datos del Resonate-2 se confirma la seguridad de ibrutinib en los pacientes que continúan el fármaco porque no hemos apreciado nuevos efectos secundarios.

¿Qué papel ha tenido la hematología española en estos avances?
El Grupo Español de Leucemia Linfocítica Crónica (Gellc) está trabajando de manera continua en diferentes estudios y ensayos clínicos. España es un lugar de referencia desde el punto de vista de ensayos clínicos a nivel internacional por el buen hacer que tienen los hematólogos en nuestro país y lo bien que se desarrollan los ensayos clínicos. La hematología española ha sido muy importante en la participación de todos estos ensayos con nuevas moléculas que van apareciendo, ya que nuestra participación es muy bien valorada.

“España es un lugar de referencia desde el punto de vista de ensayos clínicos a nivel internacional”

En el caso del estudio Captivate, también presentado en EHA, seguimos conociendo resultados de una combinación oral de duración fija. ¿Qué importancia tienen estos resultados en la calidad de vida del paciente? ¿Qué supone para muchos de los pacientes poder prescindir de la quimioterapia?
La quimioterapia ha desaparecido y lo importante es poder prescindir fundamentalmente de continuar un tratamiento. Todavía se sigue pensando que tratamos la leucemia linfática crónica con quimioterapia y realmente no son fármacos quimioterápicos como tal, por lo que es importante que se reconozca.

A su vez, esto afecta a la calidad de vida del paciente por diferentes factores. Al poder discontinuar el tratamiento, tener un principio y un fin en una terapia, esto puede verse como poder llegar a una meta. En pacientes más jóvenes influye también el hecho de no estar sujeto a acordarse todos los días de tomar una medicación, ya que en ciertos momentos puede ser complicado. Además, disminuye la probabilidad de desarrollo de efectos adversos al discontinuarlo.

Tener tratamientos de duración finita permite que las células de la enfermedad se controlen muy bien y que se vuelvan a utilizar esquemas similares, u otro tipo de terapias, en el rescate si el paciente recae de su enfermedad. Es decir, nos permite abrir el abanico de opciones terapéuticas cuando estamos utilizando un tratamiento de duración finita porque las células no se acostumbran a esos tratamientos de manera continuada. Al pararlo, un tiempo después vuelven a ser sensibles a la terapia a la que habían respondido inicialmente.

“Aproximadamente el 80% de los pacientes con LLC se diagnostican de una forma asintomática”

¿Cómo podrían estos hallazgos influir en el manejo y las expectativas de los pacientes recién diagnosticados con LLC?
Es importante tener en cuenta el hecho de que aproximadamente el 80% de los pacientes se diagnostican de una forma asintomática. En esa primera consulta y en las consultas siguientes debemos definir cómo es esta enfermedad, ya que no es como otras leucemias. El paciente puede pensar en la quimioterapia, en los trasplantes… Cuando es una leucemia totalmente diferente y, de hecho, el 40%-50% de los pacientes no van a necesitar nunca ningún tipo de tratamiento.

Los cambios son continuos y lo que hoy tenemos puede ser diferente en un año. Se está investigando mucho, están apareciendo nuevas moléculas, nuevos esquemas de tratamiento y todos estos ensayos clínicos que tenemos y que van a venir nos permitirán perfilar mucho mejor los tratamientos para los pacientes con LLC si necesitan tratarse y ofrecer  la menor toxicidad posible.

Existen estudios con ibrutinib que muestran una tasa de supervivencia en pacientes mayores de 65 años similar a la de otros pacientes de su misma edad sin la enfermedad

Mi mensaje a los pacientes es positivo, puesto que es un campo en el que se está investigando mucho y en el que las terapias están avanzando rápidamente. Buscamos que la enfermedad no sea un problema, que puedan convivir con ella e incluso, si es posible, poder curarla algún día.

¿Qué impacto podrían tener estos avances en la calidad de vida y las expectativas de supervivencia de los pacientes con LLC?
Este tipo de terapias, sobre todo ahora que podemos combinar medicación y que es solo oral, puede permitir al paciente reducir visitas al hospital. Así, mejora su calidad de vida y la de los familiares, al no tener que estar tan pendientes de visitas médicas.

Por otra parte, existen estudios con ibrutinib que muestran una tasa de supervivencia en pacientes mayores de 65 años similar a la de otros pacientes de su misma edad sin la enfermedad. Por lo que podemos conseguir eliminar ese efecto deletéreo que podría tener la enfermedad con este tipo de tratamientos.

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